«Foi bo para todos: para os do bar, para os do estanco e para os da gasolineira»

GALICIA

El restaurante Vía da Plata, de Vilar de Barrio, cerrará sus puertas a finales de este año. Durante las obras llegó a dar 200 comidas diarias.
El restaurante Vía da Plata, de Vilar de Barrio, cerrará sus puertas a finales de este año. Durante las obras llegó a dar 200 comidas diarias. Santi M. Amil

Concellos ourensanos vivieron una década de esplendor, con negocios y casas llenas gracias a las obras del AVE. Ahora tienen que reinventarse

24 dic 2021 . Actualizado a las 18:22 h.

Para un buen puñado de concellos ourensanos, el 2011 fue el año del AVE. No porque la alta velocidad ferroviaria hubiera llegado a sus vidas, sino porque se convirtieron en los lugares referencia para los cientos de trabajadores y de las empresas que hicieron posible la construcción de esta infraestructura que ahora se abre.

Aquello duró lo que duró, y desde hace seis meses viven del recuerdo. Empiezan a sufrir la ausencia de movimiento en sus calles y buscan cómo reinventarse tras el esplendor que les trajo aquellas obras, sobre todo por la presencia de trabajadores. Algunos ayuntamientos tuvieron actividad desde el primer minuto, otros tuvieron que ir esperando a que los Presupuestos del Estado habilitaran inversiones para reiniciar o acelerar trabajos que estaban en marcha. Hubo años de bonanza, y otros de espera. Baños de Molgas y Vilar de Barrio forman parte del grupo que primero se benefició, y hoy son una sombra de lo que fueron.

La estación de Baños, donde se encuentra el Museo de Moncho Borrajo, un albergue y un restaurante, fue durante años centro de operaciones, el lugar donde se realizaban las contrataciones. Todavía se conserva la carpa que el restaurante añadió a sus instalaciones para dar comidas, aunque no hay actividad alguna. Solo acuden a la zona, ciertos días, técnicos de mantenimiento de ADIF. Porque aunque el AVE no pasará por esta estación, todavía hay servicios regulares que la atraviesan, aunque no hay parada en Molgas. Es ya una estación que ha perdido su función inicial.

Celia Sorga y su madre Julia Pérez regentan el bar Xanela. En diciembre dejarán el negocio tras unos años de apogeo al calor del AVE. Sirvieron miles de cafés a los trabajadores que llegaban por turnos.
Celia Sorga y su madre Julia Pérez regentan el bar Xanela. En diciembre dejarán el negocio tras unos años de apogeo al calor del AVE. Sirvieron miles de cafés a los trabajadores que llegaban por turnos. Santi M. Amil

En Vilar de Barrio, las obras supusieron una revolución. Se alquilaron casas y pisos a precios nunca vistos, se dio salida a viviendas que llevaban años vacías por la falta de demanda y el despoblamiento. Se abrieron restaurantes e incluso se dio uso a una nave cerrada que en su tiempo era un taller de costura. Hoy vuelve a estar en desuso. Dos de los locales de hostelería que fueron referente para los trabajadores del AVE cerrarán sus puertas cuando finalice este 2021.

«Eu recordo os cinco últimos anos. Había ambientazo, moitísima xente. Agora nótase moito, claro», explica Celia Sorga Pérez, propietaria de la cafetería Xanela. Recuerda que abría el bar a las seis y media y cerraba de madrugada: «Pagaba a pena. A xente traballaba por quendas e servías cafés dende primeira hora da mañá». «Hoxe —compara— abrimos ás oito e chéganos o tempo». Hace ocho meses todo terminó. «Foron case dez anos, con algún parón por falta de orzamentos, e notouse. As casas estaban todas alugadas, hoxe moitas están baleiras e non sei se volverán a ocuparse. Mesmo a nave, que era de costura e non foi adiante. Iso non se volve abrir. Os veciños notárano moito», relata.

El bar Xanela cerrará las puertas a finales de este año. ¿Causa? «Moito ten que ver a fin das obras. E eu antes viña aquí coa miña nai ás seis da mañá e empezabamos a traballar sen parar, había moito movemento. Dábache gusto vir porque pasabas o tempo traballando. Agora vimos as dúas ás oito da mañá e non sabemos que facer. Estamos mirando ao aire. Antes case nin tiña tempo de sentarme», relata. En aquellos años, hasta tenía un hermano que echaba una mano por las tardes. El negocio daba para tres familias.

El concello ourensano de Baños de Molgas fue referente para las empresas que se asentaron en la provincia durante las obras. La antigua estación, hoy restaurante y museo, se convirtió en el centro de las contrataciones.
El concello ourensano de Baños de Molgas fue referente para las empresas que se asentaron en la provincia durante las obras. La antigua estación, hoy restaurante y museo, se convirtió en el centro de las contrataciones. Santi M. Amil

También cerrará sus puertas a finales de año el restaurante Ruta da Prata. «Evidentemente, nótase. Podemos estar dando un 20 % das comidas que dabamos cando estaban aquí os traballadores», relata Adolfo Dacosta. También en este restaurante todos son familia. «Cerramos por motivos persoais, pero se todo funcionase como antes meteriamos un empregado e seguiriamos. Agora dá para unha persoa, pero non para ter un traballador», dice. «Foi bo para todos: para os bares, para o estanco e para a gasolineira», explica Dacosta. Es día de feria y en Vilar de Barrio hay más gente de la habitual, vecinos de la comarca que se acercan a echar un vistazo a los puestos y a comer pulpo. Aun así, en Ruta da Plata hay mesas vacías.

La huella del AVE quedará para siempre en estas localidades, aunque ahora se vea como algo demasiado lejano.