Nicolás Moure y Mauro González vencieron en sus categorías en el mundial de Rusia de cálculo mental
31 jul 2018 . Actualizado a las 12:59 h.Dos niños gallegos se proclamaron campeones del mundo de cálculo en el mundial que se celebró en Rusia el fin de semana pasado. Nicolás Moure (A Estrada, 9 años) y Mauro González (Vigo, 11 años) llegaron a Moscú, la ciudad que unos días atrás vio cómo un penalti de Iago Aspas terminaba con la representación gallega en el mundial de fútbol, y vencieron en sus categorías a competidores de todo el mundo.
Para ganar, los dos niños tuvieron que realizar 70 cálculos correctos en un máximo de cinco minutos solo con un lápiz, un ábaco y su mente. El proceso es simple: los organizadores escriben en una pizarra las operaciones y los niños tienen que responder rápido para acertar todas dentro de tiempo. Para ello utilizan como calculadora un ábaco japonés, un instrumento «imprescindible para hacer los cálculos», explica el padre de Nicolás, Antonio Moure. Con él los niños son capaces de «hacer los números reales, cada ficha se toca y se mueve». Explica que así el cálculo deja de ser abstracto y todo es «más fácil para los niños».
Además de poner a prueba su agilidad mental, el evento permitió a los chicos conocer a jóvenes de dieciséis países de todo el mundo. Mauro explica que ahora tiene «amigos de muchos países»: para él fue curioso estar con niños de la India o de Rusia. Ahora, ya de vuelta en su Vigo natal, espera poder encontrarse de nuevo con alguna de las amistades que hizo durante los días del concurso. Lo mismo le pasa a Nicolás, que tuvo más relación con niños de otras partes de España, con los que sus padres ya planean futuros encuentros.
Una afición
Las matemáticas les gustan a los dos desde siempre. Mauro tiene claro que quiere ser matemático y que el cálculo para él es algo divertido. El padre de Nicolás explica que a su hijo «le gusta mucho jugar con el ábaco porque es muy rápido». Es aficionado a sumar y restar con las fichas desde que sus padres le enseñaron. Lo hicieron porque «mejora la atención y la rapidez mental del niño en todas las áreas».
El viaje a Moscú no fue como el de los aspirantes al mundial de fútbol hace un mes. Las dos familias tuvieron que pagarse de su bolsillo el avión y el alojamiento en la capital rusa. Los únicos gastos cubiertos fueron los de inscripción, abonados por Aloha Mental Arithmetic, el programa de enseñanza internacional que organiza el evento. Pese al coste de la participación, las dos familias decidieron acudir porque este año era «más accesible que el anterior». El padre de Mauro, Juan González, explica que estos mundiales «se celebran normalmente en Asia», por lo que este año vieron que era una oportunidad «para que los niños disfrutaran de esta experiencia».
Ni Nicolás ni Mauro esperaban ganar, solo iban para vivir una experiencia especial en algo que les gustaba. Aun así, estaban nerviosos cuando se dieron a conocer los ganadores. Explican que había una gran pantalla en el centro de la sala. Allí la organización iba poniendo los nombres de los cinco ganadores empezando por los puestos más bajos.
Mauro cuenta que cuando dijeron el tercero y el segundo pensaba que ya era imposible, pero mientras pensaba que no había ganado, su nombre apareció en la pantalla: «Empecé a gritar».
Al padre de Nicolás, Antonio Moure, no le gustó el modo en el que se entregaron los premios, porque «la espera fue lo peor»: mientras aparecían el quinto, el cuarto, su hijo y él lo estaban «pasando mal». Aunque ahora los dos son felices con el trofeo en la mano.