José Antonio Pérez, presidente de la Federación Galega de Confrarías: «Le tengo más miedo a Bruselas que a los furtivos»

GALICIA

José Antonio Pérez, o Rubio, patrón mayor de Ribeira y presidente de la Federacion Galega de Confrarías
José Antonio Pérez, o Rubio, patrón mayor de Ribeira y presidente de la Federacion Galega de Confrarías CARMELA QUEIJEIRO

El también patrón mayor de Ribeira reconoce sentirse más a gusto faenando en el mar que navegando entre las aguas procelosas de las administraciones

21 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un tiempo en el que Ribeira era el paradigma de la pesca. El puerto albergaba todo tipo de flotas y la lonja desbordaba en variedad y cantidad. Cada vez que el patrón mayor de turno daba un golpe en la mesa, la Administración no quedaba impasible. Hoy todo ha ido a menos, a excepción del máximo representante de la entidad, José Antonio Pérez Sieira (Ribeira, 1962), que es, a su vez, el presidente de la Federación Galega de Confrarías.

-¿Dónde faena mejor, en el mar o ante la Administración?

-Por supuesto, en el mar. Ahora me dedico a pescar y a gestionar. Pero para mí es más fácil pescar en el mar, porque llevo toda la vida haciéndolo, y para gestionar en tierra, cada uno somos hijos de su madre y tenemos ideas diferentes. Y luego te encuentras con que las Administraciones están regidas por gobiernos e intereses diferentes en los que no te queda otra que navegar con precaución.

-¿Cómo es posible organizar un sector que históricamente aplicó el dicho de que «todo o que vén á rede é peixe»?

-Pues de una forma muy frustrante. Tenemos que repartir la cuota y en alguna especie es tan insignificante que a cada barco le corresponde una cantidad ridícula, que no es rentable. Y en ocasiones, te ves obligado a descartar un buen lance porque has agotado el cupo de precisamente ese pescado que te viene a la red, que es más abundante y de mayor valor que el otro que sí puedes capturar. Así no ganas ni para comer.

-Teóricamente, las cuotas se rigen por criterios científicos.

-Es todo política. No tiene nada que ver con la preservación de las pesquerías ni por conclusiones científicas. A nosotros nos reducen los cupos y se los dan a otros países, que luego traen sus capturas a nuestros mercados.

-¿A quién teme más a los furtivos o a Bruselas?

-Si te digo la verdad, le tengo más miedo a Bruselas que a los furtivos. Porque no todos los estados miembros de la UE tienen los mismos intereses y cada uno barre para el suyo. Reconozco que hoy todo se piensa en verde, que todo es ecologismo, y en este aspecto, todos los países tienen lobis de presión, menos España.

-Sigamos con los tópicos. ¿Es de los que piensan aquello de que «o mar é femia»?

-Sí, sigo creyendo que «o mar é femia», porque da tanto... Si no lo fuese, hace tiempo que lo hubiésemos acabado. Pero también sigo creyendo que «aos meniños» hay que criarlos y dejarlos crecer. Si no los dejas crecer, después ya no habrá ni «femias».

-Pero algunas especies parece que se están agotando.

-Los viejos marineros conocían el mar a la perfección. Sabían por qué ocurrían las cosas. Hoy son los científicos los que teorizan, pero ellos mismos son conscientes de que quienes conocemos el mar somos nosotros, los marineros, y sabemos que la temperatura de las aguas influye en los ciclos vitales de las especies marinas y, consecuentemente, en su reproducción.

-¿Habla del cambio climático?

-Para mí, es el principal factor. Los navalleiros aseguran que las aguas del fondo antes estaban muy frías, y ahora no, están calientes. Se culpa a la contaminación, pero nunca hubo tantas depuradoras.

-Durante el confinamiento tuvo una videoconferencia con el rey. ¿Cómo fue?

-El rey muy bien, ¡eh! Muy bien, muy bien. Te lo digo porque el mismo día, a las once de la noche, me llamaron de Merca Madrid, Merca Barcelona... me llamaron de todos los lados. Me dijeron que la Casa Real había hablado con ellos. Todo cuanto hablé con él, mostró muchísimo interés. En la conversación me dio confianza y tranquilidad.

-¿En cuántos mares del mundo puede haber marineros gallegos trabajando?

-Creo que en todos. Como decía la canción, incluso hay uno en la Luna. Ahora van a buscar agua a Marte, y yo pienso que se van a encontrar a algún gallego allí, pescando.

-¿Qué tiene de gallega una almeja que se llama japónica?

-Lo que tiene de gallega es que ahora ya nace aquí. Se trajo de Japón. Hay muchas cofradías gallegas que viven de ella, pero está comiéndole terreno a la autóctona. En Ribeira tenemos el mejor banco de babosa que hay, y la japónica está confinada en una esquina.

-¿Qué le pasa a Bruselas con las cofradías?

-Nos excluyeron de las ayudas porque dicen que no somos OP (organización de productores), cuando las OP copiaron de las cofradías. La función de las cofradías va más allá de la de las OP, tenemos una labor social, ayudamos a las personas en dificultades. La fiesta de la Dorna, por ejemplo, tuvo su origen en esa labor social, porque antiguamente la cofradía compraba un barco para familias necesitadas, para darles un trabajo. Ahora seguimos ayudando a los marineros con préstamos directos, y creo que la Unión Europea debía reconocer esa otra función. Pero las cofradías vamos al ataque, que se preparen.