La Xunta clama por la equidad y advierte que Galicia no pagará las deudas de otros

Juan María Capeáns Garrido
Juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

MIGUEL VILLAR

Considera que aplicar quitas a las comunidades incentivará el incumplimiento con el sistema

03 feb 2018 . Actualizado a las 13:25 h.

El presidente de la Xunta se ha puesto el casco y se ha enfundado los guantes de seda para librar una férrea y singular batalla en la que Galicia se juega miles de millones en recursos para los próximos años. Pero Alberto Núñez Feijoo pone a prueba la solidez de su discurso político y económico desde el 2009, basado en la contención cuando la vaca no dio más de sí, y siempre de la mano del rigor y el equilibrio en los balances presupuestarios. Otras comunidades optaron por patear los límites y ahora se sientan a la mesa de negociación de un nuevo marco de financiación autonómica con la premisa de que el Estado reabsorba sus números rojos, poniendo como disculpa que ese agujero económico lo propiciaron unas aportaciones muy por debajo de lo que les correspondía.

El problema, ya de por sí farragoso y enmarañado por la combinación de intereses territoriales y partidarios, adquiere la categoría de inverosímil cuando es el árbitro de la contienda el ministro de Hacienda, el que en la misma semana es capaz de dar alas a los intereses de las comunidades más endeudadas, para corregirse horas más tarde apelando a una fórmula todavía por inventar que evite los «agravios» con los gobiernos cumplidores.

Los gallegos tendrían que asumir parte de la deuda condonada a otras autonomías La Xunta no va a esperar por esa ecuación mágica para mostrar su disconformidad con el departamento de Cristóbal Montoro, y aunque aplica el condicional a todas sus valoraciones -la quita no está confirmada- advierte que la simple hipótesis es un «mal planteamiento» que ya ha resultado «dañino» para el sistema. En San Caetano esgrimen que Galicia hizo un esfuerzo por controlar el déficit mientras otros se seguían desmadrando, lo que le permitió no acudir al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), las partidas reservadas a las comunidades que no podían nutrirse en los mercados financieros. Sin embargo, señalan desde San Caetano: «Mantuvimos una posición de lealtad» con el Estado para que pusiesen en marcha los mecanismos necesarios para ayudar a los gobiernos que lo necesitasen.

Deuda de todos los españoles

En este punto, el Ejecutivo liderado por Feijoo cree conveniente «aclarar» que una teórica condonación de la deuda «no supondría la eliminación de la misma, sino un traspaso de esa deuda al Estado». Esto es, como ya ha explicado el presidente Feijoo en diversos foros, Hacienda estaría repartiendo con todos los españoles de forma alícuota la deuda de catalanes, valencianos o andaluces. Y en consecuencia, los gallegos también pagarían la factura tras casi una década de «responsabilidad» financiera.

Pero el problema, defienden en la Xunta, no sería exclusivo de Galicia o de alguna otra comunidad agraviada. De aplicar este criterio, Rajoy estaría poniendo en riesgo la reputación de la economía española, al incentivar el incumplimiento de los objetivos que el Estado le ha asignado a cada comunidad.

Sin quita o con ella, una opción la segunda que el vicepresidente Rueda calificó de «intolerable» esta misma semana, la deuda de las comunidades está ahí y los equipos económicos de la Administración gallega asumen que habrá que realizar algún planteamiento que esté radicalmente sustentado en el principio de «equidad», con independencia del volumen de deuda que hayan acumulado en los años más duros de la crisis, pero también en los últimos ejercicios de crecimiento económico.

El antagonista de Feijoo

Y si Feijoo se ha convertido en el gran defensor de las comunidades «cumplidoras», al otro lado, de forma figurada o real, se ha situado como antagonista el presidente valenciano, Ximo Puig, al que le toca poner luz en un agujero negro del que solo se le pueden achacar los últimos tres años en el poder. La agenda política llevó ayer a Mariano Rajoy a un acto en el aeropuerto de Elche-Alicante en el que el presidente del Gobierno compartió espacio y reflexiones con Puig, que a lo largo de la semana lanzó varios ataques a Feijoo. El dirigente socialista aseguró que su homólogo en la Xunta le estaba haciendo el «trabajo sucio» a Montoro, y calificó de «burla» unas declaraciones que este hizo en Madrid sobre la deuda de la comunidad mediterránea. Puig desoyó las matizaciones del jueves de Montoro, apelando a la equidad que demanda la Xunta, y se quedó con sus declaraciones del miércoles, en las que abría la puerta a una quita de la deuda. Pero él prefirió referirse en exclusiva a unas palabras «positivas» desde el punto de vista de las instituciones «infrafinanciadas». Tras esta apreciación, Rajoy habló de nuevo para reivindicar «un acuerdo y entendimiento amplio» en torno a este asunto.

La cortesía -se trataba de un acto institucional- podría explicar la tibieza de Rajoy, que el presidente valenciano no encontró en la vicepresidenta Sáez de Santamaría, que tras el rifirrafe entre Feijoo y Puig se puso claramente del lado del gallego (y popular): «La Comunidad Valenciana es la que más fondos ha recibido por el ahorro de intereses de los mecanismos activados», dijo en referencia al FLA y al Plan de Pago a los Proveedores, dos herramientas para momentos «delicados» por las que sacó pecho.

El PPdeG, con los «expertos»

Por su parte, el PPdeG ha evitado pronunciarse sobre si las negociaciones para replantear la financiación están generando ya alguna fisura entre líderes populares, pero su secretario general sí ha reforzado la postura «clara» de Galicia en contra de la condonación de la deuda. Además, Miguel Tellado ha recordado que esta idea también la sostienen los expertos de las comunidades, con excepción de las ausentes Cataluña y País Vasco, que en el último año han negociado un documento para fijar posiciones conjuntas. El líder popular mostró su rechazo a una hipotética «penalización» por parte del Estado, y explicó que los ajustes llevados a cabo por la Xunta tienen una repercusión directa, poniendo como ejemplo este mismo ejercicio, en el que Galicia va ahorrarse 65 millones de euros en intereses de la deuda.

Abel Caballero: «El Gobierno castiga a los que estamos salvando las cuentas»

El alcalde de Vigo y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) se muestra especialmente crítico con la quita para las comunidades autónomas endeudadas. «El Gobierno premia el incumplimiento y castiga a los que estamos salvando las cuentas de España con nuestro superávit», señaló a La Voz ayer Abel Caballero. El máximo dirigente de la FEMP ya ha advertido al ministro Montoro sobre una posible movilización de alcaldes de toda España para mostrar su rechazo. «Los ayuntamientos cumplimos los tres criterios desde hace cinco años; muchas comunidades autónomas incumplieron estos mismos criterios en este mismo período», apunta en relación con los objetivos de deuda, déficit y techo de gasto marcados en la ley de estabilidad presupuestaria.

Caballero tiene claro que los ayuntamientos están infrafinanciados y con escasez de recursos por culpa de un sistema obsoleto. Las administraciones locales que tienen superávit están pendientes de la autorización de Hacienda para poder utilizarlo. Se calcula que son unos 5.000 millones de euros. «Queremos utilizar ese dinero en favor de nuestros ciudadanos, no queremos que lo usen otras instituciones para cubrir sus dificultades e ineficiencias», dice el alcalde vigués.

También la Fegamp (Federación Galega de Municipios e Provincias) se opone «radicalmente» a que «se prime a mala xestión das administracións». El presidente del organismo, Alfredo García, avanza que apoyarán «calquera mobilización que se faga desde a FEMP».