Ministros de Sánchez visitan a otros líderes autonómicos mientras esquivan a la Xunta
GALICIA
El Gobierno echa balones fuera y dice que tendrá «en cuenta» a quien le pida una reunión
10 ago 2019 . Actualizado a las 13:34 h.La gira que la ministra de Industria en funciones, Reyes Maroto, hizo a principios de esta semana por el noroeste peninsular, con la crisis de Alcoa como telón de fondo, es el paradigma de cómo está enfocando el Gobierno central las relaciones institucionales con las autonomías, atendiendo a las más afines. Basta con repasar la agenda de Maroto para verlo. El lunes tuvo dos actos en Galicia, Santiago y A Coruña, en los que evitó todo roce con miembros del Gobierno gallego, del PP, y se vio con la cúpula del PSdeG. En cambio, al día siguiente pisó Asturias y no se despegó del nuevo presidente del Principado, Adrián Barbón, del PSOE.
Es solo un ejemplo, pero no el único. La agenda de los ministros de Sánchez en los últimos 10 días están repleta de desplantes de este tipo: fotos amigables con líderes autonómicas cuando son del mismo partido, frialdad o ninguneo con el resto.
El desplante de Maroto a la Xunta lo repitió hace dos días Pedro Duque, ministro de Ciencia, al visitar Vigo. En su acto fue excluido cualquier representante del Gobierno gallego cuando solo ocho días antes el propio Duque había visitado Canarias ofreciendo dos actos diferentes: uno con el presidente Ángel Víctor Torres, que además es el secretario general del PSOE en el archipiélago, y otro con la consejera de Economía, Carolina Darias, presidenta del Parlamento canario hasta hace muy poco.
Otros miembros del Gabinete de Sánchez pisaron territorio en los últimos 10 días. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, reclamada en Galicia por el impacto del cierre de Meirama, se reunió en Toledo con el presidente castellano-manchego, el socialista García-Page.
La responsable de Sanidad, María Luisa Carcedo, giró visita a Extremadura, acudiendo incluso al teatro con el presidente y líder regional del PSOE, Guillermo Fernández Vara, mientras que en los últimos meses acudió dos veces Galicia -Vigo en enero y A Coruña, en abril- rodeándose ambas veces de cargos socialistas y sin incluir en sus incursiones a representantes de la Xunta.
El propio Pedro Sánchez, que continúa con su ronda de contactos con colectivos sociales para conformar un programa de investidura, incluyó en la reunión con agricultores y ganaderos a la portavoz de los socialistas de La Rioja, Concha Andreu, que aún está en capilla a la espera de ser investida presidenta autonómica.
La excepción a la regla fue la de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que el pasado 30 de julio visitaba Galicia, coincidiendo en un acto con Feijoo, si bien ambos fueron invitados del Foro Económico de Galicia. Es decir, fue una coincidencia.
Desde la Xunta insisten en criticar este estilo que tiene el Ejecutivo de Pedro Sánchez de enfocar las relaciones institucionales. El propio Feijoo hablaba de «enorme desprecio» hace dos días, y la portavoz adjunta del PPdeG, Marta Rodríguez Arias, tiraba ayer del mismo hilo: «Á lista de agravios do Goberno socialista con Galicia estase unindo un desprezo institucional sen precedentes do que é cómplice necesario en Galicia o delegado do Goberno», dijo en alusión a Javier Losada.
Y es que Losada demandó previamente a Feijoo «sentido de Estado» y lo convocó a «no teatralizar» con las relaciones institucionales del Gobierno, pues a su entender «no puede ni debe hacer la agenda» de los ministros en funciones. «Hay que acostumbrarse en un Estado autonómico y plural como es el nuestro a la acción de los diferentes gobiernos. El señor Feijoo no puede ser el único que decida cómo es la actividad política en Galicia», añadió el delegado del Gobierno.
A esta polémica también se refirió ayer la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, tras la reunión del Consejo de Ministros. Y lo hizo para poner de relieve que la agenda de los representantes del Gobierno en Galicia «han tenido una función determinada, se han reunido con aquellos a los que afectaba el tema que iban a tratar». Y acto seguido echó balones fuera al insistir en que si hay alguna autoridad autonómica que tenga «mucho interés» en reunirse con un ministro en funciones, «lo tendremos en cuenta».
Distinto trato con Zapatero
Los chispazos que saltan estos días por las relaciones institucionales Santiago-Madrid son un tanto atípicos, pues no tiene precedentes en otros gobiernos, cuando su color no era coincidente con el de la Xunta. El ejemplo más claro es el de Zapatero y su equipo. El ministro que más se prodigó en actos institucionales en Galicia fue José Blanco, y a los mismos siempre invitó a responsables de la Xunta. Elena Espinosa y Francisco Caamaño incluso tuvieron a conselleiros de Feijoo sentados entre el público para escuchar sus charlas en la tribunal Europa del Hostal dos Reis Católicos. Y Magdalena Álvarez, siendo ministra de Fomento, llegó a hacer un doble de actos para reunirse con Fraga y con Touriño el mismo día.
Entretanto, la polémica saltó a las redes sociales. El PP la amplifica en ese ámbito para exigir respeto y el líder del PSdeG, Gonzalo Caballero, replica denunciando un «ataque de celos» de Feijoo, mientras el coordinador de su partido, Pablo López Vidal, le hizo en Twitter un ruego al PP: «Deixade de choromiquear».