«Hace un año que decidí dejar de trabajar para opositar»

vANESSA tOUCEDA / j. c. / J. M. P. REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Tres aspirantes a las pruebas de subalterno de la Xunta relatan sus dificultades para prepararse. Mañana se lo juegan todo

03 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Son tres opositores en medio de casi 15.000 que compiten por conseguir mañana una de las 208 plazas de subalterno de la Xunta. Esta es la historia de César, Ángeles y Vanessa. Son tres aspirantes a un trabajo que tienen en común que rondan la mediana edad y que luchan por obtener un empleo indefinido en la Administración pública gallega.

Es el caso de César Ferro, de 43 años y que trabaja como interino en la Xunta. Se ha inscrito en las oposiciones para tratar de afianzar su plaza. Ferro ya se había presentado en la convocatoria anterior, con dos objetivos claros: «Tratar de obtener una estabilidad y unas condiciones de trabajo mejores». Este funcionario interino lleva dos años y medio preparando las pruebas de selección y las concibe con desasosiego: «Es imposible no estar nervioso. Tratas de llevarlo lo mejor posible, pasas por tus momentos, hay veces que estás más nervioso y creo que es algo que le pasa a todo el mundo. El que no está nervioso es el que no preparó nada».

Ángeles Cascallar trabaja en una conservera. Tiene 53 años y se encuentra en una situación muy similar a la de Ferro, al menos en lo que se refiere al tiempo que dedica al estudio. Ambos han invertido en su preparación dos años y medio. Sin embargo, sus condiciones son bastante diferentes, pues nunca ha participado en unas oposiciones. Asimismo, las razones que mueven a esta mujer a presentarse por primera vez son «alcanzar sueños y metas y, pudiendo ser, una mejor vida en el sentido laboral». Ella no está nerviosa. Asegura que se encuentra muy tranquila ante la prueba que se celebrará mañana: «No estoy nerviosa para nada».

Otra de las personas que se presentarán al examen laboral, que lleva 13 años sin celebrarse, es Vanessa Gómez, de 40 años y que anteriormente se dedicaba a impartir clases particulares. Tuvo que dejar ese trabajo para poder centrarse totalmente en las oposiciones: «Comprobé que trabajar y opositar resultaba muy complicado, y claro, no podía preparar bien la prueba. Entonces, hace un año que decidí dejar de trabajar para prepararme para la oposición».

Pocas posibilidades

Esta mujer se enfrenta al proceso de selección con cierto pesimismo: «Las posibilidades de conseguir una plaza son muy bajas porque hay mucha gente que tiene muchos puntos por haber trabajado antes en la Administración. Hay que hacer un examen de 10 para poder coger plaza. El objetivo más realista de las personas que no tenemos puntos es hacer un buen examen para quedar por encima en las listas y que te vayan llamando». No obstante, Gómez reconoce que no arriesga tanto como los opositores que ya son interinos: «Si no consiguen plaza, ellos se van a la calle».

La prueba más numerosa, con 15.000 inscritos, tras trece años sin exámenes

La Consellería de Facenda cierra este domingo un apurado mes en lo que a organización de oposiciones se refiere, ya que con la convocatoria para subalternos y ordenanzas se cierra un bloque muy esperado que ha movilizado a casi 33.000 aspirantes, con más tribunales y sedes que nunca por las medidas de seguridad contra el covid. En la cita de mañana 14.476 inscritos buscan una de las 208 plazas de la agrupación profesional de ordenanzas de la Administración autonómica, la mayor concentración desde que se retomaron las oposiciones durante la pandemia. En las últimas semanas se dirimieron las pruebas para el cuerpo administrativo C1; el cuerpo auxiliar C2; el cuerpo de superior A1; y el cuerpo de gestión A2.

Para reducir las aglomeraciones la Xunta ha optado por realizar dos turnos de mañana y tarde, pero en tres sedes diferentes con gran capacidad, como ocurre con la feria de Silleda, uno de los espacios de referencia para opositar; el recinto ferial de Amio, en Santiago; y el palacio de congresos de Lugo. Entre los tres espacios habrá 214 personas controlando que todo el proceso se desarrolle con normalidad.

La singularidad de la prueba dominical es que estas plazas para trabajar en las consellerías y en otros organismos autonómicos no estaban disponibles mediante examen desde hace trece años, y que se dilataron aún más por la crisis sanitaria.

Protocolo estricto

Las pruebas se celebrarán conforme al protocolo elaborado por la Xunta y avalado por las autoridades sanitarias. Según este documento, las medidas de seguridad sanitaria restringen el acceso al edificio en el que se celebran las pruebas a los aspirantes que tengan que realizar ejercicios y al personal implicado en la organización, por lo que no podrá haber acompañantes salvo que se precise asistencia.

Facenda recomienda presentarse a la hora indicada en las convocatorias, sin antelación, y cumplir una serie de normas que ya son habituales, como mantener la distancia de seguridad; la utilización de los geles hidroalcohólicos que estarán a disposición; y el uso obligatorio y en todo momento de la mascarilla. Los objetos personales deben de ser los mínimos imprescindibles, y no será posible compartir material. En cada uno de los edificios se señalizarán las puertas claramente con los accesos correspondientes, incluso desde el exterior. Los pabellones se ventilarán cada cierto tiempo con la apertura de puertas durante la celebración del ejercicio, pero tratando de evitar situaciones incómodas para los aspirantes por las corrientes o el ruido.