El Chicle seguirá en la cárcel de Teixeiro hasta el juicio y cada día está más encerrado en sí mismo

J.R. VIGO / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

El 11 de noviembre se constituirá el jurado, después del aplazamiento del lunes y el 12 comenzará la vista

08 nov 2019 . Actualizado a las 20:18 h.

José Enrique Abuín Gey, el Chicle, seguirá en la cárcel de Teixeiro hasta que finalice el juicio por el rapto, muerte y presunta violación de Diana Quer (agosto del 2016). Instituciones Penitenciarias acordó mantenerlo en el penal coruñés al entender que faltan pocos días para empezar la vista, prevista para el 12. Para la víspera se ha fijado la constitución del jurado popular después de aplazarse, este lunes, por la renuncia de tres candidatos.

Mientras, tras los muros de Teixeiro, José Enrique Abuín ni siente ni padece. La noticia del aplazamiento no provocó alteración alguna en su comportamiento, ni tan siquiera un comentario. Solo silencio. Y eso que el autor confeso de la muerte de Diana Quer, desde que fue trasladado de León a Teixeiro hace dos semanas, se cortó el pelo largo y la espesa barba pensando en su reaparición en público por el juicio que se celebrará en Santiago.

Explican en el penal que Abuín mantiene una actitud opuesta a la de sus otras estancias en el penal de A Coruña: «Hoy (por ayer) ni desayunó. Prácticamente no sale de la celda, más allá de bajar un minuto a llamar por teléfono. Podría bajar al patio al menos tres horas al día y casi nunca lo hace, no quiere relación con nadie». Incluso con su preso de confianza, el asignado para evitar intentos de suicidio, «casi ni hablan, son dos celdas distintas con una pequeña ventana acristalada para la supervisión».

El hecho de que apenas salga de la fría estancia enrejada nada tiene que ver con la animadversión que genera entre los reclusos. Ya no solo por las tres acusaciones de agresión sexual y una de asesinato que arrastra, más bien por irse de la lengua contra los que fueron sus jefes en el negocio de la cocaína. Y es que al estar en módulos separados nunca coincidirían en zonas comunes como el patio de la cárcel.