La marcha de Yolanda Díaz y la pérdida de referentes deja a Esquerda Unida al borde de la irrelevancia

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

Pasó de tener dos diputadas y una senadora a carecer de representación institucional, lo que pone en peligro su supervivencia

17 jul 2020 . Actualizado a las 02:08 h.

La baja de la ministra de Trabajo de su militancia de Izquierda Unida deja a la federación gallega de la formación liderada por el ministro Garzón muy tocada y al borde de la irrelevancia. Esquerda Unida pasó de tener dos diputadas y una senadora en el año 2016 a carecer de representación institucional, más allá de una decena de concejales en los ayuntamientos gallegos (entre ellos, el exalcalde de Ferrol, Jorge Suárez, y el secretario de Organización, Rubén Pérez, edil en Vigo). La pérdida de ingresos y la ausencia de líderes carismáticos pone en peligro la supervivencia de la organización.

Esquerda Unida, la marca gallega de Izquierda Unida, fue fundada en el año 1986 por el Partido Comunista de Galicia y por Izquierda Republicana, a las que se sumó, en 1995, Esquerda Galega. Su primer coordinador general fue Anxo Guerreiro, pero fue con Camilo Nogueira con quien la formación Esquerda Unida-Unidade Galega obtendría sus mejores resultados en Galicia, con casi 45.000 votos y el 3 % de los sufragios en las elecciones autonómicas de 1993. A partir de ahí, el porcentaje de voto de la formación de izquierdas gallega no alcanzó nunca el 1 %. En esa situación, en el año 2005, se puso al frente de la formación como coordinadora Yolanda Díaz, que ya era edila en Ferrol. Ante la imposibilidad de superar en solitario ese techo de voto, en el año 2012 acordó con Xosé Manuel Beiras, que ya había creado Anova, ir en coalición a las autonómicas. Alternativa Galega de Esquerda (AGE) era el primer experimento de la confluencia de fuerzas de izquierda nacionalistas y federales, y en principio, salió bien, porque lograron nueve escaños, aunque no tardaron en llegar las diferencias internas y las rupturas. En el 2015, con la irrupción de Podemos, la formación morada se suma a las mareas gallegas y, en las elecciones generales logran seis escaños en el Congreso y uno en el Senado. Al año siguiente, en las autonómicas, En Marea obtiene catorce escaños en el Parlamento de Galicia. Es el momento álgido de Esquerda Unida, con Vanessa Angustias de senadora, Yolanda Díaz de diputada en Madrid y Eva Solla en el Parlamento de Galicia, donde también era vicepresidenta

En el año 2017, Yolanda Díaz deja la coordinación gallega de Esquerda Unida y le sustituye Eva Solla. Ya era un clamor que la diputada ferrolana estaba cada vez más cerca de Pablo Iglesias, a quien conocía como profesor universitario y a quien había fichado como asesor cuando se negoció la creación de AGE. Desde EU no se veía con buenos ojos la proyección pública de Yolanda Díaz y su actividad política al margen de las siglas en las que militaba, aunque públicamente nunca se reconoció esa brecha.

Podemos no tardó en hacerse con el liderazgo de las confluencias gallegas tras el fracaso de En Marea como partido, y así, en las generales del 2019, se creó una candidatura, Galicia en Común, en la que no participó Anova y en la que los puestos de salida eran para Antón Gómez-Reino y Yolanda Díaz. Los dos lograron escaño, aunque para conseguirlo, la ferrolana hubiese tenido que presentarse en la lista de Pontevedra. Para Podemos, ya era «la candidata de Galicia» en sus documentos internos.

El acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para formar gobierno auparon a Yolanda Díaz al Ministerio de Trabajo, una plataforma por la que, en solo tres meses, pasó de ser una desconocida a ser la ministra más valorada, por su capacidad de negociación con los sindicatos y con la patronal, y por sus medidas de protección laboral a raíz de la crisis del coronavirus.

Eva Solla se jugaba el 12J su permanencia en el Parlamento de Galicia como número uno de la lista de Galicia en Común por Pontevedra. Las encuestas nunca pusieron en duda su escaño, pero los gallegos no le dieron a la lista liderada por Gómez-Reino ni el puesto de su candidato. En la campaña, la cuenta de Esquerda Unida en las redes sociales promovía los actos en los estaba Solla y otros referentes de la izquierda, pero en ningún momento se hizo eco de la frecuente presencia de Yolanda Díaz en Galicia.

Las elecciones celebradas el pasado domingo y la debacle de Galicia en Común dejan a Esquerda Unida en una posición muy delicada. Con una militancia en torno a las 1.400 personas, aunque activas son muchas menos, la representación que tenía en las instituciones no se correspondía con su representación social, sino más bien con la cuota que le tocaba dentro de la coalición Unidas Podemos, a nivel estatal, y de Galicia en Común en el ámbito autonómico. Vanessa Angustia no consiguió representación en las elecciones europeas, a las que se presentó dentro de la coalición de Unidas Podemos; Eva Solla se quedó sin escaño el pasado domingo, y ahora trascendió que Yolanda Díaz había dejado la militancia de IU el pasado otoño por las diferencias con la formación a raíz de las negociaciones con el PSOE para la formación de Gobierno. Fuentes del entorno aclaran que los problemas no fueron con Alberto Garzón, sino con el partido. De hecho, la cuota de IU en ese acuerdo gubernamental no la representaba Yolanda Díaz, candidata a ministra por parte de Podemos, sino el propio Garzón, al que se le dio el Ministerio de Consumo.

Era el único referente que le quedaba a EU, pero lo cierto es que Yolanda Díaz hacía tiempo que se había desvinculado del partido con el que empezó su carrera política y cada vez estaba más cerca de Podemos. En su entorno niegan que se haya afiliado a la formación morada y aseguran que sigue militando en el Partido Comunista. La ausencia de representantes en las instituciones implica también la pérdida de ingresos para la formación, si bien fuentes del partido aclaran que desde el 2016 no recibían aportaciones del Parlamento de Galicia porque, a diferencia de AGE, que era una coalición, En Marea era un partido instrumental y era el que recibía la totalidad de los ingresos destinados a los partidos con representación en O Hórreo. EU solo recibía, atendiendo a su carta financiera, las donaciones del sueldo de Eva Solla como diputada, pero subrayan que esos ingresos eran mínimos y que el partido, que se mantiene con las cuotas de sus socios, ya había ajustado su plantilla y sus gastos a los ingresos que tenía.

Desde la federación estatal de IU se valoró la marcha de Díaz con un breve comunicado: «Respetamos la decisión de Yolanda Díaz, como no puede ser de otra manera, agradeciéndole los años de militancia compartidos y sabiendo que seguiremos luchando juntos en Unidas Podemos por un país más justo y solidario. Desde IU reiteramos nuestro compromiso para trabajar de forma unitaria para hacer avanzar en nuestro país en la defensa de los intereses de la mayoría social».

La dirección de Esquerda Unida, con Eva Solla como coordinadora y Rubén Pérez como secretario de Organización, se pronunciará el sábado, cuando reúna a su coordinadora nacional para valorar los resultados de las elecciones y decidir su futuro.