Para el PPdeG lograr remontar en las ciudades es clave ante el único objetivo de este 2020: mantener la Xunta
25 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Quieto todo el mundo. El PPdeG ha aplazado cualquier renovación de cargos a nivel local hasta que pasen las autonómicas para que nada ni nadie gripe la maquinaria electoral de Feijoo, que hoy se pone oficialmente en marcha, si es que algún día estuvo parada.
Superado el ruido de la investidura, los populares gallegos han convocado en Santiago a todos sus referentes en una interparlamentaria en la que los cargos al alza en Galicia, en Madrid y en Europa destacan en negritas en su programa de trabajo. El poder local y provincial, estratégico para los objetivos del partido, se queda de momento en un plano secundario a la espera de una precampaña que se activará tras el pronunciamiento del presidente sobre su futuro, que se resolverá antes de Semana Santa.
Será entonces cuando se articule de nuevo una estructura de caravanas paralelas en las que los alcaldes y concejales tienen un papel esencial por su capacidad de movilización. Una fortaleza que se mantiene intacta en las comarcas más rurales, pero que presenta serias debilidades en los entornos urbanos, donde el partido se ha quedado a medias en su labor de reparación tras los discretos o malos resultados en las municipales, según la ciudad.
La actuación de urgencia en Vigo, donde el PP estaba abierto en canal, se cauterizó en cuestión de días con la recuperación de la figura mediadora de Corina Porro. Pero había más heridas y señalados -Agustín Hernández en Santiago y Jesús Vázquez en Ourense- que requerían reacción de emergencia. A esos frentes se sumó el de A Coruña, donde la apuesta por Beatriz Mato tenía un recorrido a largo plazo, pero se truncó por su decisión de apartarse de la vida política.
El caso de la capital ourensana es el más complicado de gestionar por el extraño ecosistema que se ha creado entre el exconselleiro, Baltar y el pacto con Jácome, que de momento funciona con respiración asistida, pero que habrá que resolver algún día. En Santiago se apostó por un desconocido con perfil técnico, Borja Verea, que trabaja discretamente al margen de la dinámica del pazo de Raxoi y al que el partido parapetó con referentes como Pedro Puy, Paula Prado, Marta González o Rosa Quintana, cuatro de los que hoy tomarán la palabra. La misión de este alto cargo de la Xunta que cuenta con la confianza de Feijoo es calmar una organización históricamente dividida que ha penado en todas las citas municipales menos una, la que ganó Conde Roa, que hizo un flaco favor a años vista. En A Coruña la estrategia fue muy distinta: el exedil de Urbanismo Martín Fernández Prado vuelve a la primera línea de la política local con una gestora formada por 83 miembros, nada menos que el 10 % de la militancia.
Cualquier fórmula vale con tal de mantener la pax urbana y evitar congresos y tensiones innecesarias que puedan desequilibrar la clave de bóveda del tinglado popular: la Xunta.
El apunte: solo dos contactos ministeriales
Además del encuentro protocolario con José Luis Ábalos y Yolanda Díaz, anoche en A Coruña, el presidente de la Xunta solo ha mantenido dos conversaciones telefónicas con ministros del nuevo Gobierno. Feijoo ya ha departido con la ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias, y con la propia Díaz, a la que felicitó por su nombramiento y de la que espera alguna discriminación positiva para Galicia. El resto de las cartas que se enviaron desde San Caetano están a la espera de respuesta, de momento dentro del plazo razonable de la cortesía institucional.