Funcionarios ante el covid-19: un 80 % con teletrabajo, pero muchos con su actividad reducida

GALICIA

Tras un arranque lento, Xunta y sindicatos destacan el despliegue de 11.000 empleados públicos a distancia
25 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El Gobierno presentó a inicios de esta semana su guía para que los funcionarios puedan volver a su actividad presencial de forma gradual y flexible, tanto en los horarios, como en los posibles turnos para escalonar la presencia física de los empleados públicos y evitar aglomeraciones. Pero antes de llegar a esa situación, ¿cómo están trabajando hoy esos funcionarios en Galicia?
Al principio todo eran problemas. Cuando la Xunta declaró la emergencia sanitaria y empezó a generalizar el teletrabajo, se produjo un atasco en la concesión de permisos de acceso remoto, faltaban equipos, la conexión se caía con frecuencia y hubo funcionarios confinados en casa de brazos cruzados por falta de atribuciones. Algunas dificultades se fueron solventando sobre la marcha y otras no tanto, porque «hay determinados procedimientos, plazos administrativos y trámites que fueron suspendidos», señala Natalia Prieto, directora xeral de Avaliación e Reforma Administrativa de la Xunta, y eso ha rebajado mucho la carga de trabajo para los empleados públicos desde sus puestos en teletrabajo.
Con todo, el 80 % del personal de los servicios generales de la Xunta está en sus casas. Desde allí pueden tramitar expedientes, pagos, órdenes de ayuda o sanciones. «El coronavirus ha venido a cambiar la concepción del trabajo», añade Prieto. Los sindicatos le toman la palabra y creen que, de cara al futuro, la cuota de teletrabajo debe ampliarse.
La Xunta cuenta con 87.315 empleados públicos. Cuatro de cada cinco dependen del Sergas, de Educación o de Xustiza, y el 18 % son trabajadores de los servicios centrales, repartidos por las diferentes consellerías, jefaturas territoriales y organismos dependientes. Con este contingente es con el que se hizo un especial esfuerzo para que siguieran desempeñando su labor a distancia.
El complejo administrativo de San Caetano, en Santiago, es una gran carcasa vaciada, por la que deambulan estos días solo servicios de seguridad, algún que otro cargo político y el indispensable personal de confianza. Lo mismo ocurre con las delegaciones territoriales.
Gran parte de los empleados públicos que no pueden incorporarse al teletrabajo, como los ordenanzas o chóferes, tienen una dispensa especial para quedarse en casa, mientras que el grupo de los funcionarios que no pueden acogerse al teletrabajo lo conforman los guardacostas, agentes forestales, de prevención de incendios o de emergencias.
«Hemos concedido 11.000 permisos de acceso remoto», apunta Natalia Prieto, lo que equivale al 70 % del personal de los servicios generales. Y a estos hay que añadir otro 10 % incluido en el teletrabajo y desempeñando sus funciones «con normalidad, dentro de lo excepcional de la situación», apunta la responsable de Reforma Administrativa.
Gran parte de los empleados públicos que no pueden incorporarse al teletrabajo, como ordenanzas o chóferes, tienen una dispensa especial para quedarse en casa
El punto de partida para aplicar este modelo de trabajo a distancia fueron las experiencias piloto de teletrabajo que se empezaron a poner en marcha desde el 2014, y que incluyeron a 430 funcionarios, en su mayoría inspectores, programadores o asesores jurídicos, a los que se les asignaban dos jornadas a la semana de teletrabajo y otras tres de labor presencial. El pasado verano, la Xunta aprobó 377 solicitudes de teletrabajo y denegó otras 99.
Pero no tiene nada que ver el mantenimiento de una red con 400 personas trabajando a distancia que una de 11.000. La Amtega tuvo que ponerse las pilas para implantar con agilidad el nuevo modelo y evitar el colapso. Aun así, la sobrecarga de miles de personas conectadas a la misma red continúa ralentizando mucho los procedimientos en horas punta, así que muchos trabajadores empezaron a distribuir de otra forma sus horas.
El teletrabajo era, hasta que estalló la pandemia del coronavirus, una modalidad de empleo muy restringida en la Xunta de Galicia. Los permisos solo se concedieron el año pasado a 377 funcionarios de los servicios generales, que suponen apenas el 2,4 % del total. Además, los autorizaciones no abarcaban la totalidad de la jornada, sino un promedio de dos días a la semana, mientras que ahora se amplió al 80 % de la plantilla y a jornada completa.
Está por analizar el resultado del nuevo sistema desde el punto de vista de la productividad laboral, algo complicado cuando hay procedimientos administrativos suspendidos. Pero Natalia Prieto se lanza con una lectura preliminar: «Si la productividad no ha mejorado, al menos en las evaluaciones hechas no ha bajado».

«Nesta situación vese que o vínculo presencial non é tan necesario»
Los sindicatos de la función pública creen que el covid-19 ha abierto una posibilidad real, y ampliada, para teletrabajar: «Agora vese que o vínculo presencial non é tan necesario», sostiene Antonio Fernández, presidente de la Xunta de Persoal de San Caetano y representante de la CIG. «A Amtega estaba preparada para dar acceso remoto a 200 traballadores, non a 10.000 -señala-, así que hai que recoñecer o esforzo enorme que fixo, que había xente que nin sabía que había que deixar o ordenador prendido».
Los sindicatos sostienen que el nuevo modelo funciona. «Hai que felicitar aos compañeiros, porque se están atendendo de forma telemática todos os trámites, fanse incluso pagos a provedores a través da Chave 365», puntualiza Lino Díaz, de UGT. «Todos trabajan perfectamente, si acaso con algún que otro retraso final al meter la firma en la plataforma electrónica», añade a su vez Sánchez-Brunete, de CSIF.
Los representantes de los empleados aclaran que el teletrabajo aporta mayor flexibilidad Ahora ya no solo se trabaja de mañana, de 8 a 15 horas -cuando la red está más sobrecargada y el sistema se ralentiza-, sino que se suele reservar tarea para horas de la tarde o noche para trabajar con más agilidad. Los sindicatos consultados no ponen reparos al nuevo modelo. El coronavirus, dentro de la tragedia que supone, tiene otra cara: «Supón unha aprendizaxe moi importante de cara ao futuro», dice Lino Díaz. «Ata o de agora, o teletraballo era un premio especial para o 2 ou 3 % dos empregados, pero isto é unha oportunidade para avanzar cara un 20 ou 30 %», esgrime Antonio Fernández. Y José Sánchez-Brunete se suma a la demanda: «En cuanto se normalice la situación, vamos a pedir la ampliación de esta modalidad, porque es posible hacerlo».