Los nacionalistas vascos apoyan prorrogar el estado de alarma a cambio de que el Gobierno no ponga «obstáculo alguno» a la realización de comicios. Urkullu quiere celebrarlas en verano
06 may 2020 . Actualizado a las 15:35 h.El acuerdo entre el Gobierno y el PNV para que este apoye una nueva prórroga del estado de alarma incluye una disposición que pone en bandeja a Feijoo la convocatoria de comicios en julio, si es que finalmente opta por esa fecha en lugar de septiembre-octubre. «La vigencia del estado de alarma no supondrá obstáculo alguno al desenvolvimiento y realización de las actuaciones electorales precisas para el desarrollo de elecciones convocadas a Parlamentos de comunidades autónomas», dice esa cláusula. Hablando en plural, solo se puede referir al País Vasco y Galicia, que tienen obligatoriamente que celebrar comicios antes de acabar el mes de octubre. También valdría para Cataluña, en tanto que el presidente Torra anunció antes de la pandemia que su intención era aprobar sus cuentas para este 2020 -algo que ya ha hecho- y liquidar la legislatura.
Aprobando esa enmienda, Feijoo tiene manos libres para poder convocar elecciones aunque esté vigente el estado de alarma hasta finales de mayo. Y así, poder celebrar comicios a lo largo del mes de julio, en la segunda quincena, preferentemente. Esa es la intención manifiesta del lendakari Íñigo Urkullu, que salvo sorpresa convocará a los partidos vascos en los próximos días (podría ser la próxima semana) para pactar el calendario. Y ahí, dar muchas pistas sobre lo que podría hacer Feijoo, porque gallegos y vascos llevan votando juntos desde el 2009; tres citas consecutivas. E iban a coincidir de nuevo el 5 de abril, y prácticamente a la vez Urkullu y Feijoo (tras hablarlo) optaron por suspenderlas, de acuerdo con sus partidos. La justificación para hacerlo en verano sería el temor a un rebrote del coronavirus en otoño, con la imposibilidad de encuentros masivos, como sucedería en colegios electorales, y con temor incluso a salir a la calle, aunque sea para ejercer un derecho como el voto.
En todo caso, algunos partidos creen que hay un condicionante que impide llamar a las urnas si sigue vigente el estado de alarma. La razón está en el decreto oficial publicado en el DOG del 18 de marzo, por el que se suspendieron las elecciones de abril, y que firma Feijoo, y que bloquea la convocatoria mientras persista una situación de alarma (como persistirá hasta finales de mayo). En su punto dos dice: «La convocatoria de elecciones al Parlamento gallego se activará una vez levantada la declaración del estado de alarma y la situación de emergencia sanitaria. Dicha convocatoria se realizará en el plazo más breve posible, oídos los partidos políticos, y por decreto del presidente de la Xunta». Ese condicionante no está en el decreto vasco. Otras fuentes, en cambio, interpretan que el estado de alarma de marzo ha sido modificado con los acuerdos de las últimas horas, habilitando las elecciones. Sin descartar que incluso se pudiera modificar ese decreto.
En todo caso, el presidente gallego se ha comprometido a que antes de anunciar nada se reunirá con los partidos en Galicia para analizar el escenario electoral, aunque la prerrogativa para hacer la convocatoria sigue siendo exclusiva de Feijoo. No hay fecha alguna para ese encuentro con la oposición. Mañana jueves comparece en el Parlamento, y podría dar alguna pista. El 19 de mayo es otro día clave, porque convocar entonces permitiría ir a las urnas el 12 de julio, preservando los 54 días que tiene que haber entre la llamada y la votación. Y el siguiente domingo, el 19 de julio, también tiene boletos. Quedaría el 26 de julio, con un problema manifiesto: la jornada de reflexión sería en un festivo como el 25 de Xullo, muy simbólico y con carga política en Galicia (el multitudinario Día da Patria para el nacionalismo, principalmente), y festivo en las dos comunidades en cuestión.