Un grupo de alumnos de Santiago se quejan de que deciden su futuro profesional con pocos datos
07 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.El último año de instituto tiene muchos nombres, casi todos buenos: fugaz, intenso, emotivo, transformador. Con ese continuo sabor a despedida. Y tiene también algunos malos: nervios, presión, indecisión, confusión. En esa mezcla rara de emociones que impera en segundo de bachillerato están embarcados desde hace meses Eloy Vidal, Paula López, Isabel Domingo, Ismael López y Antía Lameiro, cinco estudiantes del IES Antonio Fraguas, de Santiago. Cinco alumnos de la primera generación que no tendrá selectividad extraordinaria en septiembre, sino en julio. Cinco vidas que discurren por la senda estadística que marca la tesis de Esther Vila sobre el proceso de escoger carrera: saben lo que quieren estudiar, lo han elegido ellos. Solos. Porque la orientación, más que otra cosa, ha sido un compás cascado.
Eloy Vidal se visualiza el año que viene estudiando Periodismo. «Lo decidí en cuarto de la ESO. Yo tenía pensado hacer algo relacionado con la informática y la programación, pero vi que no se me daba muy bien, que era casi un pasatiempo. No era a lo que me quería dedicar». Así que, con su voz de locutor, ha optado por la radio.
A su lado se sienta Paula, que en el pasado había pivotado entre la estética y la educación. Pesaba un poco más lo segundo, y su camino se dirige a la educación infantil, aunque todavía no sabe si en FP o en la universidad. «La decisión la tengo desde el verano de tercero de la ESO, que trabajé haciendo prácticas en una guardería en Suiza y dije: esto es lo mío». Ismael también quiere estudiar Magisterio. «Dentro de las posibilidades que tenía es la que más me gusta, el trabajo con niños. Lo tengo decidido desde cuarto de la ESO». Quizá no del todo, pero la idea ya estaba por allí.
Isabel está muy convencida. Y eso que la vocación llegó a ella este verano. En su cabeza habían estado siempre la economía y el derecho. Pero en realidad lo que le gusta es la publicidad, las relaciones públicas y el márketing. Que tiene algo económico, sí, pero también una vertiente social y creativa. Antía estaba el año pasado haciendo el bachillerato de ciencias sanitarias y, de repente, a mitad de curso, se dio cuenta de que no quería hacer nada de eso. Y cogió la salida de esa autovía. Se cambió de bachillerato porque descubrió que en realidad ella también quería dedicarse a lo mismo que Isabel. Y su plan de futuro es hacer dos grados: el de Publicidad en Pontevedra y uno de Márketing de Nuevo Comercio en Zaragoza, orientado al márketing en línea y a las redes sociales.
«Investigué un poco y sí que decían que el periodismo no tiene salidas». A Eloy le da igual. «Aunque sea así. Quiero hacerlo porque realmente es con lo que me voy a sentir cómodo si llego a trabajar de eso». ¿Ha pesado solo la vocación? «Yo creo que, sobre todo en casa, si dices una de estas carreras nuevas, te preguntan qué salidas va a tener», explica Isabel. «Por lo menos a mí en casa me dicen que estudie lo que quiera, pero que tenga una salida». «Los abuelos son distintos» e insisten en titulaciones clásicas, como Medicina o Derecho, explica Antía. «Yo creo que cuando haces algo que te gusta vas a ser bueno, porque te estás realizando y vas a aportar mucho. Eso es lo importante». Isabel sí ha pasado por ese dilema, por el que otros muchos han pasado antes: o arriesgarse con una carrera que realmente le gusta o buscar una opción más conservadora: «No me gusta, pero que sé que voy a tener una salida».
Sí. También como a todas las generaciones que los han precedido, se les ha pasado por la cabeza, como a todos, la posibilidad de buscar algo que les permita irse con sus amigos. O con lo que sus padres estén contentos. «Pero eres tú el único que tienes que decidir, porque es tu futuro». Antía lo tiene claro. Igual de claro que Ismael. «Es verdad que tus padres se preocupan por ti y quieren que tengas un trabajo fijo, que no andes danzando». A él su familia le ha ayudado a decidir, pero se pone en el lugar de los que quizá no tengan ese apoyo, que puede llegar a ser una fuente de conflicto «Te sientes como si les estuvieras fallando» dice Isa. Ismael coincide y además introduce otro matiz: «El mundo de los amigos está muy bien cuando estás en bachillerato, pero creo que cada uno tiene que tener sus propias ideas». Buscar su propio camino, porque quizá a tu amigo «se le dé muy bien Medicina» mientras «tú no desarrollas el potencial que podrías en otra carrera porque Medicina no te gusta o eres negado».
Presión y confusión
«Yo creo que en bachillerato deberían dar más información», dice de repente Isa. Sale solo. La conversación se convierte en una válvula de escape para esa sensación de confusión, de que no les están ofreciendo todo lo necesario para tomar una decisión informada sobre los próximos 40 años de su vida. «Creo que hasta nosotros tenemos esa idea de que hay cuatro carreras y ya. Jolín, el mundo avanza y hay un montón de carreras nuevas y no nos dan esa información», se queja Antía.
Recoge el testigo Paula: «Muchas veces en la lista de las ponderaciones para selectividad hay carreras nuevas que no aparecen y, si a lo mejor apareciesen, pues lo sabrías y a lo mejor hasta cambias de campo». «Nos traen a antiguos alumnos de Derecho, de Medicina y vas a alguna facultad. No viene gente de diferentes carreras para explicarte cómo es», se queja Isa.
Y además está la presión. El continuo aviso de que este año el trabajo será mucho. De que la selectividad es crucial. «Se centran mucho en un examen y en segundo de bachiller», afirma Antía. «Se están centrando mucho en que tengas buena nota en selectividad y luego ya, a tu suerte. De información estás desnudo», lamenta Paula.
El ministerio impulsa la feria de orientación Aula
Los estudiantes que no tienen muy claro qué hacer tras el bachillerato pueden acudir a Aula, la feria de la orientación académica que se celebra cada año en Madrid bajo el paraguas del Ministerio de Educación y FP y en la que están presentes todas las universidades públicas de Madrid y Cataluña, además de las de otros lugares de España, y también universidades privadas, universidades internacionales, escuelas superiores, centros de idiomas, instituciones y organismos públicos y privados (el Ejército o RTVE, por ejemplo), empresas de formación, oenegés y escuelas de formación profesional.
Este año se celebra entre los días 27 y 31 de marzo en el recinto ferial de Madrid, Ifema, y los alumnos de secundaria acuden normalmente el fin de semana a recibir orientación.
Una de las peculiaridades de la feria, y uno de los factores de su éxito, es que son alumnos de las diferentes carreras los que interactúan con los visitantes. Allí, los estudiantes pueden obtener muchísima información de los grados que una universidad ofrece en cada una de las ramas de conocimiento y saber de primera mano en qué consisten las carreras, las asignaturas que se imparten, si hay o no prácticas, y sus salidas laborales.
Para quienes no puedan o quieran acudir a Aula, todas las universidades españolas tienen mucha información académica en sus páginas de Internet. Allí se puede consultar de cada grado cuál es el perfil de estudiante que buscan, qué asignaturas hay en cada curso y su valor académico, así como sus opciones para trabajar. En algunas, además, hay análisis de éxitos laborales.
Crece un 60 % el presupuesto para premios de innovación en FP
Educación ha ampliado en un 60 % el presupuesto de los premios por proyectos de innovación tecnológica y científica y de innovación didáctica en FP. En total, este año hay 800.000 euros a disposición de los centros públicos de la comunidad, y en la convocatoria se valorará especialmente la colaboración con empresas del entorno.
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