Una madre, a su hija discapacitada: «Tienes que morir, estás de más en el mundo»
GALICIA
La hermana, residente en Alemania, participaba en el maltrato cuando volvía a Sarreaus
17 may 2018 . Actualizado a las 13:22 h.Una mujer discapacitada -que tenía la edad mental propia de un niño de 8 años- sufrió un maltrato físico y psíquico continuado por parte de su madre y de su hermana en el domicilio familiar de la localidad de Freade, en el municipio ourensano de Sarreaus. Así lo sentencia una resolución de una jueza de lo penal de Ourense, que condena a la madre y a la hermana de la víctima a una pena de un año y nueve meses de cárcel. Teresa Rúa, la madre, y Purificación Pazos, la hermana, desarrollaron hacia la víctima «un trato claramente vejatorio con la finalidad de menoscabar su integridad física y psíquica», recogen los hechos probados. No se pudieron visualizar lesiones, pero la resolución da por probado que la madre golpeaba a la hija en la cara y en los brazos y que en ocasiones la agredió con el palo de una escoba. Con el ánimo de lastimarla psicológicamente, la progenitora le decía frases como «tienes que morir, estás de más en el mundo». La hermana, que residía en Alemania pero pasaba temporadas en el domicilio paterno, se sumaba a los insultos y agresiones hacia la víctima, con empujones, gritos, humillaciones, tirones de pelo o golpes en los brazos, recoge la resolución de la magistrada.
La situación la dio a conocer una vecina de la agredida, que puso una denuncia. A raíz de esta, una trabajadora social del Concello de Sarreaus, hizo un informe en el que refería que había recibido una denuncia anónima que advertía de la situación de maltrato de la discapacitada. La trabajadora social acudió al domicilio, acompañada por la Guardia Civil, y recogió el testimonio de la afectada, que reconocía las agresiones que le habían infligido los miembros de su familia. La primera vecina aseguró que incluso presenció personalmente algún episodio de maltrato por parte de la madre y de trato degradante del resto de los miembros de la familia, con insultos como «subnormal». Dijo que la chica se quejaba de que tenía hambre. Y que el padre de la chica había participado en el maltrato, según esta testigo y según declaró la víctima, que, no obstante, matizó que era ocasional. En todo caso, el padre no fue procesado por estos hechos.
La sentencia recoge duros reproches hacia la instrucción del caso, pues no se tomaron en esa fase testimonios de otros vecinos a los que las denunciantes se refirieron como conocedores de la situación ni tampoco se recibió declaración de la denunciante por parte del instructor. Por ello los testimonios acusatorios se escucharon solo en el juicio oral. Los trató de echar abajo la defensa, diciendo que la vecina estaba movida por un ánimo de venganza por una denuncia de hace veinte años por abusos sexuales o que la trabajadora social les tenía manía. No creyó estas explicaciones la jueza, que tomó como creíble la declaración de la víctima, a pesar de sus limitaciones mentales, por ser persistente a lo largo del tiempo y porque, por esta particularidad psíquica, la posibilidad de que mienta queda descartada. La mujer relató de forma «clara y rotunda» las agresiones físicas, las vejaciones y los insultos que había sufrido por parte de su hermana y su madre. Recordó que le decían que era mejor que se muriese, que la ponían fuera de la casa, que la golpeaban y le tiraban del pelo. La víctima decía que quería a sus familiares y no quería llevarse mal con ellos, por lo que la juez no apreció resentimiento en su declaración. Dijo que el maltrato de la madre se incrementaba cuando estaba la hermana. El fallo condena a ambas a estar alejadas de la víctima cuatro años y la madre pierde la patria potestad durante este tiempo. La sentencia puede recurrirse ante la Audiencia Provincial.