La posición del BNG sobre la guerra tensiona los últimos careos entre Feijoo y Pontón

Juan María Capeáns Garrido
juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

La única pista sobre su salida del Parlamento: «O curto espazo de tempo que me queda de presidente da Xunta é maior que o que terá vostede no futuro»

10 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«Se me acaba la libreta», comentó Alberto Núñez Feijoo a los reporteros gráficos segundos antes de iniciar una de sus últimas sesiones de control en el Parlamento. Se refería al cuaderno en el que lleva anotadas ideas, datos y réplicas para sus intervenciones en el hemiciclo. Una apreciación cargada de ironía, porque el presidente sabe que no le quedan demasiadas fechas en el calendario para debatir en O Hórreo.

Si el termómetro para conocer el tiempo que le resta a Feijoo en la política gallega se midiese por el nivel de afabilidad o cortesía en la Cámara, se podría concluir que tiene cuerda para rato, porque los niveles de bronca con el BNG y las escaramuzas con el PSdeG fueron igual de intensos que los que se reprodujeron en los últimos años en los meses previos a unas elecciones.

En esta ocasión ni la portavoz nacionalista ni el presidente tuvieron que retorcer su retórica para decir lo que querían decir, porque Ana Pontón le preguntó directamente: «Cando pensa dimitir?». La respuesta llegó al final, en el segundo turno de réplica y con un augurio del líder popular. «O curto espazo de tempo que me queda como presidente da Xunta é maior que o que terá vostede no futuro». Fue lo más sutil que se dijeron ambos líderes, que mantuvieron un tenso debate en el que emergió, como era previsible, la incapacidad del Parlamento para pactar una declaración institucional contra la guerra, un hecho que Feijoo atribuyó a la falta de «humanidade» del Bloque. En un rápido repaso a asuntos de actualidad, acusó a Pontón de quejarse del precio de la luz tras apoyar a Pedro Sánchez, de pedir un concierto como el vasco e ir de la mano de Bildu a las elecciones y de la «última gran achega do BNG na política galega: defender as posicións de Putin». Antes del reproche, el popular insinuó que toda esta situación en torno al posicionamiento nacionalista por la invasión de Ucrania se produce porque el Bloque está fracturado: «Vostede non lidera o BNG, e cando un non lidera, teno que tapar insultando ao outro», argumentó.

El todavía presidente gallego, que aseguró que no va a incurrir en incompatibilidades y que va a cumplir sus responsabilidades «até o último instante», afirmó que no va a generarle problemas a Galicia —«un non rexeita a súa nai»— y trató de defender su permanencia en el puesto desviando el punto de mira hacia el PSdeG. Feijoo retó a Pontón a que le pida al secretario general de los socialistas, Valentín González Formoso, que deje alguno de sus cargos —alcalde, presidente de la Diputación coruñesa y líder del partido—, después de sugerirle que se «autoformule» la pregunta de si ella misma debe dimitir tras las derrotas electorales de los últimos años.

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Vostede é pai, eu son nai

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La portavoz del BNG también elevó el tono respecto a las declaraciones de los últimos días exigiendo la salida urgente del presidente, al que acusó de irse a Madrid a liderar el Partido Popular «da corrupción e da falta de ética», en referencia al uso de las diferencias que ha generado la guerra en Ucrania para atacar al BNG. «Vostede é pai, eu son nai e estes días vemos imaxes que parten o corazón: como pode usar esa dor e vir a mentir a esta Cámara?», se preguntó, calificando la estrategia de «indecente». Sin abandonar esas apelaciones a los sentimientos, Pontón le deseó a Feijoo que en su nueva etapa «non teña que sufrir as mentiras» que la nacionalista le atribuye en su desempeño político durante los últimos trece años. Y ante la falta de respuestas concretas, ofreció la suya: «Dimita, porque Galicia non se goberna por teléfono».

Minuto de silencio conjunto

Pese a los roces, los diputados sí participaron unidos en el minuto de silencio que convocó el Parlamento «en memoria das vítimas da guerra e como sinal de repulsa contra a invasión de Ucraína». Una motivación lo suficientemente escueta y concisa para no echar más sal a la herida política.