El presidente de la República de Portugal agradece el «honor» de recibir el Fernández Latorre y destinará el importe del premio a la asociación Vida e Paz
30 oct 2018 . Actualizado a las 20:53 h.Marcelo Rebelo de Sousa ha agradecido el «honor» de recibir el premio Fernández Latorre, cuyo importe donará a la asociación Vida e Paz. En su discurso de recepción del reconocimiento, el presidente de Portugal lamentó el auge de «populismos radicales» y subrayó la necesidad de «combatir su surgimiento» y «las desigualdades», por lo que ofrecerá la totalidad del galardón a esta organización dirigida a personas en situación de exclusión social.
Tras hablar a Felipe VI en castellano y expresar su «admiración por el destacado ejemplo cívico al servicio del reino de España», Rebelo de Sousa cambió al portugués para dirigirse al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, y a Santiago Rey Latorre, presidente de la Fundación Fernández Latorre. «Estar en Galicia es sentirme en la familia más próxima», aseguró el presidente portugués. «La doble vecindad cría una afinidad en los usos, tradiciones, en la alegría de vivir y convivir. En la dulzura de la poesía, en la vivacidad de la música y la profundidad de la fe», destacó Rebelo de Sousa, que citó a figuras de la literatura gallega como Castelao, Vicente Risco o Rosalía de Castro, además de a escritores que desarrollaron su trayectoria en español como Camilo José Cela y Torrente Ballester.
«Me siento como en casa, al conocer desde hace 62 años estas tierras, sus gentes, su calor y su audacia. Recorriendo el mundo tantas veces como nosotros», elogió.
Rebelo de Sousa destacó la libertad de expresión que siempre defendió el fundador de La Voz de Galicia, recordando de nuevo su gratitud por recibir el premio Fernández Latorre. El jefe de estado luso aprovechó para condenar los movimientos extremistas. «Hay que resistir y combatir las causas económicas y sociales de los radicalismos. Debemos promover el crecimiento, la justicia, unas instituciones más creíbles y unos políticos en los que los ciudadanos puedan confiar, evitando demagogias», reivindicó, a un discurso que extendió al resto de naciones europeas.