Galicia, Aragón, Asturias y Castilla y León crean un frente de 7,5 millones de vecinos
20 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.A grandes problemas, grandes alianzas. Galicia, Asturias, Aragón y Castilla y León han alcanzado un acuerdo para alzar una sola voz ante dos asuntos de calado que deben abordarse a medio y largo plazo, respectivamente: el modelo de financiación autonómica y la crisis demográfica. La estrategia de la unidad ha pasado de nuevo por encima de las siglas en León, donde cuatro presidentes, dos populares y dos socialistas, han hecho un ejercicio sumatorio para posicionarse ante los dos mayores desafíos a los que se enfrentan las comunidades autónomas, Cataluña aparte. Entre los cuatro territorios representados ocupan un 36 % de la superficie de España y suman 7,5 millones de habitantes, lo que convierte a esta entente en el polo con más peso por tamaño y población, solo por detrás de Andalucía.
Las posturas institucionales y las opiniones eran conocidas, así que la sintonía de los líderes se convirtió en un mensaje en sí mismo: Alberto Núñez Feijoo (Galicia, PP), Javier Fernández (Asturias, PSOE), Juan Vicente Herrera (Castilla y León, PP) y Francisco Javier Lambán (Aragón, PSOE) acoplaron sus estilos e ideologías al servicio de dos ideas relacionadas: primero, una llamada de atención al Gobierno central para que se pronuncie y actúe de forma urgente ante la crisis demográfica, un asunto que estas mismas cuatro comunidades enarbolaron en el 2013 y que han conseguido introducir en la agenda política española, sin que, de momento, se haya pasado a la acción en clave estatal. Y, segundo, afrontar un nuevo modelo de financiación autonómica que incluya precisamente variables como la despoblación, el envejecimiento, la dispersión o la orografía.
Sin tener en cuenta la deuda
Los discursos de los cuatro presidentes serían perfectamente intercambiables, aunque el del jefe del Ejecutivo gallego sería el más fácil de identificar porque incluyó su conocida reflexión sobre la injusticia que supondría una quita de las deudas autonómicas para las comunidades «cumplidoras». Su argumento lo redondeó el anfitrión, Herrera, quien dejó claro que en España no ha habido problemas de infrafinanciación, sino de buena o mala gestión, por lo que recomendó que la deuda no se tome como base para el próximo reparto de recursos, que en cualquier caso deberían aumentar.
El modelo que viene, según los cuatro presidentes, tendrá que responder al coste real de los servicios por habitante, tener en cuenta más tramos de edad a partir de los 65 años -los gastos se disparan a partir de los 85- e incluir recursos para avanzar en la dependencia, legislada sin respaldo económico. Sin un solo gesto de desaprobación por parte de los socialistas, Herrera también marcó la postura del grupo sobre la posibilidad de que la quita sea proporcionada, como ya ha propuesto Feijoo. «Estamos dispuestos a contemplarlo si la reducción es equitativa».
Feijoo defiende una España «descentralizada pero pactista» y Fernández carga contra los nacionalistas
El presidente Feijoo hizo un alto en Astorga para tomar en el bar Pasaje un café y una rosquilla camino de la ciudad en la que estudió durante tres cursos, en el colegio de los maristas. En León aprendió «a no temer al frío, a estudiar los fines de semana y a jugar al balonmano». Como esto último no se le dio bien, se dedicó a la política, en la que le va mejor a tenor del peso institucional que le otorgaron sus colegas. Feijoo cerró la rueda de prensa posterior al encuentro, al que acudió acompañado por el vicepresidente Rueda, y fue el encargado de darle sentido a una alianza «útil» más allá de sus contenidos. Para el jefe del Ejecutivo gallego, los acuerdos alcanzados trascienden a las cuatro comunidades «y benefician al conjunto de España, un país con vocación pactista y con un Estado descentralizado». Cree Feijoo que citas como la de ayer ayudan a recuperar la confianza en las Administraciones autonómicas, que algunos han identificado como un «problema» aprovechando la crisis de confianza ciudadana. Y habló por los cuatro presidentes presentes al sostener que han gobernado con «eficacia y sensatez», por lo que llamó a no generalizar los problemas «de unos pocos».
Fue más concreto el asturiano Fernández tras explicar los otros modelos que podrían oponerse al de la alianza a cuatro. Todos, dijo, se pueden estudiar e integrar, pero antes de rematar su reflexión citó el legado «de los nacionalistas», y en concreto de la Generalitat de Cataluña, que ha sido partícipe en el diseño de las últimas reformas «y al final ninguna les sirvió» porque tienen un concepto de solidaridad diferente. Herrera también recordó el carácter «determinante» de Cataluña en las anteriores negociaciones, y esta comunidad también le sirvió a Lambán para señalar el camino que soluciona los problemas, que es el del «sentido de Estado», justo lo que faltó en el desafío soberanista.
Piden acuerdos antes del período electoral y una estrategia contra la brecha digital
En la «cumbre del frío», como la bautizó metafóricamente el presidente asturiano, hubo muchas generalidades y algunas cuestiones concretas que se van a trasladar sin demora al Gobierno central. Las cuatro comunidades quieren conocer cuanto antes las propuestas estatales contra el también llamado invierno demográfico, porque sospechan que el debate puede diluirse en los próximos meses ante la cercanía de un calendario electoral marcado, de momento, por las municipales del 2019. Y también se han fijado un objetivo muy definido: conseguir que en el 2020 todos los habitantes del norte de España tengan acceso a al menos 30 megas de banda ancha y que en la mitad de los hogares haya más de cien. Explicado de otra forma, la conexión a Internet tiene que convertirse en un elemento clave para vivir en el rural, «como en su día lo fueron el agua o la luz», dijo Feijoo.
Acuerdo energético
En la cumbre hubo un tercer asunto de debate que Galicia no refrendó. Las otras tres comunidades firmaron en León una declaración conjunta conminando al Gobierno a alcanzar un pacto de Estado por la energía. Asturias, Aragón y Castilla y León, que cuentan con minas de carbón, han solicitado una «transición energética ordenada» para dar mayor presencia a las energías renovables, pero teniendo en cuenta el impacto que tendrá en las comarcas del norte peninsular el cierre de explotaciones, que están gestionando sin control las propias empresas. «Sería deseable mantenerlas operativas al menos hasta el 2030», advirtieron los presidentes, que también reclaman un protocolo que dé preferencia a las centrales con carbón autóctono, que han sido determinantes en períodos de sequía y en la contención de la factura eléctrica.
El presidente Feijoo explicó que Galicia no se ha sumado al pacto energético sellado por sus homólogos por las diferentes características del sector, pero aseguró: «Atendemos y entendemos sus razones». Las que los lleva a solicitar una transición a la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático que sea «menos traumática», como definió Juan Vicente Herrera la situación que se vive ahora en las comarcas mineras.
Feijoo: «Al cumplir hemos sido comunidades muy solidarias»
J. C.
El presidente gallego fue el último en intervenir en la rueda de prensa posterior al encuentro y empleó más tiempo que sus colegas, pero también fue más didáctico a la hora de asentar algunas ideas ya planteadas. Así, Feijoo incorporó un nuevo argumento a su conocida idea de que el Estado no debe castigar a las comunidades cumplidoras -incluyó en el club las cuatro presentes-, al interpretar que su actitud ante la gestión de los recursos fue «muy solidaria» con España, porque ninguna contribuyó al problema de deuda y déficit y las cuatro permitieron que otros Gobiernos con más dificultades se financiasen con más facilidad. Y por ello pidió «unas cuentas claras» que defiendan el Estado de bienestar, para lo que reclamó que se respalde el coste efectivo de los servicios teniendo en cuenta la edad de los ciudadanos, su lugar de residencia o la dispersión poblacional: «Lo mismo que haría un país que no estuviera descentralizado», resumió antes de insinuar que se trata de un planteamiento eminentemente «útil».
También fue el líder autonómico que más habló de la crisis demográfica, «que no inventamos nosotros y que no es un problema de cuatro presidentes, sino de toda España». Feijoo fue autocrítico al admitir que los países del sur de Europa abordan «con retraso» una situación que los nórdicos, puso por ejemplo, afrontaron hace veinte años. Y para obtener resultados ante un reto que calificó de «supervivencia», el gallego recetó políticas públicas que apliquen una discriminación positiva y continuada y que impulsen la creación de oportunidades. Una parte de la solución, dijo convencido, pasa por convertir el rural en un lugar apto para vivir con las últimas tecnologías.
Lambán: «Nuestro modelo es difícilmente rebatible»
El presidente aragonés fue el que se mostró más satisfecho por la entente a cuatro sellada en León. Francisco Javier Lambán destacó con entusiasmo las «afinidades» que los unen porque, entiende, están sostenidas por el «sentido común, el concepto de país y la solidaridad nacional». Y aseguró que «jamás» ha recibido crítica alguna de sus homólogos socialistas por defender un modelo «que se atiene a la Constitución, a los estatutos de autonomía y que es difícilmente rebatible». El socialista hizo otra referencia a la Carta Magna al afirmar que esta se deja de lado si el Estado del bienestar avanza en un país «de dos velocidades», y recordó que Aragón destina a la sanidad hasta un 14 % más de recursos que Madrid, Andalucía y otras comunidades mediterráneas. Por ello entiende que problemas como el de la financiación o el declive demográfico no se pueden abordar «de forma local», porque trascienden a todo el Estado, y por ello reclamó más intensidad en su debate, tanto en el Consejo de Política Fiscal como en la próxima Conferencia de Presidentes, foros en los que las comunidades deben ser vistas «como motores y no solo como engranajes».
«La memoria de muchos pueblos solo existe entre los nietos de emigrantes que ahora viven en Madrid o Barcelona», expresó Lambán haciendo una referencia literaria. Para el aragonés, la sostenibilidad económica y ambiental también tiene que ver con territorios equilibrados, «y eso exige vida en todos los rincones», reflexionó. En este punto, justificó que se mantenga viva la economía del carbón, porque de otra forma se generaría un «quebranto» en las comarcas del norte de España, que ya están acuciadas por la despoblación natural.
Fernández: «No reclamamos un subsidio, es un derecho»
El presidente asturiano, que llegó a la cumbre leonesa constipado, recuperó la voz a tiempo para pedirle al Gobierno «que se pronuncie ya» sobre el problema demográfico, que calificó como «de enorme magnitud» y sobre el que las cuatro comunidades ya alertaron en el 2013. Pero también quiso mandar un mensaje de sosiego en torno al debate de la financiación, «que siempre es controvertido en cualquier Estado descentralizado». Al socialista Javier Fernández le gustaría que las posturas de sus homólogos se debatieran «en el Senado y no en los medios», y pidió que todas se analicen de manera integrada: «Aunque ya adelantamos que no queremos un modelo que descanse en la capacidad recaudatoria de cada comunidad, porque la geografía y la riqueza están vinculadas en España». Un país que, a su juicio, avanzó cuando entendió que las transferencias económicas de unos ciudadanos a otros «no eran un regalo o un subsidio, sino un derecho por pertenecer al mismo espacio compartido. Eso es lo que vamos a defender». Por ello, para el asturiano es clave «determinar el coste de los servicios», que no es el mismo ni siquiera en igualdad de condiciones demográficas, «porque en una comunidad con una renta media de 32.000 euros no es tan asiduo el uso de los servicios públicos», puso como ejemplo en referencia a Madrid, donde la población «está más concentrada». Fernández defendió el respeto constitucional de la propuesta y exigió que se resuelva con un compromiso político fuerte y duradero.
Herrera: «Algunas comunidades que se lo hagan mirar»
El presidente de Castilla y León, que al igual que su homólogo asturiano habla desde hace tiempo con la perspectiva del que está en el tramo final de su carrera política, le puso el cascabel al gato. Para Juan Vicente Herrera, es necesario que el debate de la financiación se aborde sin tener en cuenta el resultado del actual modelo, o sea, que no se vincule la deuda acumulada y que esta no se tenga en cuenta en el nuevo cálculo, porque a su juicio no hay comunidades «ni infra ni sobrefinanciadas», sino que cualquier agujero económico está relacionado con la buena o mala gestión realizada. En una segunda intervención habló incluso con más claridad a este respecto: «Algunas comunidades que se lo hagan mirar», sostuvo sin desvelar nombres propios.
Herrera se felicitó por la idea final de Montoro de que no haya quita de deudas autonómicas -«Se cayó del caballo camino de Damasco», dijo- y sin entrar a fondo en la denominada reestructuración de la deuda sí reclamó dos resoluciones: «Garantizar a los ciudadanos el acceso a los mismos servicios cualquiera que sea su lugar, y que nadie tenga la sensación de que sale perdiendo». ¿Y cómo se alcanza ese objetivo? «Con más recursos por parte del Estado». El dirigente popular cree que es posible respetar los principios de lealtad y corresponsabilidad fiscal y al mismo tiempo dotar de más capacidades a las comunidades, integrando en la ecuación final aspectos como la Ley de Dependencia, que no se contabilizó en el modelo del 2009.