«Dentro dun mes volvo do Erasmus, e a bolsa non está»

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

A Sonia Pouso le denegaron la beca por el patrimonio; su presupuesto semanal: 10 euros
A Sonia Pouso le denegaron la beca por el patrimonio; su presupuesto semanal: 10 euros PACO RODRÍGUEZ

La resolución de la beca de la Xunta para irse fuera se suele producir en abril, poco antes de terminar el curso

07 may 2018 . Actualizado a las 00:39 h.

Vivir en París es toda una experiencia. Pero una experiencia nada barata. Así que Inés Rodríguez, estudiante de Farmacia, solicitó ayudas para su año de intercambio Erasmus en la Universidad París-Sur. Alguna de ellas todavía no la ha disfrutado. «Dentro dun mes volvo e a bolsa non está», cuenta desde Francia. La ayuda a la que se refiere es la complementaria que ofrece la Xunta a los universitarios que participan en el programa Erasmus y que ya son beneficiarios de la ayuda del programa Erasmus+, que gestiona el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación.

Lo cierto es que el caso de Inés no es nuevo. Para nada. La convocatoria de la beca se publicó el 2 de enero, casi al final del primer cuatrimestre. La Xunta está todavía en plazo de resolver y, de hecho, «acostuma resolverse por estas datas, e incluso despois». El año pasado la resolución estaba fechada el 14 de junio. Con el curso terminado. Había 970 estudiantes beneficiarios.

«Si, exacto, axúdanme meus pais», explica Inés Rodríguez. Sus horarios hacen imposible compatibilizar los estudios con un trabajo que le permita mantenerse en París mientras la burocracia camina lentamente. La ayuda del ministerio sí ha llegado. En dos tandas. La primera, a final de año; y la segunda parte, hace un mes. El retraso insoportable en el cobro de las becas no es exclusivo de España. Porque Inés Rodríguez también es beneficiaria de una ayuda del Gobierno francés que costea el 40 % del coste del alojamiento, que en su caso es de 320 euros mensuales. Esa ayuda llegó también hace apenas un mes.

«Dei por feito que chegaría un pouco antes», reconoce. Le han concedido, a la espera de la próxima publicación de los beneficiarios en el DOG -requisito imprescindible para cobrar- 195 euros al mes, la cuantía máxima. Los plazos están desacompasados hasta tal punto que, si siguiese su plan inicial, que era permanecer durante el primer cuatrimestre, habría solicitado la ayuda para su Erasmus prácticamente al mismo tiempo que regresaba de esa estancia.

Fincas y un solar, cero de beca

Inés Rodríguez es uno de esos casos que cobran tarde, pero cobran. La enorme lista de solicitantes de becas está salpicada de otros casos, como el de Sonia Pouso, en los que la ayuda no va a llegar. Natural de la comarca de Barbanza, estudia Filosofía en Compostela. El año pasado solicitó una beca. «Veume denegada polo patrimonio. Meus pais teñen unha serie de leiras, pero non están producindo. Son cinco leiras e un soar, onde non hai nada construído». Su madre es conservera, su padre ejerció de mecánico. Este año está en el paro. «No bacharelato déronma. Tampouco foi moito, 400 euros -explica-. Contaba coa bolsa, claro, para o piso e para todo».

Tras la denegación, se acercó al servicio de becas. Hace un par de años el decreto de ayudas cambió varias cosas. La primera, el artículo que castigaba a los estudiantes brillantes que se cambiaban de carrera. El segundo, el que penalizaba a los alumnos del rural porque tras la revisión catastral construcciones como establos, galpones o alpendres han terminado pagando el IBI y a la vez computaban para el cálculo del patrimonio, que se elevaba. Y esto producía denegaciones. «Dixéronme que no que me tocaba a min era así, que querían cambialo, pero que no ano no que a pedín era así», se lamenta ahora Sonia.

Así que hay que apretarse el cinturón e intentar ahorrar. ¿Cómo? «Vivindo con dez euros á semana», explica. Su familia se hacía cargo del pago del alojamiento, 120 euros. «E miña nai facía a compra onde vivo e logo levábaa, para xa non gastar eu en Santiago», dice. También se llevaba comida preparada. Y después, ese presupuesto de diez euros a la semana. «Ás veces, máis», porque hay que imprimir apuntes o comprar libros, aunque saca de la biblioteca todos los que puede. «Ningún baixa de dez euros».

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