En pleno debate sobre el pago por usar estas infraestructuras, la A-6 se encuentra parcialmente cortada para arreglar los desperfectos de su firme. En la A-52 se afronta su primer gran rebacheado. Ambas vías soportan un intenso tráfico de vehículos pesados
20 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Casi diez mil vehículos cruzan a diario de media la frontera entre Galicia y León por el puerto de Pedrafita de la A-6. Y de ellos casi un tercio es tráfico pesado. Apenas quince años después de haberla inaugurado (entre los años 2000 y 2001), el Estado ya tuvo que comenzar con obras millonarias de conservación, especialmente en los viaductos de la montaña donde se detectaron problemas estructurales. También se fueron parcheando las numerosas grietas y baches que han ido apareciendo con el paso de cada invierno. Por el sur, en la A-52, pasa algo parecido: rebacheos constantes. Ambas son la gran entrada y salida de Galicia a la meseta. Por ambas podría acabar pagándose, según el plan del Gobierno.
El continuo tránsito de camiones y vehículos especiales cargados de material, los temporales de lluvia y nieve, las heladas, el uso de salmuera para tener siempre operativa la entrada y salida de las mercancías de Galicia y el necesario paso de quitanieves han ido destrozando el firme de la A-6, sobre todo en los carriles exteriores de subida y en los accesos y zonas de frenada. En ocasiones, se han tenido que cortar varios kilómetros de la autovía, como en la subida a O Cereixal (Becerreá), por su deplorable estado para circular.
El problema de la conservación del firme de la A-6 llegó al Congreso en el 2017, que aprobó por unanimidad su reforma integral, pero hasta el momento solo se han realizado trabajos parciales, a la espera de que el Ministerio de Transportes concluya la redacción de un proyecto de reforma de todo el pavimento.
El Gobierno, en este 2021, ha invertido 400.000 euros en arreglar los baches más urgentes y ha optado en los últimos años a destinar sus esfuerzos a mejorar la seguridad de los viaductos. En el 2016, comenzaron los trabajos en todos los puentes entre As Nogais (Lugo) y Vega de Valcarce (León), algunos reutilizados de la N-VI que se construyó a finales de los años setenta.
Estas obras han condicionado el tráfico, con cortes parciales de la autovía, desvíos provisionales y reducciones de velocidad. La actuación más compleja, y a la vez con mayor impacto, se está realizando desde el pasado julio, cuando el ministerio inició el arreglo de los dos viaductos de O Castro, en el límite entre Lugo y León. Se habilitó de urgencia un acceso de la A-6 con la N-VI para que el tráfico en sentido A Coruña se desviase durante ocho kilómetros, atravesando la villa de Pedrafita. El tránsito hacia Madrid quedó restringido cinco kilómetros a un solo carril en sentido contrario y a 60 km/h.
Tres meses después de comenzar estas obras el ministerio aún no sabe cuándo podrá reabrir la autovía. Los técnicos analizan las patologías específicas que tienen los dos viaductos para optar por la solución de arreglo más óptima. Mientras, las consecuencias del corte se han dejado notar, ya que ha quedado cortado el paso de vehículos especiales, afectando, por ejemplo, al puerto de Ferrol, que no recibe de manera directa las palas de aerogeneradores de LM de Ponferrada.
En los próximos años están previstos más cortes en la A-6 ya que el Estado invertirá 20 millones para adaptar los túneles a la normativa europea.
La autovía A-52, la que conecta Madrid con Vigo, también está en obras, en este caso en buena parte de la provincia de Ourense, lo que ya en sí es una buena noticia después de años de deterioro de la principal vía de comunicación viaria del sur de Galicia con la Meseta. Actualmente se está renovando integralmente el asfalto de unos sesenta kilómetros del vial entre Verín y Ourense, aunque solo en la calzada derecha en sentido Vigo, y concretamente en el carril derecho. Con estas obras, que se están ejecutando entre el acceso norte de Ourense y el túnel de Alongos -lo que obliga a desviar el tráfico y a disponer de solo un carril por sentido en esta zona- se mejora una parte de la calzada que estaba en muy mal estado y que soporta mucho tránsito de vehículos pesados.
Pero todavía quedan puntos con baches salpicados por todo el vial que perjudican el tránsito de conductores en general.
Esta es la primera obra de mantenimiento de relevancia que se ejecuta en años en el vial a su paso por Ourense. El Ministerio de Transportes ha destinado cuatro millones de euros a estos trabajos. Sí se fueron haciendo parcheos y pequeñas reparaciones en los lugares más afectados. Con todo, sigue habiendo «puntos complicados con fochancas nas zonas altas da provincia, como A Gudiña», constata Alberto Vila, desde la asociación empresarial Apetamcor. La situación no es mejor en la provincia vecina de Zamora, y aunque se arregló el dañado tramo de A Canda, «los primeros kilómetros de Benavente a Camarzana de Tera están intransitables», apunta José Javier Limia, de la asociación de transportistas de Verín.