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«No tengo dinero ni para bombillas», dice la víctima del incendio que llevó a dos personas al hospital
29 oct 2017 . Actualizado a las 11:16 h.Los vecinos del edificio número 1 de la calle Narón, en el ferrolano barrio de Recimil, tuvieron que abandonar sus casas de forma precipitada a las 6.30 horas de ayer a causa del incendio en una de las viviendas del bajo. El fuego calcinó una lavadora que estaba en el cuarto de baño, provocando una intensa humareda que dejó inservibles todos los útiles que había en el domicilio, además de propagarse al resto del inmueble.
La Policía Local de Ferrol fue la primera en llegar al lugar del suceso, y ante la gran cantidad de humo que había en el edificio, optó por proceder al desalojo, mientras los bomberos sofocaban el fuego. Dos personas fueron trasladadas en ambulancia al Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol, afectadas por la inhalación de humo. Se trata precisamente de la moradora de la vivienda en la que se produjo el incendio, Judith Fernández Franco, de 31 años, y de la hija de una amiga, de 16 años, que había pasado la noche en su casa.
Las dos fueron dadas de alta tras ser reconocidas y, al regresar a su domicilio, Judith se encontró con que sus escasas pertenencias se habían echado a perder. Mantas empapadas de agua cubriendo el suelo y paredes y muebles ennegrecidos conformaban un panorama desolador.
Según explicó la afectada, la casa ni siquiera es suya, ni está alquilada. Es propiedad del Concello de Ferrol. Entró a vivir en diciembre del año pasado sin autorización, pero Judith no se considera una okupa porque le entregó las llaves una conocida a la que, según indica, se la había dejado su marido en herencia. Dice estar en trámites de regularizar la concesión de la vivienda e indica que el Concello es conocedor de su caso, porque le ha concedido una bonificación en el recibo del agua. «Estoy lo más regularizada que puedo, pero no tengo otro lugar en el que vivir. Antes estaba en casa de mi madre, pero ella también tiene sus cargas», apuntó.
La vivienda dispone de suministro eléctrico, pero no en todas las estancias. «No tengo dinero ni para comprar bombillas, porque lo poco que consigo lo necesito para comer». Y ese fue el problema que desencadenó el incendio de ayer. Según explicó Judith, solo tiene luz en una estancia de la casa y en el cuarto de baño utiliza una vela para alumbrarse. El viernes por la noche, la hija de su amiga se había duchado y dejó la vela encendida. «Yo cometí el error de no comprobarlo, porque cuando volví a casa la niña estaba en el salón y di por hecho que la había apagado», se lamentaba ayer, al tiempo que daba «gracias a Dios» por estar todos vivos.
Judith dijo haberse despertado porque oyó ruidos y al abrir los ojos ya comprobó que la vivienda estaba llena de humo. «No sabía de dónde venía y lo primero que hice fue sacar a la niña y después a mi perro, y cuando volví a entrar para coger el agua del cubo de la fregona el humo ya me saturó», comentaba tras salir del hospital.
Este suceso vino a sumarse a una situación que ya era de total precariedad. Judith, que trabajó de camarera y cuidando a personas mayores, en la actualidad está sin trabajo y asegura subsistir con lo que le dan en el reparto de alimentos y lo que encuentra en la basura. En marzo solicitó la risga, pero no tuvo respuesta. También pidió un trabajo en el concello, pero cree que dan preferencia a los que perciben la renta de integración.