Luis Gregorio Ramos Misioné, medallista olímpico: «Remar siempre será mi pasión»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

GALICIA

Luis Gregorio Ramos Misione, junto al río Miño, en Lugo
Luis Gregorio Ramos Misione, junto al río Miño, en Lugo Óscar Cela

Logró títulos internacionales cuando el deporte español estaba a años luz del de otros países, sigue metiéndose en una piragua y se alegra de que otros prolonguen su estela de éxitos

22 oct 2021 . Actualizado a las 14:37 h.

Cuando, hace décadas, cada olimpiada suponía para España una pobre cosecha de medallas, deportes como el piragüismo daban algunos de los pocos frutos que generaban alegrías. En la aparición de esos brotes verdes tuvo mucho que ver Luis Gregorio Ramos Misioné (Lugo, 1953), que subió al podio para recoger una medalla de plata (Montreal, 1976) y otra de bronce (Moscú, 1980).

Retirado pero sin haber perdido el contacto con el deporte que lo hizo famoso, se siente ejemplo de la apuesta por el piragüismo que desde los años treinta del siglo pasado ha ido promoviendo el Club Fluvial de Lugo. Antes que Misioné, dos miembros de la entidad (Ángel Villar, conocido como Chilares, y Pedro Cuesta) fueron miembros del equipo nacional que acudió a las olimpiadas de México (1968). «Había un nivel muy alto», dice al recordar el ambiente que encontró cuando empezó a practicar ese deporte.

Se metió en el Miño para remar, pero también en un mundo nuevo, «muy especial». Navegar, avanzar al ritmo que uno se marque y disfrutar de la naturaleza son sensaciones que aquel adolescente conoció en los años sesenta y que no lo han abandonado. «Una piragua es una maravilla», dice. Un título de campeón de España logrado en 1969 le hizo ver que había llegado a la élite. Su amplio palmarés incluye, además de las medallas olímpicas, un campeonato del mundo (1975). Sus éxitos llegaron en K1, K2 y K4. Pero él recalca que el piragüismo es un deporte de equipo, como también lo es, dice, la natación.

Misione, a la izquierda, en una de sus pruebas
Misione, a la izquierda, en una de sus pruebas

El Misioné que dejó la alta competición no se alejó de este deporte al retirarse. Siguió vinculado con el Club Fluvial, y su relación con las barcas se describe perfectamente con una reciente experiencia suya: participó en un descenso del Sella, en Asturias, para veteranos. La ilusión permanece intacta: «Remar es mi pasión y lo va a seguir siendo», dice.

Tampoco ha disminuido su pasión por el Club Fluvial, del que destaca que por su arraigo y por su penetración social cumple una gran función en la ciudad, capaz de ponerse al mismo nivel que el Club Deportivo Lugo o que el Breogán. Que este año hayan empezado a practicar su disciplina unos 80 jóvenes es para él una satisfacción. Como también lo es ver que sus éxitos de los setenta y de los ochenta se han convertido en algo habitual. Más que sorpresa, explica, es una confirmación: «España es una gran potencia». Hoy jubilado, dice estar convencido de que potenciar el deporte tiene incluso repercusiones económicas, pues comprar una piragua, una camiseta o unas zapatillas equivale a mover dinero. Él, en cambio, siempre esquivó un movimiento: como piragüista y funcionario público que fue, siempre tuvo en Lugo su residencia.

Fui

Miembro de la selección nacional de piragüismo, medallista olímpico y campeón del mundo.

 Soy

Fui funcionario, ahora jubilado. Vivo en Lugo.