Los fondos extranjeros controlan ya casi el 90 % de los grandes viales en Galicia
GALICIA
Dominan la AP-9 y la AP-53, las autopistas autonómicas y la autovía Santiago-Brión
02 mar 2020 . Actualizado a las 16:58 h.Los fondos de inversión y pensiones extranjeros son los absolutos dominadores de las diez grandes carreteras explotadas en régimen de concesión en Galicia. Controlan ya casi el 90 (el 87 % en concreto) de los kilómetros de autopistas y autovías con peaje directo a sus usuarios o indirecto (en sombra) de los que se hacen cargo la Xunta y el Estado. Son 433,7 los kilómetros gestionados por empresas dominadas por fondos foráneos, frente a los 63,43 de los que se hacen cargo sociedades formadas por firmas gallegas y españolas, constructoras en su mayor parte.
El mes pasado la tarta de las carreteras en manos extranjeras aumentó en Galicia al vender el conglomerado empresarial de Florentino Pérez la mayoría de la concesionaria de la autovía Santiago-Brión al fondo de inversión en infraestructuras británico Hermes.
El abandono de las grandes constructoras y los bancos del sector de las autopistas y autovías para ceder sus posiciones a fondos de inversión de otros países ocurre también en el resto del Estado, donde dichos grupos ya gestionan dos de cada tres concesiones.
En Galicia su dependencia se hace notable por ser los fondos extranjeros quienes explotan las vías de mayor importancia estratégica en la comunicación interna de la comunidad, como son la AP-9 (Ferrol-Tui); la AP-53 (Santiago-Alto de Santo Domingo); las autonómicas AG-55 (A Coruña-Carballo) y AG-57 (Vigo-Baiona), y ahora también la citada autovía AG-56 Santiago-Brión. Incluso los 39,8 kilómetros de la autovía de Barbanza (AG-11) entran dentro de la órbita de participación de los fondos de inversión, ya que aunque la gestiona Sacyr en su totalidad, la empresa constructora española está participada por más de una treintena de este tipo de grupos financieros.
La notable capacidad de liquidez de la que gozan los principales mercados inversores mundiales están propiciando el desembarco en infraestructuras que reflejan a la perfección el estado de la economía. En etapas de crisis baja el número de usuarios de las carreteras de peaje, y en momentos de crecimiento se disparan.
La AP-9, que es considerada por sus gestores como un «negocio maduro» y estable a la vez, con un margen de beneficio alto, en el que uno de cada tres euros que ingresa se convierte en ganancia neta, es el ejemplo vivo del interés que suscitan las autopistas entre los fondos de inversión mundiales. Este tipo de vehículos financieros controla ya la totalidad de la empresa matriz, Itínere, con los fondos APG de Holanda y Corsair, de Estados Unidos a la cabeza, en un laberinto societario en el que están presentes también fondos de Canadá, Singapur, Australia o Emiratos Árabes, entre otros. Pero el segundo accionista, la firma española Globalvia, tiene el 100 % de su capital en manos de tres fondos extranjeros: OP Trust (Canadá), PGGM (Holanda) y USS (Reino Unido).
El mismo reparto entre Corsair y Globalvia se da en Autoestradas de Galicia, gestora de las dos autopistas autonómicas. En la AP-53 que une Santiago con Dozón, la posición dominante la ejercen los fondos.
La entrada en el pastel de las autopistas y autovías gallegas y del resto de España del fondo de inversión británico Hermes, estuvo precedido este mismo año por la llegada de Aberdeen Infrastructure, también del Reino Unido, al comprar por 220 millones de euros el 47,5 % de la concesionaria de la AP-46 Málaga-Alto de las Pedrizas, concesión en la que Sacyr sigue reteniendo en cambio la mayoría.
Las autovías do Salnés, Barbanza, Celanova y Costa da Morte quedan de momento al margen del dominio extranjero. El canon de todas ellas, además del de la autovía Santiago-Brión, se abona a las concesionarias encargadas de su mantenimiento con un peaje en sombra, que este año le ha costado a la Xunta en los diez primeros meses 48,54 millones de euros, partida que el año pasado ascendió a 48,54, y a 279 millones en los últimos diez ejercicios. Otros 174,66 millones se han pagado a la empresa pública Aceousa por la autovía Ourense-Dozón.
La Xunta exige a Fomento que repare la «injusticia» del alto coste de las tarifas de la AP-9
El reciente reconocimiento del ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, de la «injusticia» que a su juicio suponen el precio de los peajes en las autopistas estatales en Galicia, es para la Xunta motivo más que suficiente como para que el Ejecutivo central adopte ya una medida que evite que los gallegos tengan que hacer frente el 1 de enero, y por tercer año consecutivo, a una triple subida en las tarifas de la AP-9. La Consellería de Infraestructuras mostró ayer su contrariedad por que dicho reconocimiento de Ábalos no lleve aparejada una medida que evite las subidas extraordinarias en sus peajes.
La Xunta requiere a Fomento que acepte su petición de convocar a la comisión mixta de seguimiento de la AP-9 formada entre las dos administraciones para analizar la propuesta de la consellería de evitar la subida del 1?% de los peajes durante 20 años para pagar así las obras de Rande y Santiago y que se abonen en cambio con cargo a los presupuestos generales del Estado en cinco anualidades. La propuesta será explicada de nuevo el viernes en el Parlamento gallego por el director de la Agencia Gallega de Infraestructuras, Francisco Menéndez, a petición propia.
Ni la petición de la reunión de la comisión mixta hecha este mes ante las nuevas subidas de los peajes, ni la planteada en febrero han tenido contestación por parte del Ministerio de Fomento, según señala la Consellería de Infraestruturas, que advierte que si el Gobierno central no asume el pago de los 223,2 millones de las obras, los usuarios acabarán pagando 1.463 millones.