Los sondeos sitúan al partido naranja muy lejos del 5 % necesario para entrar en el Parlamento
25 feb 2020 . Actualizado a las 11:23 h.Superado el tiempo de las coaliciones, el PPdeG se va a sentar a partir del lunes con Ciudadanos Galicia para concretar la oferta que ha mantenido invariable desde que Inés Arrimadas activó una serpiente invernal que empezaba a hacerse demasiado larga e incómoda para todas la partes. Habrá una oferta calculada de los populares, entendiendo como tal la posibilidad de integrar en «alguna» lista provincial —no todas— a los dirigentes que proponga la convulsa formación naranja, una vía de acceso a O Hórreo mucho más directa que esperar en solitario a que se confirmen los sondeos que los sitúan muy lejos del 5 % necesario para pisar moqueta.
El planteamiento es sencillo: el PPdeG parte de 41 escaños repartidos sólidamente por todo el territorio, y es a Ciudadanos al que le toca demostrar que puede aportar valor añadido a la marca hegemónica en Galicia y apuntalar así una mayoría holgada. O, en el caso de que todo se apriete, al menos sumar esos miles de votos que pueden decantar la elección de un presidente u otro.
Pero primero irán los de casa. Feijoo da cierto margen a Génova para opinar y colocar nombres cuando toca confeccionar las listas de las generales, y solo supervisa las propuestas de las agrupaciones provinciales en las municipales, pero las autonómicas son cosa suya. La idea romántica es situar en los primeros puestos a los que han estado en la primera línea política, tanto en el Parlamento como en el Gobierno, de forma que los gallegos puedan evaluar con su voto el trabajo realizado. Pero de fondo hay una lógica estrategia amarreta y de contingencia que practican todos los partidos, que es manejar el escenario futuro ante una hipotética derrota. Verse cuatro años en la oposición con un grupo parlamentario de 37 diputados y que tres o cuatro de ellos sean de otro partido es un escenario impensable para el PPdeG, así que el negociador de Ciudadanos necesitará más de dos manos para contar las posiciones en las que les ofrecerán acomodo.
Ahora bien, si hay cuarta mayoría, ancha es Galicia. El grupo parlamentario que lidera Pedro Puy manejó en esta legislatura las citadas 41 actas por las que pasaron nada menos que 59 diputados. Dieciocho rotaciones que pudieron ser más, porque en esta ocasión Feijoo se mostró menos inflexible y permitió a más miembros del Gobierno retener el puesto en el Parlamento para garantizarles cierta tranquilidad vital. En la victoria sí que caben todos, porque la Xunta «é moito». Es todo.