A Coruña es la provincia más afectada, con 62 clausuras, frente a las 7 de Ourense
30 jul 2019 . Actualizado a las 21:30 h.La situación se repite cada verano. Tras la revisión de los datos definitivos de matrícula para el curso siguiente, la espada de Damocles que pende sobre las escuelas unitarias gallegas cae y varios centros desaparecen del mapa de los recursos educativos.
La historia se ha dado un centenar de veces en los últimos diez años. En concreto, 107 veces, si se revisan en el Diario Oficial de Galicia (DOG) las órdenes con las que la Consellería de Educación modifica las unidades y puestos docentes en los centros públicos de educación infantil, primaria y especial.
El año pasado fue el más benévolo. Solo dos escuelas echaron el cierre. Una cifra muy por debajo de las 19 que dejaron de abrir sus puertas en el curso 2010/2011. En total, 70 municipios han tenido que lamentar en el último decenio el cierre de algún centro educativo. Algunos de ellos, en más de una ocasión. Boiro, Ordes o Poio han sufrido cinco cierres cada uno en tan solo una década.
Y es que, lejos de lo que se pueda pensar, el fenómeno no se limita al interior de Galicia ni a núcleos exclusivamente rurales. Las ciudades gallegas también cuentan con escuelas unitarias y también las ven desaparecer. Vigo, por ejemplo, vivió en el 2012 el cierre de las escuelas de educación infantil de El Nogal y Rúa Palencia, y este próximo curso dejará de contar con la de Zamáns. En la ciudad de Pontevedra vieron cómo echaban el cerrojo las escuelas de Lusquiños y A Meán, en los años 2010 y 2012 respectivamente.
De hecho, las provincias atlánticas son las más afectadas por la reordenación de centros. A Coruña, con 62 cierres en diez años, encabeza de largo el ránking, seguida de Pontevedra con 27. En Lugo se clausuraron 11 escuelas mientras que en la provincia de Ourense desaparecieron 7.
Por tipos, del centenar de centros cerrados, 78 eran escuelas de educación infantil (EEI) y otros 30, CEIPs (centros de educación infantil y primaria). También desapareció del mapa de recursos un centro de educación especial, el de O Vao, en Poio, finiquitado en el año 2014.
Todo ello mientras las cifras globales de escolares matriculados en Galicia crecen. Si en el año 2010 fueron algo más de 193.500, según datos del IGE, el curso pasado eran más de 197.500. Eso sí, la subida de matriculación se da en primaria, ya que en lo que toca a alumnos de infantil, en 2018 había casi 5.000 menos que a principios del decenio analizado.
Pese a todo, el ritmo de cierres parece haber ido amainando. Y es que entre el 2005 y el 2010 se clausuraron tantos centros como en todo el decenio siguiente. Así, si tenemos en cuenta los últimos quince años, las escuelas cerradas ascienden a 213.
Decepción y resignación en las unitarias que no abrirán el próximo curso
La comunicación oficial del cierre de dos escuelas infantiles en Carnota decretado por la Consellería de Educación fue un anuncio más que esperado en la comunidad educativa de este municipio, que a finales del pasado curso ya sabía que el número de alumnos que tenían previsto matricularse sería insuficiente para lograr la continuidad de las clases en la EEI de Portocubelo y la EEI de O Viso. Con cuatro y cinco alumnos respectivamente, se quedaron por debajo de los seis que la Xunta marca como mínimo para mantener abierto un centro.
El descenso progresivo del alumnado en los últimos cursos fue haciendo calar en las familias la idea de que las antiguas unitarias estaban abocadas al cierre y, por este motivo, la mayor parte de los afectados descartaron realizar algún tipo de protesta o concentración para evitarlo. No obstante, sí que se escucharon voces críticas entre las que el principal argumento para rechazar la clausura de las escuelas era que la Xunta no tenía en cuenta los niños que habían nacido en la zona y que podrían hacer uso de ambos centros en un futuro a corto plazo.
El DOG del lunes también puso la puntilla de manera oficial a la andadura de la unitaria de Carnoedo, en Sada. Allí el curso pasado comenzó con siete alumnos, pero antes de Navidades solo quedaban cuatro y Educación optó por cerrarla en el mes de diciembre. Uno de los pequeños pasó a la unitaria de Bergondo, otro al CEIP Sada y sus Contornos y dos hermanos al Pedro Barrié. «Entendiamos que por catro nenos non se pode manter aberta unha escola -explica la que entonces era concejala de Educación en el Concello de Sada, la socialista Raquel Bolaño-, pero o único que pediamos era que nos deixaran rematar o curso, e a Xunta non nos fixo caso». Bolaño recuerda que ella misma estudió en la unitaria de Carnoedo: «E eramos un grupo de 40-50 rapaces». Ahora pide que el edificio, que se construyó sobre un terreno adquirido por los propios vecinos, se destine a alguna finalidad educativa.
También se preguntan en Mugardos qué destino tendrán ahora los 48.000 euros que el Concello invirtió el año pasado en reformar el inmueble que acogía la escuela infantil de O Seixo, incluida también en la lista de centros que no abrirán sus puertas el próximo curso escolar.
Cerca, en Narón, la orden de la consellería les dejó la confirmación de que no se reabrirá el aula de Pedroso, que echó el cierre el pasado año por falta de alumnado, y que este curso no ha conseguido cumplir con el criterio de contar con un mínimo de seis niños inscritos.
En el área rural de Pontevedra, tres unitarias en peligro -las de Amil y Espedregueira, en Moraña, y la de Aios, en Sanxenxo- celebran estos días su continuidad. Una cuarta, la de Arcos de Furcos, en Cuntis, no lo logró, al cubrir solo la mitad de la matrícula requerida, con tres niños inscritos. Pese a intentarlo, no consiguieron atraer a más alumnos. La docente que atendió la escuela durante diez años ya cuenta con un nuevo destino.
Más allá de los cierres, la reorganización de aulas también ha puesto en pie de guerra a algunas comunidades educativas. En el colegio Virxe do Portal de Sobrado dos Monxes se han matriculado este año 44 estudiantes, en lugar de 48. Esa diferencia de cuatro alumnos ha llevado a la Xunta a eliminar una unidad, pasando a existir en el colegio solo tres aulas. Los padres se quejan de que esa reducción supone perder a dos profesores y que los que se queden deberán trabajar con niños de distintas edades agrupados en la misma clase.
Con información de T. Silva, M. Hermida, A. Parada
«Xestión eficiente dos recursos» para la Xunta, «recorte de fondos continuos» para el PSdeG
La Consellería de Educación señala que la reordenación de centros y unidades educativas es un «proceso habitual» que se lleva a cabo cada verano para adecuarlos al alumnado matriculado. Aseguran desde el departamento de Carmen Pomar que los cierres de escuelas y la supresión o apertura de aulas responden a la «obriga» de realizar una «xestión eficiente» de los recursos educativos sostenidos con fondos públicos, adecuándolos «tanto ás necesidades educativas de cada zona como á realidade social». Fruto de esos criterios, remarcan, se ha programado la construcción de seis nuevos centros escolares que pretenden atender la demanda de escolarización en zonas «de maior dinamismo demográfico». Se trata del CEIP Novo Mesoiro (A Coruña), el de Milladoiro (Ames), el de Vilalonga (Sanxenxo), el de Pazos de Rei (Tui), el nuevo Sagrado Corazón (Lugo), y el de Arteixo.
Por el contrario, para el PSdeG el mapa educativo del próximo curso supone un «novo castigo ao rural e ao conxunto do ensino público» y responde a un «recorte de fondos continuo». Para el secretario de Ensino de los socialistas en A Coruña, Antonio Álvarez, la tijera afecta especialmente a zonas con riesgo de despoblación. «Reducindo os servizos é difícil atraer xente aos municipios pequenos», advierte.