El padre de la joven madrileña, primer testigo en declarar en el juicio contra El Chicle: «Hoy se sienta en el banquillo el mal»
13 nov 2019 . Actualizado a las 14:36 h.Vistiendo corbata negra, evidenciando un amargo luto que comenzó el 22 de agosto de 2016, Juan Carlos Quer fue el primer testigo del juicio por el crimen de Diana. Antes de sentarse delante del estrado, a las puertas del juzgado, decía: «Hoy se sienta en el banquillo el mal. Es un día triste, ninguna condena va a devolverle la vida a mi hija. Nosotros estamos condenados a cadena perpetua».
En la sala, Quer arrancó su comparecencia con el relato de cómo vivió aquel día en el que descubrió que su hija mayor no había vuelto a casa a dormir: «Jamás Diana había tenido un precedente en este sentido». Eso lo llevó a coger el coche dirección a A Pobra para conocer lo ocurrido en primera persona. A las preguntas de Fiscalía y acusación particular, describió a Diana: morena, 1,75 de altura, delgada, de entre 53 y 54 kilos, y de talla 36 de pantalones. Para Juan Carlos, era «un cervatillo indefenso», metáfora que creó después de que naciera prematura y con solo un kilo de vida. Diana había tenido que luchar desde el primer momento.
Sobre su carácter apuntó que era obediente y fiel, aunque «ingenua y miedosa». Su desaparición y los 500 días en vilo que Diana estuvo encerrada en un pozo han dejado múltiples secuelas en él, en su hija Valeria, y en su exmujer, Diana López-Pinel: «Fue un impacto desolador. Dejas de vivir, duermes una o dos horas cada noche».
Valeria, la más afectada
El golpe más fuerte, confesó, lo recibió su hija menor, Valeria: «Perdió la capacidad de concentración, comenzó a sufrir crisis de ansiedad». Incapaz de seguir una vida normal, llegó a ser ingresada durante tres meses en un psiquiátrico: «El asesinato ha generado cuatro víctimas, no una».
«Mi hija ha muerto de la peor forma y nosotros vivimos sin vida por el supuesto señor que se sienta en esta sala»
«Mi hija ha muerto de la peor forma posible y nosotros vivimos sin vida por el supuesto hombre que se sienta en esta sala», afirmó Juan Carlos Quer, quien aseguró que la carta en la que el Chicle se jactaba de que saldría en siete años de prisión era real, tal y como le habían reconocido sus familiares cercanos.
Su futuro, una vez terminado el juicio, confesó que pasa por recuperar la salud de su hija Valeria y por mantener el legado de su hija: «Para evitar que otra niña tenga que pasar por lo mismo».