Graves trastornos de conducta, problemas psiquiátricos o adicciones, pero no son las únicas razones
12 jul 2018 . Actualizado a las 00:06 h.Si tuviésemos que hacer un retrato robot del menor delincuente nos encontraríamos con un perfil en el que intervienen muchos factores, pero con un contexto común: «Casi siempre nos enfrentamos al mismo escenario -relata el Fiscal de Menores de Ourense, José Manuel Ucha-, un joven con un comportamiento antisocial». Qué le lleva a actuar así es la otra gran pregunta: «A veces por un grave trastorno de conducta que redunda en una actitud negativa y desafiante que no atiende a normas en el ámbito doméstico. Tratan de imponer sus reglas en casa» Otras veces hay que buscar el origen de esa violencia en problemas psiquiátricos o adicciones «especialmente, y en el caso de nuestra comunidad, hachís y marihuana consumidos de forma habitual», aclara Ucha. El fracaso escolar unido al absentismo puede ser también un actor detonante, o «matrimonios en crisis que usan a sus hijos como arma arrojadiza del uno contra el otro».
Si bien el Fiscal de Menores de Ourense advierte de que «no podemos hablar de una delincuencia juvenil encuadrada en un sector poblacional específico, sí es verdad que es más fácil la reinserción de chavales que proceden de familias estructuradas».
Aunque el delito estrella cometido por menores en la comunidad gallega sigue siendo el ejercido contra el patrimonio, cada vez adquiere mayor protagonismo la violencia ejercida contra los propios padres (que a pesar de todo ha descendido un 16,5% respecto al 2015) o las agresiones sexuales. En este último caso, la Memoria de la Fiscalía de Galicia recoge 34 delitos en 2016, frente a los 18 del año anterior, un aumento del 88%. A pesar de que estas estadísticas puedan llamar la atención, el Fiscal de Menores de Ourense, José Manuel Ucha, huye de alarmismos: «Los números avalan la eficacia de las medidas judiciales. Podemos y debemos ser optimistas. La jurisdicción de menores en Galicia dispone de una ventaja, que es contar con profesionales muy vocacionales». Reconoce que hay fallos y errores, pero también que «la probabilidad de mejora va ligada estrechamente a una mayor dotación presupuestaria».