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La ropa con la que se halló muerta a Ana Enjamio portaba ADN del acusado

Carlos Punzón
C. Punzón VIGO

GALICIA

M.Moralejo

La Policía distingue dos manchas de sangre de la víctima en el coche de César Adrio

12 dic 2019 . Actualizado a las 20:52 h.

La ropa que llevaba puesta la ingeniera Ana Enjamio cuando fue asesinada en el portal de su casa en Vigo en diciembre del 2016, absorbió células de ADN del único acusado en el caso, César Adrio, compañero de trabajo y expareja de la víctima. Esta es una de las principales revelaciones hechas este jueves en la cuarta sesión del juicio por asesinato, acoso y vulneración de la intimidad de la víctima de un suceso que sacudió las Navidades de hace tres años en la madrugada del 17 de diciembre en medio de decenas de cenas de empresa, la última actividad en la que pudo tomar parte la joven de 25 años natural de Boqueixón. Su madre y hermano no tuvieron fuerza para continuar en la sala cuando se iban a mostrar las imágenes policiales del escenario del crimen, del cadáver y de su análisis anatómico.

Las médicos forenses que realizaron la autopsia de Ana Enjamio fueron contundentes al revelar la presencia de ADN del acusado en las ropas que vestía la asesinada. Basándose en el informe realizado por el Instituto Nacional de Toxicología en Madrid sobre las pertenencias de la joven, las forenses atestiguaron que se encontraron mezclados perfiles genéticos de la víctima y de César Adrio «con una elevadisísisima probabilidad estadística, no hay posibilidad de mayor porcentaje», manifestaron. Dicha mezcla de material celular, que presumieron procedería de tejido epitelial del acusado por un supuesto roce, determinaron que no «pertenece a ningún otro varón».

El mix celular fue encontrado en la levita que vestía la mujer asesinada en su manga izquierda y zona próxima al escote. Así lo atestiguaron hoy igualmente dos biólogas vía videoconferencia desde el Instituto de Toxicología. «El perfil genético mezclado de la joven y el investigado es 86 octillones de veces más probable de ambos que de cualquieras otras personas», valoraron. Sin embargo, ni forenses ni analistas pudieron certificarle a la defensa que esa mezcla se hubiese producido en un momento concreto o por el contrario de forma sucesiva en distintos contactos previos de víctima y reo. En su declaración anterior en la sala, César Adrio había asegurado que los dos habían tenido un escarceo sexual en el baño del hotel donde se celebró la cena de empresa.

La joven recibió en el corazón seis cuchilladas y siete en la aorta, todas aún en vida

Policía científica y los peritos llamados a declarar no tuvieron dudas en aludir a dos manchas de sangre encontradas con una lámpara especial en el salpicadero del coche del acusado, a un lado de la radio, y en el pulsador de la luneta térmica. Los análisis hechos de ambas manchas determinaron que pertenecían a Ana Enjamio. Pero de nuevo, el testimonio previo del acusado arroja incertidumbres sobre el momento en el que la sangre pudo llegar a su coche, pues manifestó que los dos habían mantenido relaciones sexuales en el vehículo durante su noviazgo en días en los que la joven tenía el período.

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La brigada científica sí planteó sus sospechas respecto a la uñas del acusado. Cuando le tomaron declaración tras el crimen observaron que «no se podían cortar más sin que se hiciese daño. Estaban excesivamente cortas», dijo el entonces jefe de la brigada añadiendo que no era habitual en casos similares, pero no por ello apuntaron abiertamente a una intención de ocultar pruebas.

El acusado fue a la Policía con las uñas «excesivamente cortas, más era imposible»

Las pruebas forenses pusieron de manifiesto que Ana Enjamio recibió 28 cuchilladas en el ataque mortal. En realidad 27 más 21 pinchazos y erosiones en abdomen y cuello a modo de «amenaza y tanteo». Los análisis apuntan a que le fueron asestadas seis puñaladas en el corazón, atravesándolo y que fueron «mortales aunque hubiera recibido asistencia médica», y siete más en la aorta, todas ellas, concluyen los expertos con la joven aún con vida.

El cuchillo, que los peritos interpretan podría ser de cocina, tendría una hoja de dos centímetros de ancho y, al menos, 11 de largo, la misma medida que el utilizado para pinchar la rueda del coche de Ana Enjamio, estacionado en las cercanías de su casa, donde además las cámaras de una gasolinera captaron el paso de un vehículo de similares características a las de César Adrio, minutos antes de que un vecino descubriese el cuerpo de la joven en medio de un charco de sangre ante la puerta del ascensor del portal.

Así te contamos minuto a minuto la cuarta sesión del juicio: