Este guardia civil, que también dirigió la investigación del caso Asunta, ha sido el enlace con los padres de la joven
22 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Arturo Marcos Sánchez es el guardia civil que mejor conoce a Diana López-Pinel y a Juan Carlos Quer, padres de Diana, la joven madrileña cuyo cadáver apareció en un pozo la madrugada de Nochevieja. Durante los casi 500 días de búsqueda de la chica, este comandante ha sido el enlace permanente de la Guardia Civil con la familia de Diana, con la que ha hablado casi todos los días desde que la chica desapareció la madrugada de aquel 22 de agosto del 2016.
Por la mañana, por la tarde, incluso durante muchas madrugadas en las que la madre se venía abajo ante la falta de resultados, él siempre contestaba al otro lado de la línea. «No me cansaré de agradecer su trabajo», decía sobre él el padre de Diana, Juan Carlos Quer, en una entrevista publicada el sábado por este diario. A cualquier hora estaba abierto para los padres de la chica el teléfono del comandante Arturo, como conocen en la Comandancia de A Coruña a este palentino de 36 años que está considerado como uno de los mejores investigadores de la Guardia Civil. De hecho, él era el capitán jefe de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial (UOPJ) de A Coruña, que resolvió con éxito el caso Asunta, la niña de Santiago asesinada en el 2013 por sus padres, Alfonso Basterra y Rosario Porto, que cumplen condena en prisión.
Marcos Sánchez estuvo cerca de un año al frente del caso Diana y bajo su mando se hicieron desde A Coruña las primeras diligencias policiales: entrevistas a los testigos que la vieron con vida la madrugada que desapareció, los últimos movimientos de su teléfono móvil (entre ellos el mensaje de «morena, ven aquí») y la recuperación de imágenes de las cámaras de tráfico, que al final han sido decisivas para identificar el coche del Chicle. Después pasó a ser el nexo de unión entre la familia y los investigadores, una labor compleja que le llevó a vivir el caso de manera especial. Él estaba convencido de que la Guardia Civil iba a encontrar a Diana, y transmitió esa confianza a los padres. Sabe que ha podido cumplir esa promesa, «pero no de la forma en la que hubiéramos querido». Esa confianza permitió avanzar en las pesquisas en los momentos más delicados de la búsqueda de Diana y, al mismo tiempo, evitar flecos en los testimonios de familiares y amigos. La labor de este guardia civil fue destacada públicamente hace unos días por sus jefes inmediatos en la operación, los coroneles Manuel Sánchez Corbí, de la UCO, y Francisco Javier Jambrina, máximo responsable de la Comandancia de A Coruña.
El caso Diana entró de lleno en las vidas de todos los guardias civiles que buscaron durante un año y medio a la joven madrileña. No lo olvidarán nunca. Mucho menos el comandante Arturo Marcos. Él fue quien llamó a los padres el pasado 29 de diciembre para contarles que habían detenido a dos personas relacionadas con el caso. Solo dos días después, la madrugada de Nochevieja, tuvo que pasar el difícil trago de comunicarles que habían encontrado el cuerpo sin vida de una joven. Le costó decirles que era el cuerpo de su hija Diana.