«Si a las farmacias rurales nos sacan el suministro de residencias, nos matan»

GALICIA

Las boticas, preocupadas por la centralización del envío de medicamentos
01 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Desde hace años las residencias con cien o más usuarios establecen convenios con el Sergas para que este facilite de forma centralizada los medicamentos a los residentes. No solo es un ahorro económico para el centro, unos 762 euros por paciente y año, sino de trabajo, ya que la residencia descarga esta gestión. Pero lo que supone un alivio para estas instituciones no lo es tanto para las farmacias, sobre todo para las del rural, que sobreviven en gran parte de servir los fármacos a las residencias próximas.
El nuevo modelo de Política Social extiende esta medida a los centros de más de 90 plazas. Son el 31 % del total. Así lo explicó hace unos días el conselleiro de Sanidade en un acto en Madrid, ante la presencia de profesionales de la farmacia. Entre ellos, la presidenta del Colegio de Pontevedra, Alba Soutelo, preocupada por una decisión que puede suponer una estocada para algunas boticas. «Si queremos tener farmacias en todos los municipios tendremos que darles trabajo. En pueblos que apenas tienen vecinos la residencia es casi la única fuente de ingresos. Los mayores que vivían en la zona, además, ya están muchas veces en esas residencias, por lo que si se les retira este suministro no van a poder subsistir».
Hace años la Xunta propuso a la residencia de Covelo (Pontevedra) este convenio. Hasta ese momento las dos farmacias del municipio servían de forma conjunta los medicamentos de los mayores. Perder esa fuente de ingresos supondría poner en riesgo su viabilidad, por lo que desde el colegio se pusieron en contacto con Sanidade y se paralizó este intento. Sara González Iglesias es, desde hace ocho años, la titular de una de esas dos boticas. Cuando llegó, los residentes ya se atendían al 50 % entre las dos, y así siguen. «En farmacias rurales como la mía, si nos sacan este suministro nos matarían», cuenta. Con alivio comprueba que el número de usuarios no llega a los 90, por lo que no entraría dentro de estos criterios. «Farmacias como esta no te voy a decir que vivamos de la residencia, pero es un volumen importante». Estima que en torno al 20 o 30 % de la facturación procede de esta vía. Sin la residencia la viabilidad «sería bastante complicada».
Su función en el pueblo es esencial, «somos farmacéuticos, psicólogos, hablamos con el médico... Ojalá la colaboración que tenemos aquí con el centro de salud fuese igual en las ciudades». Y es que Benito, el médico, es uno más. La relación es fluida «trabajamos codo con codo» y la cercanía con los vecinos también, «preparamos pastilleros para las personas mayores, controlamos que cumplan con el tratamiento, adelantamos fármacos cuando es necesario, y como algunos vecinos no saben leer hasta ponemos pictogramas o números para que sepan cómo tienen que tomar sus medicamentos».
Desde la Consellería de Política Social explican que aquellas residencias que no cuentan con convenio con el Sergas adquieren los fármacos en una farmacia privada, normalmente las más próximas. Centralizar el suministro de las de más de 90 usuarios, además del ahorro económico y de trabajo, permitirá liberar a los médicos de atención primaria, muy sobrecargados en la actualidad, de hacer recetas para más de 5.500 pacientes crónicos; reducir el número de contactos de los usuarios con los servicios asistenciales, tanto de primaria como de hospital; y hacer un seguimiento fármaco-terapéutico individualizado «que repercutirá na mellora dos usuarios de residencias».
La otra lectura es la de aquellas boticas que pierdan el suministro. El presidente del colegio de Ourense, Santiago Leyes, asegura que las grandes perjudicadas serán las pequeñas y del rural,
«Llevamos años reclamando que sean las farmacias del rural las que puedan suministrar medicamentos a residencias emplazadas en sus municipios. Esta sería una buena medida para ayudar a la España vaciada», explica.
El único punto sanitario
Héctor Castro, presidente del colegio de farmacéuticos de A Coruña, defiende el papel de este servicio en zonas no urbanas y la importancia de los centros sociosanitarios como fuente de ingresos, «el porcentaje de facturación que puede suponer una residencia en una oficina de farmacia es muy variable, pero en zonas de pérdida de población y mayormente envejecidas, cada vez supone una tasa mayor por el cambio del paciente envejecido de su propio domicilio a un centro sociosanitario. Estos pacientes deberían continuar siendo atendidos en la misma farmacia».
Y es que el modelo español de farmacia garantiza que el 99 % de la población dispone de una botica en su lugar de residencia, independientemente de la dispersión de sus habitantes, con población envejecida o en lugares que pierden habitantes cada año, «y en donde estos establecimientos sanitarios prestan un servicio fundamental». En muchas ocasiones, añade Castro, «y de forma más pronunciada en el rural, se trata del único punto de acceso al sistema sanitario».
En Covelo, Sara González sigue suministrando los fármacos de los usuarios de la residencia, que pertenece a la Fundación San Rosendo, con la otra botica del concello «y no hay absolutamente ningún problema, creo que es como debe ser por el bien del pueblo», concluye.
Medicamentos para la demencia, la hipertensión o antiulcerosos
Los medicamentos que más se sirven a las residencias de mayores coinciden con el perfil farmacológico de este intervalo de edad en la comunidad. El grupo terapéutico más destacado es el dirigido al sistema nervioso central, con fármacos como los analgésicos, los antiparkinsonianos o medicamentos para la demencia. El segundo grupo más prescrito es el del área cardiovascular, con medicamentos entre los que se encuentran aquellos que tratan la hipertensión arterial o la insuficiencia cardíaca. El tercer grupo es el del aparato digestivo, fundamentalmente antiulcerosos, como el omeprazol. También se dispensan muchos tratamientos que afectan a la coagulación de la sangre o fármacos urológicos.
Polimedicados
Muchos de los usuarios de los centros sociosanitarios son pacientes polimedicados, es decir, toman seis o más fármacos de forma continuada, por lo que el control de su tratamiento por parte de los profesionales de farmacia es esencial. En Galicia hay unas 150.000 personas en esta situación, la mayoría personas de edad avanzada.
