Los tres motivos que llevan a Ana Pontón a reflexionar sobre su futuro al frente del BNG

GALICIA

Reunión de la Ejecutiva del BNG esta semana en Santiago, en la que Ana Pontón dijo que abriría un «período de reflexión»
Reunión de la Ejecutiva del BNG esta semana en Santiago, en la que Ana Pontón dijo que abriría un «período de reflexión» Sandra Alonso

La líder del BNG manda un mensaje interno y externo al dejar la puerta abierta a su continuidad.

28 ago 2021 . Actualizado a las 16:50 h.

«Que o faga Feijoo, pasa, porque é o PP, pero isto no Bloque nunca pasara... e a ver como remata». La lectura que realiza un miembro del aparato del BNG sobre la decisión de Ana Pontón de abrir un «proceso de reflexión» sobre su futuro al frente de la organización, da fe de la relevancia que tiene un gesto que sorprendió a muchos de puertas adentro y a muchos más fuera. Se trata de una decisión tomada a contracorriente, que no se deriva un revés en las urnas, sino que se hace desde la cúspide del éxito, y que tiene tres componentes. El primero es personal, inherente al propio perfil de la dirigente nacida en Sarria; el segundo es un mensaje hacia fuera, remitido al cuerpo electoral del BNG, mientras que el último, y no menos importante, es un aviso que hay que entender en clave de poder interno.

El anuncio hecho por Pontón no se puede desligar de su propia biografía, del importante sacrificio personal realizado para sacar en el 2016 al BNG del pozo en el que se había caído y conducirlo en solo cuatro años a la mejor marca lograda en unas elecciones gallegas, en las que obtuvo 19 escaños y se convirtió en segunda fuerza política, por delante de un PSOE que acababa de ganar varios procesos electorales en Galicia.

Pontón, licenciada en Políticas de 44 años, se puso de parto pocos días después de anunciar su candidatura a la Xunta, y no le quedó otra que conciliar durante la campaña su faceta política con la de madre. Fue un sacrifico importante también para su pareja, ligado al mundo del cine y ajeno a la política, que también dejó algunos sinsabores que a veces se pasan por alto. Así que Pontón puede estar al frente del BNG, pero también puede dar el relevo, que tiene una vida más allá de la política y parece decidida a hacer que se tenga en cuenta.

La segunda razón que hay detrás de su proceso de reflexión está dirigida al planeta benegá, a su cuerpo electoral, especialmente a los que giraron la vista hacia el Bloque por lo que vieron en Ana Pontón. «Espero que a reflexión sirva para que ela continúe», declaraba ayer el carismático alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, transmitiendo esa sensación de vértigo que provocó en varios sectores la sola perspectiva de que la jefa esté valorando el tirar la toalla.

De algún modo, el anuncio también contribuye a tensionar a las bases, a motivarlas —como ocurrió con Lores— para generar nuevas expectativas y un movimiento de adhesiones inquebrantables a la líder. Si Pontón quería cariño de los suyos, lo va a tener a raudales.

Y no hay que perder de vista tampoco el golpe de autoridad que Pontón da en clave interna al situar al situar a algunos coroneles de la UPG, acostumbrados a dirigir el Bloque desde la trastienda, a que puede quedarse ahí con su poder, pero sin el respaldo popular que atrajo la portavoz nacional.

En el fondo, lo que Pontón traslada a sus camaradas de la U, partido hegemónico del Bloque en el que ella milita, es que puede protagonizar un nuevo ciclo a partir de la asamblea nacional del 7 de noviembre, pero sin tutelas. Sin que los guardianes de la ortodoxia, algunos con asiento en la ejecutiva desde hace más de una década, puedan cuestionar su orientación política o castrar sus decisiones. Pontón puede inclinarse por seguir liderando el BNG, pero si lo hace será reclamando el verdadero mando en plaza.