La incertidumbre se asienta en los campus gallegos: «Non sei nin como se me vai avaliar»

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Clases canceladas en la Universidad de Vigo
Clases canceladas en la Universidad de Vigo Óscar Vázquez

El desánimo empieza a calar entre los estudiantes universitarios ante un fin de curso sin vuelta a las clases presenciales. Las videoconferencias, denuncian, son excepcionales

10 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A Miguel Alcalde, estudiante de Filoloxía Clásica, el confinamiento le pilló con lo puesto. Ni siquiera se había llevado a casa el diccionario de latín, «así que teño que facer o que podo con dicionarios en liña latín-inglés, ou francés, e de aí a galego». El día a día lo pasa pegado a una pantalla porque no puede imprimir los materiales que el profesorado va colgando a través del campus virtual. «Por sorte, teño algunhas profesoras que miraron por nós desde o primeiro momento», dice, pero «non podo organizarme porque non sei como vou ser avaliado, de chegar a selo».

Alba Nogueira, catedrática de Dereito Administrativo, ha llegado estos días a dedicar seis horas a preparar una sesión de docencia virtual, porque además de las consultas previas a la grabación de los vídeos -se lo ha pedido el grupo porque es más operativo para quien tiene problemas de conexión- también procura dejar materiales para las personas que tiene poca o nula conectividad. «Estame custando máis traballo do habitual», reconoce. En su grupo han tenido una transición más o menos tranquila a la universidad virtual. De los 80 matriculados, a clase iban unos 50. Son los mismos que se conectaron a su clase en directo. Solo sabe de tres incidencias por problemas de conexión para acceder a las aulas virtuales. «Pode haber excepcións, como pode haber na docencia presencial», dice la catedrática.

Hay quejas sobre cómo se está gestionando esta situación. «Tres semanas e media despois de establecer o estado de alarma, só tivemos videoconferencia dunha materia, e unha verdadeira adaptación en tres materias». Borja Herbas, que estudia Maxisterio de Educación Primaria, lamenta que «traballamos día tras día sen saber que pasará mañá».

Tanto Borja como Miguel defienden que el curso termine ya y se dé un aprobado general. Sin embargo, el segundo puntualiza que en el caso de que las evaluaciones continúen, prefiere los exámenes presenciales. Los prefiere también Alba Nogueira: «Un traballo é sobre unha parte da materia». Los exámenes son necesarios, explica, aunque entiende perfectamente la incertidumbre. «Están inquedos, pero igual que estamos nós». Con todo, defiende la posición que han tomado las universidades: esperar a tomar la decisión sirve, aunque parezca una paradoja, para dar seguridad. Decantarse ahora por un sistema, con un escenario incierto sobre la evaluación de la crisis sanitaria, significa que quizá más adelante haya que cambiar de planes. Y eso sí sería nefasto.

Los alumnos piden voz

La situación es incierta y el alumnado quiere estar presente allí donde se tomen las decisiones. La representación del estudiantado de la USC, que tiene la mayoría de la matrícula universitaria, se ha puesto en contacto con el Rectorado para trasladarle una serie de reivindicaciones.

La noticia de que la decisión sobre el sistema de evaluación se pospone a finales de abril ha generado una riada de quejas que en un primer momento se canalizaron a través de las redes sociales con una etiqueta, #AsínonUSC, que ha cristalizado en un manifiesto en el que el alumnado exige tener voz y voto en lo que la evaluación se refiere.

El rosario de particularidades que tienen las diferentes titulaciones y materias significa que «non é posible aplicar un único método de avaliación para todos os centros», explican la representación estudiantil, que reclama que se diseñen métodos alternativos para tener en cuenta las diferentes circunstancias y que además se cree un sistema de calidad que asegure la «correcta adaptación á docencia virtual».

Miguel Alcalde, alumno de Filoloxía Clásica, repasando en su casa, cree que lo mejor sería terminar ya el curso.
Miguel Alcalde, alumno de Filoloxía Clásica, repasando en su casa, cree que lo mejor sería terminar ya el curso.

«Cremos necesaria a realización dunha enquisa oficial similar á doutras universidades galegas na que se recolla a situación de todos os estudantes», reclaman. Es una iniciativa que por ejemplo ya puso en marcha Farmacia, que pidió al alumnado y al profesorado que contestase una serie de preguntas sobre el método de evaluación que consideraban mejor.

Según explica el decano, Francisco Otero, apenas unas horas después más de 500 alumnos habían respondido y la mayoría optaba por los exámenes presenciales.

Entre el profesorado era también la opción más escogida aunque la tasa de respuestas era mucho menor. «Están moi nerviosos» y es comprensible, dice el decano. El manifiesto enviado por la representación estudiantil reclama que se decida cuanto antes y se dé potestad a los centros para tomar decisiones y que «as determinacións se fagan tendo en conta ao alumnado e con participación do mesmo».

El que se prepara. Nee Barros aprovecha estos días para preparar el examen de acceso a la universidad; cree sería injusto modificar ahora la prueba por el cambio de calendario  
El que se prepara. Nee Barros aprovecha estos días para preparar el examen de acceso a la universidad; cree sería injusto modificar ahora la prueba por el cambio de calendario  

El otro gran interrogante: los que aguardan por cómo será el examen de selectividad

Mientras en los campus no saben siquiera si habrá evaluaciones, quien sabe que habrá examen es Nee Barros. Sabe que tendrá, pero no cómo. Mientras, él sigue preparándose para la selectividad desde casa. Hay materias en las que se les está proponiendo material de trabajo, pero «se non contamos con explicacións, non é efectivo, ou polo menos non é suficiente», subraya.

Para él, «un exame telemático sería a máis inxusta das decisións» que pueden tomar las autoridades académicas. El modelo de acceso a la universidad tiene una larga implantación y es por el que se han regido desde el inicio del curso académico. Cambiarlo a estas alturas «prexudicaría á maioría e non se nos preparou para unha proba oral» para acceder a la educación superior. Las pruebas ordinarias serán el 7, 8 y 9 de julio; la recuperación, en septiembre, 15, 16 y 17.