La plataforma de la catedral por la que pasaron reyes y papas estará operativa en un par de semanas tras estar cinco años cerrada, para poder acceder al pórtico de la Gloria
12 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.En plena temporada alta, las terrazas de Compostela se han convertido en un hervidero de vecinos y turistas. Pero, la más insigne de todas ellas, por la que pasaron reyes y papas, permanecía hasta ahora cerrada. Se construyó como parte de la entrada principal a la catedral, en plena plaza del Obradoiro, y estaba inoperativa desde octubre del 2013 por obras. Sin embargo, en un par de semanas, se reabrirá de nuevo junto con la escalinata del siglo XVII que asciende hasta ella. La intención es que las autoridades vuelvan a hacer uso de este acceso el día 25, en los actos del Apóstolo, pero también el pueblo llano lo recuperará como espacio público en breve. Algo que para algunos tardaba en llegar.
«¿No se puede ver el Pórtico?», preguntaba hace dos días un hombre con un marcado acento andaluz al jefe de obras, desde el otro lado de la elegante rejería realizada por el maestro Antonio García. Viajaba desde Málaga en grupo y se llevó un pequeño disgusto al saber que ya no estaría en la capital gallega para ver cómo ha quedado la obra del maestro Mateo tras su restauración. Habrá que esperar hasta el día 27, cuando comienzan las visitas guiadas. Quienes participen en ellas tendrán doble privilegio, pues también serán los primeros en ver el resultado de la rehabilitación hecha en la terraza de la catedral, incluida la reapertura de dos capillas exteriores hasta ahora tapiadas.
Paco Gómez explica que la expectación es mucha y escenas como la del malagueño se repiten a diario: «Además de encargado de obra me toca hacer de guardia. Incluso hubo gente que se coló, aprovechando un despiste nuestro».
Un 80 % del granito recuperado
El cambio salta a la vista. Aunque se limpió la piedra de toda la escalinata, la rehabilitación pura y dura se hizo en la parte superior, donde aún quedan algunas losas amontonadas sobre palés, con letras y números rojos en su dorso recordando qué lugar ocupaban. «Son las que desechamos», explica Ana Castro Alonso, de la Fundación Catedral (mecenas del plan de restauración de la catedral compostelana). La aparejadora cuenta que «la incógnita, antes de comenzar el trabajo, era si el hormigón estaría muy adherido al granito. La sorpresa fue buena, porque la presencia de cemento no era demasiada y se pudo recuperar un 80 % de las piedras originales».
El reto no solo fue levantar una superficie de 200 metros cuadrados y recolocar piedra a piedra, encajando las piezas antiguas (ya sin fisuras) y otras nuevas. Para rematar el puzle, había que resolver el problema de filtraciones, que afectaba directamente a la cripta románica que hay bajo la escalinata y el pórtico de la Gloria. La solución fue hacer una pequeña pendiente en la terraza con la que evacuar el agua que antes se quedaba estancada. Para ello, se incorporó un elemento nuevo: una canaleta de granito conectada a cuatro gárgolas.
«Se eliminaron los restos de mortero de cemento y se cambió por una base de cal. Las antiguas láminas de impermeabilización que había bajo el pavimento se sustituyeron por unas nuevas», indica Ana Castro. Además, se restauraron tanto las puertas centrales como las laterales. La madera estaba en algunas zonas podrida por la humedad, y había plafones deteriorados o desaparecidos en combate.
En la rehabilitación de la terraza de la catedral trabajaron canteros, carpinteros y herreros gallegos, entre otros profesionales. Y, con la reapertura de las capillas, se ha recuperado la fisonomía original de la época barroca en la terraza. La que está bajo la Torre de las Campanas es, según los estudiosos, la capilla de la Virgen del Portal. Se cree que su construcción, en el XV, se debió a una fundación particular. En su interior queda todavía un altar con relicario (aunque no hay rastro de reliquias). Justo enfrente, donde no hace tanto hubo una tienda de suvenires, se ve la estructura original de la capilla del estribo norte, construida a imitación de la otra.