La excuñada, sobre su presunta violación: «Es algo que nunca olvidas»

á. SEVILLA / J. R. SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Valeria Quer abandonó la sala muy afectada
Valeria Quer abandonó la sala muy afectada XOAN A. SOLER

Vanesa Rodríguez reiteró que el Chicle la agredió sexualmente, que la amenazó y que evitó volver a quedarse a solas con él

14 jul 2021 . Actualizado a las 15:40 h.

17 años, morena, alta, delgada y melena larga. Esa era la Vanesa Fernández que en el 2007 denunció a su entonces cuñado, José Enrique Abuín Gey, el Chicle. Afirmó ante la Guardia Civil que la había llevado a un descampado en su coche y la había agredido sexualmente. Su familia la creyó; su hermana gemela, Rosario, se fio de su marido. La relación entre ambas se rompió.

Ayer volvió a recordar aquel episodio en la sala santiaguesa de la Audiencia Provincial de A Coruña, donde se juzga al Chicle, a su presunto agresor, por el crimen de Diana Quer. «Poco a poco lo vas sobrellevando, sigues adelante. Es algo que nunca vas a olvidar. Llega la fecha y siempre te viene a la cabeza», afirma mientras confiesa que las secuelas, que todavía hoy salen a la luz, le afectaron en relaciones sentimentales posteriores.

Aquella cicatriz entre hermanas tardó en cerrarse. Vanesa asegura que el Chicle llegó a amenazarla. Tenía «miedo». Pero con el paso de los años volvió a verse con su hermana: «Aunque nunca estaba sola, siempre había más gente».

Defendió que aquel día vio a Abuín con un preservativo, de ahí que los forenses no encontraran restos de él. El caso, que terminó archivado, se ha vuelto a abrir. Ahora, afirma, colabora con la Guardia Civil para poner luz en un episodio que no logra extirpar de su memoria.

Hermanas de Boiro

Igual de relevante fue el encuentro que dos jóvenes de Boiro aseguran que tuvieron con el Chicle en la madrugada del 23 de diciembre del 2017. Dos días después, en la misma localidad, Abuín Gey quiso introducir a otra chica en el maletero para violarla, como consta en sentencia judicial.

Dichas testigos, hermanas, aseguraron que aquella madrugada las invitó insistentemente a su subir a su coche para llevarlas a casa. A una de ellas le repitió varias veces: «Rubia, ven aquí». «Penso que se non estivera acompañada non estaría aquí sentada», afirmó a las preguntas de los letrados. Ya en un bar con su padre y el novio de una de ellas, afirman que vieron como el Chicle pasaba hasta cuatro veces en el coche para comprobar si estaban allí.

«Todos hemos muerto un poco con ella»

Fue incapaz de acudir a la primera sesión del juicio, pero Valeria Quer sí logró estar en la segunda. Antes de su entrada en los juzgados, aseguró ante los medios que afrontaba este reto «con la cabeza alta» y con la fuerza que le había proporcionado su «hermana».

«Se le fue su compañera de vida, su mayor punto de apoyo. Pero quiero que quede constancia de que no solo Diana se fue: todos hemos muerto un poco con ella», afirmó su padre, Juan Carlos Quer, quien estuvo acompañado por la presidenta de la Asociación Clara Campoamor, Blanca Estrella. Quer no dudó en volver a incidir en la importancia de mantener la prisión permanente revisable: «No es una pena ni de izquierdas ni de derechas, es una pena de sentido común».

Coger fuerza

Después de los primeros testimonios, visiblemente afectada, Valeria Quer abandonó la sala, incapaz de contener las lágrimas. Regresó cuando logró contenerse y consiguió terminar esta segunda sesión del juicio. Incluso llegó a hacer buenas migas con las dos chicas de Boiro que testificaron sobre los supuestos hechos del 23 de diciembre del 2017, con las que estuvo hablando al cierre de la sesión.

En la sala también estuvo presente la madre de la joven a la que el Chicle intentó meter en el maletero de su coche aquella misma Navidad. Lo hizo a título personal, ya que no se encontraba entre los testigos. La madre de Diana Quer, Diana López-Pinel, que no estuvo presente ayer, aprovechó las redes sociales para enviarle un mensaje al Chicle: «Por fin me miró y sentí pena por él, pero yo no seré quien le juzgue. Aquí lo harán nueve personas. Dios ya sabrá qué hacer».