Todavía hace falta mucha más lluvia

Susana Acosta
Susana Acosta REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

XOAN CARLOS GIL

Las precipitaciones siguen siendo insuficientes para salir de la sequía, pero evitarán que el caudal siga bajando

08 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia se encuentra en una situación límite. Los embalses de abastecimiento están al 40 % y los niveles continúan bajando. Los ríos llevan un 82 % menos de agua de la que deberían y en algunas ciudades ya hay fecha para quedarse sin abastecimiento. Si no llueve lo suficiente, lo siguiente será aplicar restricciones en consumos prioritarios. Es decir, en hogares. En la Xunta ya se están planteando activar el estado de emergencia por sequía. Por eso, estas precipitaciones son tan bien recibidas, porque permitirán al menos no ir a peor. Y eso ya es mucho en las actuales circunstancias. Los cerca de 50 litros por metro cuadrado que se esperan en 48 horas darán un empujón cuando más se necesita, aunque todavía estamos lejos de salir de la alerta por sequía.

¿Cuánto tiene que llover para alcanzar valores normales para esta época?

Tienen que caer cerca de 600 litros por metro cuadrado en tres meses. No debe llover de manera torrencial, ni se debe registrar este valor en un solo mes. Al menos, en 90 días. Se trata de una carrera de fondo en la que tiene que caer agua de manera constante y continuada. La lluvia media acumulada en un mes de noviembre son cerca de 180 litros; lo ideal sería que se registrasen precipitaciones por encima de ese valor, en torno a los 200 litros por metro cuadrado al mes. Para hacernos una idea de la escasa precipitación registrada hasta el momento, Galicia necesita en los próximos tres meses toda la precipitación que cayó en once.

¿Estas lluvias permitirán alimentar los caudales o solo evitarán que se vacíen más los ríos?

Solo evitará que la situación vaya a peor y pueden empapar algo el suelo, pero tiene que seguir lloviendo mucho más. Este es el primer paso para poder recargar los ríos. Cobo explica que una vez que el terreno llegue a su máxima capacidad de carga es cuando se empiezan a llenar los ríos: «Pero esta lluvia no sirve para nada si dentro de una semana deja de llover otra vez», apunta, porque la vegetación devuelve a la atmósfera una parte del agua que cae y si no llueve en varios días, el suelo se vuelve a secar. De ahí la importancia de que caiga agua de manera constante y continuada.

¿Qué efectos tendrían las lluvias torrenciales?

Tal y como explica Fernando Cobo, profesor de la Universidade de Santiago (USC) y director de la Estación de Hidrobioloxía Encoro do Con, en Vilagarcía, la lluvia torrencial puede llegar a tener un efecto positivo al contribuir a la limpieza de los cauces, pero son muchas más las consecuencias negativas. Sobre todo, en las zonas donde se han producido incendios, al arrastrar la ceniza y la capa superficial del suelo: «Las cenizas están cargadas de fósforo, y una vez que el agua llegue a los embalses, el fósforo va a producir una especie de contaminación. Se denomina eutrofización», explica Cobo.

¿Es mucho 50 litros por metro cuadrado en 48 horas?

Esa es la cantidad que se espera que se acumule entre el domingo y el lunes. Está bastante bien para comenzar a solucionar los problemas: «Ayuda, contribuye, pero no va a llegar», explica Fernando Cobo.

¿Qué tiene que pasar para que se recarguen los pozos y acuíferos?

Tiene que seguir lloviendo. La recarga de los pozos es la última fase y cuando se haya completado con éxito, Galicia saldrá de la alerta por sequía. El director de la Estación de Hidroloxía de la USC explica que hay tres niveles de circulación del agua: «Uno superficial, que es el de las lluvias torrenciales. Solo va por la superficie y arrastra la ceniza y el suelo. Si llueve de una manera continua, el agua penetra en el terreno y aparece la circulación por debajo de la superficie, que es la que alimenta rápidamente los ríos. Y luego hay una circulación profunda que penetra por las grietas de las rocas graníticas y es la que va a alimentar el caudal base de los ríos y los pozos». El problema de esta sequía es que las capas que se alimentan de la circulación subterránea están secas y son las que tardan más en recuperarse.