En Galicia podrían instalarse dos nuevos controles de tramo en las vías convencionales
23 oct 2019 . Actualizado a las 22:07 h.El propio director general de Tráfico, Pere Navarro, advirtió que la reducción de la velocidad máxima en las carreteras convencionales sirve de poco si no se cumplen los nuevos límites. «La reducción de velocidad debe ir acompañada de una mayor vigilancia y control por parte de las policías encargadas de la vigilancia del tráfico», dijo Navarro en el acto de retirada de la última señal de 100, donde también recordó la importancia de realizar mejoras y actuaciones en el diseño de las infraestructuras por parte de los titulares de las carreteras. La idea es que esa vigilancia se traduzca en un mayor control por parte de la Guardia Civil de Tráfico con los radares móviles que gestiona y en la reorganización de los radares fijos que tiene a su cargo la Dirección General de Tráfico. Fuentes de este organismo precisaron que en este momento no hay ningún plan específico para la instalación de nuevos radares, aunque sí se estudiarán las necesidades de cada tramo. En todo caso, las mismas fuentes avanzan que está prevista la incorporación a lo largo de este año de alrededor de 200 guardias civiles a la Agrupación de Tráfico, lo que permitirá incrementar la vigilancia, en especial de la de la velocidad, en las carreteras convencionales de toda España.
Lo que sí parece claro es que la DGT va a centrar sus esfuerzos en conseguir que la nueva limitación de velocidad se cumpla. En Galicia se aprovecharán los recursos existentes, pero la idea es organizarlos de otra manera para poder cubrir zonas más amplias. Es decir, que los radares existentes en la actualidad cambiarán de ubicación con mayor frecuencia para poder abarcar las áreas más conflictivas y hacer que se cumplan los límites de velocidad. El objetivo es que los cerca de 40 cinemómetros fijos que están operativos en Galicia vayan rotando de una manera más dinámica por las más de 60 cabinas que están distribuidas a lo largo de la red viaria de las cuatro provincias. Para ese fin adquieren protagonismo los nuevos radares que ha instalado la Dirección General de Tráfico en varias carreteras y que a pesar de ser fijos, sus bases sí pueden ser levantadas y trasladadas a tramos de mayor accidentalidad. En Galicia hay 11 cabinas de ese tipo para albergar los radares, que son de última generación.
Apuesta por radares de tramo
Esa forma de control de la velocidad se complementa con los radares de tramo que ya están instalados en la N-525, en la provincia de Ourense, y en la N-550, cerca de Santiago. Ambas son carreteras convencionales y los responsables de Tráfico en Galicia destacan que ese tipo de radares son mucho más efectivos que los tradicionales porque controlan la velocidad durante varios kilómetros, lo que incide directamente, según las fuentes consultadas, en la disminución de la siniestralidad en todo el entorno del tramo vigilado. Otro aspecto que destacan es el de la reducción de la velocidad media a la que circulan los conductores tras atravesar uno de esos tramos. Por eso, es muy probable que este mismo año haya más radares de tramo en carreteras convencionales gallegas, al menos para contar con uno por provincia, con lo que estarían ubicados en Lugo y en Pontevedra.
Los excesos de velocidad son una permanente preocupación para los responsables de Tráfico, ya que son el factor desencadenante de un tercio de los accidentes mortales, en especial de las salidas de vía y de las colisiones frontales que se producen a la salida de curvas. Las fuentes consultadas explican que este es el accidente típico tras la pérdida de control del coche y la posterior invasión del carril contrario.
La incidencia de la velocidad
El aumento de la velocidad media en la carretera guarda una relación directa con la probabilidad de que ocurra un accidente de tráfico y también con la gravedad del suceso. Los estudios con los que trabaja la Dirección General de Tráfico señalan que el incremento de 1 kilómetro por hora de la velocidad media de un vehículo se traduce en un aumento del 3 % en la incidencia de accidentes con lesiones, y de un alrededor de un 5 % en la incidencia de siniestros con víctimas mortales.
El 88 % de los accidentes mortales de Galicia ocurren en las carreteras de doble sentido
El principal argumento de Tráfico para implantar la reducción de la velocidad máxima en las carreteras convencionales es el de frenar la mortalidad, ya que en ese tipo de vías se producen la mayoría de los siniestros con fallecidos. En Galicia, ese tipo de carreteras, de doble sentido sin separación en la mediana, fueron escenario del 88 % de los accidentes mortales del año pasado.
No piensan así muchos conductores. En una información recogida por Europa Press, los automovilistas consultados consideran que esta reducción de velocidad es más para recaudar que con las posibles multas por exceso de velocidad que para evitar accidentes de tráfico. A juicio de esos conductores, primero habría que arreglar el firme de muchas carreteras y «después poner limitaciones de velocidad». En esa misma información, otro automovilista apunta que con la reducción de la velocidad máxima en las carreteras convencionales «habrá más retenciones por camiones y aglomeraciones de coches». Reconoce este conductor que la medida puede ayudar a reducir los accidentes de tráfico, pero cree que no va a facilitar la circulación y los conductores «se saltarán el límite de 90 como se saltaban hasta ahora el de 100».
Menos accidentes
Con la reducción de la velocidad máxima en las carreteras convencionales, la Dirección General de Tráfico espera reducir alrededor de un 10 % el número de accidentes mortales.
Los límites de velocidad que se modificaron en las carreteras convencionales se fijaron a principios de los años ochenta del siglo pasado, cuando la red viaria española no tenía casi kilómetros de vías de alta capacidad. Tráfico destaca además que así se reduce la diferencia de velocidad entre los vehículos de transporte de viajeros y mercancías y los turismos. Añade la DGT que los países de la Unión Europea que tienen las menores tasas de fallecidos por millón de habitantes en accidente de tráfico tienen un diferencial de límite de velocidad entre vehículos ligeros y pesados, en carreteras convencionales, inferiores a 10 km/h.
Según diferentes estudios, los vehículos que circulan a velocidades dispares de la media de la vía, como los camiones respecto a turismos y motos, son más susceptibles de provocar un accidente, con una probabilidad seis veces mayor que si circularan a la media del resto de vehículos.