Los críticos de En Marea sopesan ahora retirar la candidatura alternativa a Luís Villares

Mario Beramendi Álvarez
MARIO BERAMENDI SANTIAGO DE COMPOSTELA

GALICIA

Sandra Alonso

Aseguran que la nueva empresa contratada para la convocatoria de este fin de semana, OpenKratio, ya ha contestado que no le da tiempo a auditar las elecciones, y que sin eso no se podrían ni siquiera celebrar

20 dic 2018 . Actualizado a las 20:46 h.

El sector crítico de En Marea, en el que se encuentra buena parte de Anova, Esquerda Unida y Podemos, está sopesando a esta hora la retirada de la candidatura encabezada por David Bruzos, que era la lista alternativa que se presentaba contra la corriente oficial, liderada por Villares, y el sector que controla tanto la dirección como la ejecutiva del partido.

El debate se produce un día después de que la comisión de garantías, en manos de los afines a Villares, diera definitivamente luz verde al nuevo comité electoral (ahora también en manos oficiales) para que las primarias se celebrasen este mismo fin de semana, justo a las puertas de la Navidad, después de que el partido decidiera paralizar las elecciones de primeros de diciembre por entradas irregulares al censo.

Las razones esgrimidas por los críticos se basan en que no se puede concurrir a un proceso electoral liderado ahora por quienes han dado un golpe para subvertir la correlación de fuerzas de un comité electoral elegido por las bases en una asamblea, y relevar a las empresas que controlaban la plataforma telemática y el censo. Su diagnóstico es claro: no hay garantías democráticas, ni tampoco de seguridad. A esto se une una circunstancia de última hora. Según los críticos la nueva empresa Openkratio no está ni siquiera contratada e incluso le ha dicho al sector de Luís Villares que no les da tiempo, es decir, que no tendrían a nadie para auditar las elecciones. Es decir, que sin eso, ni siquiera se podrían celebrar.

Tanto Esquerda Unida como Podemos son partidarios de no ir a las elecciones, y retirar la candidatura de Bruzos. Pero más dudas hay en Anova, que se encuentra ahora en una difícil encrucijada: secundar a sus socios, que son los que aportan el capital de voto, o tratar de convencerles de ir a las elecciones, algo mucho más difícil, dadas las circunstancias. El propio Martiño Noriega, en un desayuno informativo con medios, ha asegurado esta mañana que su intención era ir a votar este fin de semana. Pero Podemos y EU entienden que el espacio está fracturado, una vez que se ha puesto el asunto en manos de la Fiscalía, y que poco más se puede hacer ahí. Anova tiene además otro problema: hay un sector del partido que está en línea con la estrategia marcada por Villares para En Marea.

Mientras tanto, esta misma tarde, Martiño Ramos, uno de los cesados del comité electoral por el sector de Villares por presuntas irregularidades de acceso al censo, ha comparecido junto a otros cinco miembros de la corriente crítica para recordar que la aprobación de la convocatoria de ayer la hizo un comité ilegítimo, donde se había relevado a gente que no tuvo derecho a defensa ni acceso a las auditorías.

Documentos, ha reconocido, que sí han podido ver hoy, pero solo de forma parcial. Martiño Ramos ha relatado, además, un conjunto de deficiencias en cuestiones de seguridad técnica que hacen aconsejable no participar por razones elementales de garantía democráticas.  Entre ellas, ha citado que no hay ninguna entidad que verifique a la plataforma de voto, y que el sistema carece de cifrado, lo que no garantiza la seguridad de voto.  «Esta convocatoria non é legal, nin lexítima,e compre paralizala porque hai carencias de usabilidade e seguridade na nova plataforma de voto», ha insistido Ramos, quien ha dejado la puerta abierta a emprender acciones legales dada la gravedad de los hechos acontecidos.

La guerra interna desatada en En Marea ha conducido a una situación paradójica: que los dos bandos enfrentados se hayan cambiado de uniforme. La corriente de Luís Villares anuló unas elecciones ante las presuntas irregularidades de acceso al censo por parte de los críticos, y ello le llevó a paralizar el proceso, mientras sus adversarios, una día tras otro, reclamaban la urgente convocatoria electoral aduciendo que todo el retraso respondía a una maniobra dilatoria por miedo a perder y que se sustentaba en acusaciones falsas.

Mientras se atrasaba el proceso, el sector de Villares relevó a las dos empresas, tanto a la encargada de las votaciones (Agora Voting) como la del censo (Bisagra), estableció el sistema de confirmación de voto por SMS y, finalmente, constatadas unas irregularidades en dos auditorías sobre la que los acusados no pudieron defenderse, decidieron cesar a tres miembros del comité electoral afines a los críticos (Martiño Ramos, Pablo Nieves y Raquel Bernárdez) para colocar a otros tres del sector de Villares. Una operación que se hizo a través del grupo de Telegram y que propició que Sonia Mauriz, del sector crítico y una de las afectadas, pusiera estos hechos en conocimiento del portal web de la Guardia Civil, un desenlace insólito para un conflicto interno de una organización política. 

En línea con lo expresado a lo largo de estas semanas, el regidor compostelano ha contrapuesto a Compostela Aberta, un espacio, ha dicho, en el que se respeta la pluralidad y la diversidad suma, con el partido a nivel Galicia, lastrado por la guerra orgánica. Noriega ha llegado a calificar lo ocurrido como «espectáculo pouco edificante». Es más, el alcalde ha insistido en que este proyecto tiene su origen a nivel municipal, y que hoy en día tiene mejores expectativas ahí que a nivel gallego. «O éxito do espazo foi nos concellos e a esperanza do espazo está nos concellos», ha insistido.