El veterano sastre lucense, uno de los pocos que siguen en activo, lamenta la falta de gusto por la ropa y piensa ya en la jubliación
10 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.La sastrería Roibas, en Lugo, tiene el sabor de sus 50 años: papel pintado, butacas retro, puertas acolchadas... y Luis Varela (Outeiro de Rei, 1945) un sastre de los que ya casi no quedan. Hablamos desde su despacho con vistas a la muralla, sin dramatismos, de una profesión que se extingue.
-¿No se jubila?
-No, no. Todavía no. En edad estoy, que están cayendo los 75. Pero a mí me gusta la actividad, tener un motivo de preocupación. Una persona tiene que tener algo en qué pasar el tiempo. Y me debo a los clientes: aún hay gente que viste a medida y hoy quedan muy pocas sastrerías.
-Ya. Ese cliente, cuando usted se jubile, ¿dónde va?
-Pues ahora mismo no sabría decirle. Hace 25 años había dos o tres sastres en cada calle. Hoy no hay nada.
-La industria se los ha comido.
-Sí, lo invadieron todo. Y la economía no ayuda. Vestir a medida no es caro, porque es un trabajo artesano. La industria tarda 80 minutos en hacer un traje; a mí es el tiempo que me lleva tomar medidas y asesorar al cliente. Y la gente va a lo práctico. Como le quede el traje es lo de menos.
-Vestimos de cualquier manera.
-Con el pantalón por la rodilla y la manga de la americana por las uñas. No nos preocupamos por el bien vestir. En los años 60, en los 70 era una maravilla.
-Lo bueno de resistir es que no tiene competencia.
-Pues casi sería mejor tener un poco. Si hubiera más compañeros, podían echar una mano en fechas señaladas, cuando hay mucho trabajo. En una boda, por ejemplo, que te encargan cuatro o cinco trajes. A veces hay que decir que no.
-¿Entonces no le falta trabajo?
-No, no. Trabajo no falta. Sino tuviera encargos ya me habría jubilado.
-¿Usted distingue a quien lleva un traje hecho a medida?
-Nada más verlo. Se nota a la legua. Y dice mucho del gusto de la persona que lo lleva.
-¿Por qué se dedicó a esto?
-En mi familia no hay antecedentes. Con 14 años me invitaron a que empezara a trabajar y me puse en una sastrería del pueblo. En el año 1960 me vine a Lugo, a los 27 monté esta sastrería y hasta hoy. La sastrería pronto cumplirá los 50.
-Hará una fiesta.
-No querría. Hay que ir pensando en cerrar. Siempre fui fiel a mis compromisos, pero los años están ahí y hay que vivir la vida. Hay que dar vida a los años y no años a la vida.
-¿Está pensando en algo?
-Habrá que ver y aprender a vivir una nueva vida.
-¿Tiene nietos?
-Tengo dos hijos, pero nietos, no.
-Seguirá usted la moda.
-Sí, claro. Pero el cliente de la sastrería le gusta vestir bien, no cosas extravagantes. Ahora, si el cliente lo quiere, se lo hacemos.
-Ahora mucha gente va con trajes que les quedan pequeños.
-Sí, yo a veces me pregunto si esos hombres se miraron al espejo cuando se probaron el traje, si es que lo probaron. Porque ahora hay muchos que lo compran por Internet, que para mí es una locura, un error inmenso.
-La ropa que lleva, ¿se la hizo usted?
-Sí, sí. La chaqueta me la hice para la boda de mi hija.
-¿Nunca compra nada en Zara?
-A mí no me dice nada todo eso. Lo respeto, claro.
-Cuando yo era un niño y leía los tebeos, los sastres perseguían a sus clientes porque no les pagaban. ¿Ha tenido usted muchos morosos?
-No. La verdad es que siempre tuve suerte con eso.
-¿Un buen traje arregla a cualquiera?
-La percha siempre ayuda. Y hay que saber llevar las cosas.
-¿Cuánto cuesta un traje de los suyos?
-Según el paño, entre 500 y 1.200 euros. Piense que supone entre 40 o 50 horas de trabajo, con chaleco. Pero bueno, nunca he visto grandes fortunas en manos de artesanos.
-Dígame un ejemplo de elegancia.
-Arturo Fernández. Y Adolfo Suárez.
-¿Qué consejo le daría a Feijoo?
-Viste bien y gasta buena ropa. La elegancia, ya... Se nace con ella.
-¿Y a Gonzalo Caballero?
-Debe preocuparse un poco más de la vestimenta. Viste mejor su tío.
-¿Celta o Dépor?
-Celta. Pero no soy muy futbolero.
-¿Cómo se definiría en pocas palabras?
-Soy un hombre cumplidor y me gusta mucho relacionarme con la gente.
-¿Qué le gusta hacer cuando no trabaja?
-Me gusta el campo.
-¿Para pasear o tiene un huertecillo?
-Tengo unas viñas en la Ribeira Sacra, en O Saviñao. La verdad es que es una afición que engancha mucho y, desde luego, sudo más que aquí.
-¿Cocina?
-Bueno, algo. Me arreglo.
-¿Tiene un lugar favorito?
-Me gusta mucho la montaña. Sobre todo, O Courel.
-Si fuera presidente del Gobierno. ¿Cuál sería su primera medida?
-Miraría por la gente humilde. Intentaría acabar con la necesidad de la gente.
-Dígame una canción.
-La de El Guardaespaldas, de Whitney Houston. [I will always love you]
-¿Qué es lo más importante en la vida?
-La salud. Y la paz.