Varios aspirantes del PSdeG a las alcaldías se rebelan contra las cuentas del Estado para poder competir
20 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.El proyecto de presupuestos de Pedro Sánchez está tensando las costuras del Estado al situar al secesionismo catalán en el centro de la discusión. De puertas afuera, el PSOE ve la botella medio llena y pone en valor avances sociales, como el incremento de las pensiones, del salario mínimo o la supresión del copago farmacéutico. De puertas adentro, en el partido hay temor a que el agravio comparativo derivado de la cesión a Cataluña, que recibe un 52 % más de inversión, sea una losa para los candidatos socialistas que en cuatro meses se someterán a las urnas.
Hay enfado en Galicia por el recorte del 19 % en la inversión del Estado, pero también lo hay en Baleares, Madrid, Cantabria o en el PNV por el tijeretazo que sufre el País Vasco. Pedro Sánchez debió olerse el malestar e impuso en su grupo la ley del silencio para que nadie arroje piedras sobre el propio tejado. De la agenda se cayeron las ruedas de prensa de los diputados del Congreso para valorar las cuentas en cada circunscripción y fueron reemplazados por el batallón de delegados y subdelegados del Gobierno para replicar el argumentario de Moncloa. En Galicia, habla Javier Losada y calla Pilar Cancela. Así son las cosas.
En la escena local todo es diferente. Con los candidatos socialistas inmersos ya en la precampaña por las alcaldías e intentando tocar la fibra de los ciudadanos, el proyecto presupuestario juega a la contra y le da chance a los adversarios políticos del PP, En Marea o Ciudadanos, que están criticando de forma unánime las cuentas de Sánchez en lo que tiene que ver con Galicia.
Solo quien tiene media campaña hecha y credibilidad suficiente ante el electorado, como Abel Caballero, dispone de margen para poner su palabra por delante y afirmar que los presupuestos «cumplen escrupulosamente» los compromisos con Vigo. Y lo que sigue bloqueado, como el AVE por Cerdedo, ya se desbloqueará en breve.
Algo parecido ocurre con quien nada se juega en las municipales, pues da igual el resultado que saque, como ocurre con Tino Fernández, el socialista que volverá a competir con el nacionalista Miguel Anxo Fernández Lores en Pontevedra. En su caso, se puede permitir el lujo de argumentar que pensar «en termos de cemento e de asfalto é desprezar ás persoas», pues da a entender que no toca lamentarse por el retraso en la A-57 o el nudo de bomberos, sino aplaudir a rabiar por la subida del salario mínimo o la recuperación del subsidio de paro para mayores de 52 años.
Las cosas cambian para quienes se toman más en serio su apuesta por la alcaldía, pues intentan sacudirse la losa de los presupuestos sin hablar de ellos, como hizo la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, o bien se lanzan a cuestionarlos para no llegar cojos a la campaña, como hicieron Xosé Sánchez Bugallo en Santiago o Inés Rey en A Coruña.
«Supoñen un importante retroceso para a nosa cidade», dijo Bugallo sin tapujos, tras aludir a la desaparición de los fondos para el enlace orbital o la depuradora de Santiago. «Son insuficientes para A Coruña», apuntó a su vez Inés Rey. Ambos se arriesgan a no salir en la foto. Pero con las mareas en retroceso en A Coruña y Santiago, ambos priorizaron los intereses locales y las alcaldías a la estrategia catalana de Pedro Sánchez.