
El ultimátum de la Xunta acelera las tareas de limpieza de fincas en toda Galicia
28 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Toni Mon vuelve por segunda vez a una finca en Ribasaltas (Monforte de Lemos) armado con su desbrozadora de mano. En la ocasión anterior entraron dos operarios de su empresa, Multiservicios Mon, y pudieron abrir un túnel que le permite a Toni atacar ahora otras zonas de esta pequeña parcela de menos de una hectárea pegada a la carretera de Lugo y con aspecto de jungla. Las zarzas están por encima de los dos metros y la desbrozadora va de arriba a abajo. Cada cinco minutos, este joven empresario tiene que cambiar el hilo de la desbrozadora. Está claro que allí no había entrado nadie en mucho tiempo.
«Más de dos años... por lo menos», reconoce José, uno de los propietarios, el que encargó el desbroce. ¿Y qué le llevó este año a contratar la limpieza? Dice que los cambios normativos de la Xunta no tienen la culpa: «El otro día pasé por la carretera y me fijé en cómo estaba. Me asusté un poco, la verdad».
A lo mejor la presión mediática que ha intentado ejercer el Ejecutivo autonómico sí ha tenido algo que ver: «Nós estamos a traballar catro veces máis que outros anos», reconoce Toni Mon, que está contratando esta primavera a más autónomos que nunca para desbrozar fincas por toda la provincia. No es un caso único. «Estamos trabajando a 12 y 13 horas al día», afirma José Manuel, titular de Aroforestal Vilariño, una empresa de servicios agrícolas en Carballo. En general, las empresas pequeñas están recibiendo muchos más encargos de los que tenían el año pasado para desbrozar fincas. Las grandes dicen que no tanto.
Gente mayor
La mayor parte de los encargos que reciben los empresarios corresponden al perfil de un propietario de edad, que no está ya en disposición de ponerse a desbrozar una finca que, probablemente, hace años que no ha recibido atención alguna. La amenaza de la Xunta de autorizar a los concellos a efectuar los desbroces que considere necesarios y repercutir los gastos al propietario, contemplando incluso la expropiación de la propiedad, ha calado en no pocos gallegos, que han preferido curarse en salud encargando el desbroce a profesionales: «La mayoría de los clientes que tenemos son dueños de fincas que llevan varios años sin que nadie entre a cuidarlas», explica José Manuel, el empresario de Carballo.
¿Cuanto cuesta desbrozar una parcela? Una empresa pequeña puede ofrecer precios que rondan los 15 euros por hora si el trabajo es manual. Si se acomete con un tractor, el precio asciende sustancialmente, hasta colocarse en el entorno de los 40 euros. La diferencia de precio es notable, pero también lo es la eficacia. En función del perfil de la finca, un tractor puede resolver en pocas horas lo que un grupo de operarios acometen en un día.
Competencia desleal
«O problema é a competencia», dice Toni Mon, en un descanso. «Hai moita xente que traballa pola súa conta, sen seguro e tirando os prezos». Es la mayor queja de las pequeñas empresas que están volcándose en estas tareas de desbroce: el intrusismo. Aseguran que cualquiera ofrece sus servicios por precios que a veces ni siquiera llegan a los ocho euros y que convienen mucho más a los propietarios que frecuentemente se encuentran con importantes superficies para limpiar.
«Ás veces tes que baixar un pouco os prezos se ves que o dono é un home maior, cunha pensión pequena», aclara Toni, mientras cambia el enésimo trozo de cuerda. «Aínda que a nós non nos perdoan o IVE nin os autónomos». A un lado de la finca va amontonando toda la biomasa que ha ido desbrozando. «Agora hai que pedir permiso para queimala, porque triturala é antirrendible». Limpiar la finca no es difícil, pero hacerlo bien requiere algo más que buena voluntad.
Esta primavera, además, las copiosas lluvias y los episodios de sol están provocando un crecimiento mayor de la maleza. No es extraño el caso de fincas desbrozadas que, en un plazo no superior a dos semanas, reclaman una nueva limpieza: «E a esa xente non lle podes cobrar o mesmo», concluye Toni Mon, recogiendo ya los bártulos para volver al día siguiente a rematar la faena. En la cartera le quedan varios encargos en esta primavera de mucho trabajo. La presión institucional ha estimulado la conciencia, pero, sin duda, todavía queda mucho por hacer.
Un alcalde: «No pienso denunciar a mis vecinos a un año de las elecciones»
La pavorosa jornada de octubre del año pasado dejó huella. La Xunta quiere evitar a toda costa que se repita y, entre otras medidas, decidió intensificar la presión sobre los propietarios para que tengan limpias sus fincas. A 50 metros de núcleos urbanos, rurales y urbanizables, debe estar todo desbrozado y en perfecto estado de revista. La norma existía; la novedad reside en que la Xunta modificó la legislación para que los ayuntamientos puedan ordenar la limpieza de los lugares que consideren especialmente peligrosos si el dueño se niega a hacerlo y le repercutan los gastos. Y si no paga, están autorizados a expropiar la finca. Sin embargo, lo que no ha variado es el descargo en los concellos de la política de policía. Y, probablemente, muchos alcaldes no van a estar por esa labor: «Nosotros hemos enviado un bando a todos los vecinos recordando sus obligaciones y atenderemos las denuncias que lleguen al concello, pero no me voy a poner ahora a denunciar a mis vecinos. Y menos a un año de las elecciones», explica un alcalde que prefiere mantenerse en el anonimato.
El aumento de atribuciones a los concellos no revertirá, presumiblemente, en una mayor presión sobre los propietarios, aunque la amenaza sí parece haber generado algún efecto entre los propietarios, algo más proclives al desbroce que en primaveras anteriores. El plazo finaliza el jueves. Será el momento en el que los concellos deberán iniciar las actuaciones para garantizar la correcta limpieza de las fincas frente a la temporada de incendios y cuando se verá si las modificaciones legislativas se ponen realmente en marcha.