La guía de colores establece tonos beis y blancos para las fachadas de las casas
GALICIA
En las villas marineras, la Xunta recomienda tonos verdes, marrones y azules
24 oct 2017 . Actualizado a las 10:34 h.El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, y la conselleira de Medio Ambiente, Beatriz Mato, presentaron ayer en Redes (Ares) la Guía de cores e materiais con la que la Administración gallega, en colaboración con el Colegio de Arquitectos de Galicia (COAG), pretende dar un paso más en la eliminación del feísmo en las construcciones de la comunidad autónoma. Se trata de un manual que se pondrá a disposición de todos los concellos gallegos para que orienten a los propietarios de edificios sobre los colores más adecuados para lograr un paisaje armonioso y coherente.
La guía es el resultado del trabajo de todo un año de miembros del COAG y de 34 técnicos de diferentes ramas que analizaron más de 3.800 edificaciones de todo tipo en núcleos rurales, urbanos, periurbanos y polígonos industriales de Galicia.
El resultado es una paleta de colores para cada una de las doce grandes áreas paisajísticas en que se ha dividido Galicia, con el denominador común de tonos muy suaves, en los que predominan el blanco y distintas tonalidades de beis, pero que, en función de cada área, pueden llegar al gris o al tostado.
Los verdes, marrones, amarillos y azules, pero también en tonos suaves, se reservan para las variantes marineras, así como para las ventanas y puertas de la mayoría de las edificaciones. En el caso de los polígonos industriales, las propuestas pasan por tonos de gris y beis.
Las doce áreas fijadas son: sierras occidentales; planicies y fosas luguesas; planicies, fosas y sierras ourensanas; riberas en los cañones del Miño y del Sil; costa sur-O Baixo Miño; Galicia central; Rías Baixas; planicies y fosas occidentales; golfo ártabro; Galicia septentrional y A Mariña-bajo Eo. Cada una de ellas tiene una tipología de vivienda y un paisaje diferente, y el objetivo es aunar ambos. La guía establece límites máximos de luminosidad y saturación para todos los colores, a fin de garantizar la armonía del conjunto.
Asumir las recomendaciones
El presidente gallego señaló que se trata de «unha guía de man contra o feísmo para garantir unha diversidade harmoniosa no patrimonio arquitectónico galego», y añadió que, para que sea útil, la sociedad gallega deberá asumir sus recomendaciones como propias.
Feijoo explicó que en cada una de las doce áreas se distinguen cuatro tipos de edificaciones, cada una de ellas con sus recomendaciones concretas. Así, en primer lugar citó la arquitectura tradicional, para la que se recomienda la piedra de la zona en la que está ubicada y la carpintería de madera; la arquitectura reciente, que engloba los edificios desde los sesenta, para los que se ofrece libertad de materiales y colores mates; las construcciones aisladas y los edificios industriales.
El presidente del COAG, Antonio Maroño, calificó el del viernes como «un día luminoso e de ledicia», porque supone el final de un trabajo que se plasma en un documento «moi necesario para a xente». Destacó que el objetivo específico de la guía es establecer las pautas de composición para construcciones y edificaciones, a fin de favorecer una adecuada integración paisajística y con eso contribuir a una mayor calidad del paisaje gallego.
Los criterios expresados en la guía pretenden lograr un equilibrio entre la congruencia con la arquitectura tradicional y, por lo tanto, con el patrimonio cultural, y el objetivo de conseguir un nivel alto de «calidad escénica».
Por su parte, Beatriz Mato destacó la obligación de todos de cuidar el paisaje «desta Galicia verde e azul, que é motivo de orgullo», y señaló que esta nueva herramienta permite armonizar las construcciones con el paisaje.
En la memoria de la Guía de cores e materiais se recogen algunas curiosidades. Es el caso del núcleo de Cariño, sobre el que se apunta «unha linguaxe cromática especial, que ben puidera ser o reflexo da reivindicación dunha identidade, consecuencia das aspiracións locais históricas para ser concello, conseguidas no ano 1988».
La guía pretende orientar, no es de obligado cumplimiento
La guía de colores presentada ayer no es de obligado cumplimiento, sino que se trata de una herramienta con una serie de recomendaciones que se espera que sean seguidas por los propietarios de las construcciones, por el bien del paisaje gallego.
El documento será entregado en todos los concellos de la comunidad autónoma, con la pretensión de que los técnicos municipales asuman la tarea de trasladar a los interesados las posibilidades que existen en cada zona concreta, explicándoles las razones de los materiales y los colores recomendados.
Influencia en los PXOM
Los responsables del trabajo destacaron, asimismo, el resultado positivo que esta guía puede tener en los planes de ordenación municipal, además de reseñar que su aplicación favorecerá el interés general, tanto de los núcleos urbanos como de las áreas rurales e incluso de los polígonos industriales al adaptarlos al entorno en el que están ubicados.
«En caso de dúbida, pinte a súa casa de branco», aconseja el presidente Feijoo
Feijoo insistió en la necesidad de utilizar colores mates para las construcciones, y puntualizó: «En caso de dúbida, pinte a súa casa de branco». Hizo hincapié en la necesidad de dejar un mundo mejor a las siguientes generaciones y añadió que seguir las recomendaciones de la nueva guía tiene la ventaja, en el caso de los propietarios, de que los edificios aumentarán su valor.
El presidente gallego destacó el esfuerzo de la Xunta para mejorar el paisaje urbano de Galicia y, en esta línea, anunció que antes de que finalice el 2018 estarán aprobadas las directrices del paisaje. Según dijo, en la actualidad, Galicia tiene una mayor calidad urbanística que en el 2009 y anunció: «A mediados do 2018 teremos un plan básico autonómico e a finais do 2019 estarán aprobados os primeiros plans básicos municipais, que facilitarán a ordenación urbanística nos concellos de menos de 5.000 habitantes».
Feijoo indicó, asimismo, que el respeto al medio ambiente no tiene por qué ser un freno al crecimiento económico, sino que puede ser un catalizador que lo haga más sostenible.