El ejercitó magrebí interrumpió a la Armada española abordando el pesquero en el Atlántico
14 ene 2020 . Actualizado a las 17:53 h.El 12 de noviembre del 2016, a 100 millas de Dajla (Sáhara Occidental), el buque de la Armada Española Tornado estaba en posición de abordaje pasadas las 16.30 horas. Un pesquero marroquí con 2.575 kilos de cocaína era el objetivo final de la operación Moucho. La investigación comenzó en Vigo siete meses antes y permitió la identificación de una potente organización formada por narcotraficantes gallegos y marroquíes especializados en el transporte a Europa de coca producida en Colombia y exportada desde Venezuela. La intervención -ya en la fase final de la investigación en el océano Atlántico- de las frecuencias de radio marítimas permitió fijar las coordenadas del pesquero marroquí encargado de llegar a las rías Baixas para descargar el alijo.
Poco antes de las 17.00 horas, y tras esperar a que remitiese el mal tiempo para garantizar la seguridad de la acometida, el Tornado se disponía a abordar el pesquero cuando, por sorpresa, un buque militar de Marruecos apareció en escena para interrumpir el abordaje español situándose en «posición de custodia» del pesquero. En pocos segundos, el bote con el alijo viró hacia la costa de Marruecos mientras se alejaba custodiado por la fragata militar de su país. A pocos metros, los ocupantes del Tornado se quedaron sin reacción pacífica posible mientras veían alejarse las dos toneladas y media de cocaína.
La tripulación del buque español la formaban, además de militares, agentes de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) y del Grupo Especial de Operaciones (GEO), ambos de la Policía Nacional. Un testigo de los hechos lo recordaba esta semana: «Fue una situación frustrante. La actitud del buque militar marroquí fue un tanto avasalladora, incluso la posición que adoptó no fue la más amigable». Mientras, en Galicia, el Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) coordinaba con el Juzgado de Instrucción 4 de Vigo el golpe de gracia final a siete meses de trabajo de calle y oficina.
Viaje de urgencia
La respuesta española más inmediata pasó por enviar a Marruecos a un alto representante de la Policía Nacional para saber qué pasó con la droga y la tripulación del pesquero que la transportaba (una parte sin cuantificar se tiró al agua al detectar el Tornado), información que hasta ese momento seguía sin conocerse pese al paso de los días. La única respuesta del país vecino fue remitir un informe a la policía a modo de inventario de la sustancia requisada, poco más. Mientras, en el juzgado de Vigo, y pese a las peticiones planteadas en forma de comisión rogatoria, no se recibió información alguna durante la instrucción, lo que condicionó sobremanera el proceso, que se saldó con 18 detenidos.
Fuentes judiciales explican que en España se hicieron seis arrestos. Dos son arousanos y fueron detenidos en su comarca natal, los cuatro restantes (siguen en prisión provisional desde noviembre del 2016) son colombianos y entre ellos figura el considerado máximo responsable de su organización en España. Es decir, la persona presuntamente encargada de coordinarse con su cartel para exportar al viejo continente todos los alijos de coca posibles. Los otros doce arrestados, ya en Marruecos, formaban la tripulación del pesquero que llegó custodiado a la costa y que motivó allí una causa judicial de la que se tenía constancia pero apenas se supo nada hasta hace poco tiempo.
La información obtenida recientemente fue aportada por la Justicia de Marruecos una vez que el proceso judicial, en España, llegó a la Audiencia Nacional para completar la fase final de la instrucción tras inhibirse el juzgado de Vigo. «Pero el lastre que supuso durante el año y medio previo para el instructor eso ya no tiene solución y merma las posibilidades de obtener una sentencia condenatoria. Ahora, a los seis detenidos en España habrá que juzgarlos con el trabajo policial previo al abordaje frustrado y con la poca información que nos facilitaron en el país amigo», lamentan en la investigación a la vez que ponen en valor la elevada capacidad económica y de infraestructuras de la red de narcos gallegos y marroquíes desmantelada.
Despliegue en el Atlántico
«Tienen tanto potencial que para el operativo utilizaron tres barcos para despistar», añaden en la policía. La primera embarcación -denominada en las diligencias HM2 al desconocer su nombre real- partió a principios de noviembre del 2016 desde el río Orinoco, en Venezuela, tras recibir el alijo de Colombia; el segundo bote zarpó días después, también desde Venezuela, bajo el nombre de Don Ramón: su función era llevar combustible a las otras embarcaciones; el tercer barco, cuya tripulación coordinaría en alta mar la operación, es el pesquero marroquí (denominado HM4 por la policía al ignorarse su nombre) que cargó el alijo entregado por el HM2 en Cabo Verde y fue interceptado de camino a Galicia.
La operación Moucho sirvió para constatar que los proveedores colombianos en España recurrieron a la organización de narcos gallegos y marroquíes (desconocida hasta ese momento) como segunda opción. Los importadores sudamericanos contactaron primero con un histórico del contrabando y el narcotráfico de Vilagarcía de Arousa para recibir la mercancía. Pero una sentencia judicial condenatoria, en agosto del 2016, hizo que este arousano acabase en la cárcel, obligando a los colombianos a buscar nuevos socios. Fue ahí cuando apareció en escena la organización gallego-marroquí y empezó a seguirse de cerca sus maniobras.
Meses después, concretamente el 12 de noviembre del 2016, a 100 millas del Sáhara Occidental, todo estaba listo para ejecutar el abordaje frustrado. Lo vivido en el Atlántico no trascendió entonces, se hizo de tripas de corazón y el exministro Zoido incluso habló de colaboración entre España y Marruecos al detallar la impecable operación y respuesta española. El motivo se desconoce, lo único seguro es que tres días después, el 15 de noviembre en Marraquech, el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, mantuvo una cumbre con el rey Mohamed VI para poner en valor la buena sintonía entre ambas naciones.