Este año alcanzan la edad de retiro más de los que terminan el mir
08 may 2022 . Actualizado a las 13:04 h.La sanidad española afronta un problema colosal en la atención primaria: el modelo pivota en torno a la atención que presta el médico, pero no hay médicos. La carencia de facultativos lleva años dando señales de alarma y ahora en una pendiente de envejecimiento. En Galicia, hay 152 médicos de familia y 8 pediatras que en este 2022 cumplen 65 años y otros 273 que ya superan esa edad, según un informe de la Dirección Xeral de Recursos Humanos del Sergas, con datos de los profesionales que estaban en activo el 1 de febrero de este año. En otras palabras, 433 médicos de atención primaria superan ya la edad de jubilación o la superarán antes de que acabe este año.
En los centros de salud gallegos —sin contar los puntos de atención continuada (PAC) o los puestos directivos— trabajan 2.187 médicos de familia y pediatras, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad. Esas cifras son del 2020 y este año el Sergas reincorporó a personal ya jubilado para apoyar en labores burocráticas vinculadas al covid, conque las cifras pueden haber sufrido leves variaciones. Pero la foto final es la misma: el relevo generacional está complicado, porque uno de cada cinco médicos de familia o pediatras podría dejar de trabajar este año si quisiera.
Nadie cuenta con ello. Los doctores pueden ejercer hasta los 70 y en torno a la mitad suelen continuar el primer año. Después se produce una retirada progresiva. Entre quienes ejercen ahora hay 84 que nacieron en 1956, o sea, que este año cumplirán 66 primaveras. Hay 69 que tienen un año más, 53 con otro, 27 con otro, hasta llegar a 14 que cumplirán en estos meses 70 años. Pasados los 65, cuanto más avanza el calendario menos facultativos se animan a continuar. Pero como en general sí hay muchos que prorrogan su servicio activo, el Sergas dispone de un colchón.
Porque actualmente hay más candidatos a salir que candidatos a entrar. 152 médicos de familia llegan a los 65 en este 2022, pero solo 106 terminan su formación como médicos de familia este mes. Tendrán libertad para trabajar en un centro de salud, en un servicio de urgencias de un hospital, en el 061, en un PAC, en hospitalización a domicilio o en una clínica privada. Entre otros. Podrían incluso marcharse a otras comunidades o países, del mismo modo que pueden llegar a Galicia desde fuera. Pero aunque todos los mir de familia que terminan se quedasen en la primaria gallega, y eso es algo con lo que nadie cuenta en Sanidade ni por asomo, no serían suficientes para cubrir a los 152 que alcanzan los 65 ni, desde luego, para los otros 273 que ya hoy superan esa edad. Así que las prórrogas de los médicos se han vuelto imprescindibles para garantizar que la asistencia en los centros de salud gallegos siga siendo similar a la que es.
En el año 2013, con los recortes presupuestarios de la crisis, la Xunta decidió suprimir la posibilidad de que los médicos prorrogasen su ejercicio activo más allá de los 65 años. Este movimiento generó con una gran protesta del colectivo sanitario. En el 2016, Sanidade rectificó y empezó a recuperar las prórrogas de manera progresiva. Hoy por hoy, los datos dicen que es necesaria.
Los que vienen
Y va a seguir siéndolo. Porque en los años siguientes habrá otro aluvión de jubilaciones. Un total de 481 médicos de familia y pediatras tienen entre 62 y 64 años. En un plazo máximo de tres años habrán alcanzado los 65 y serán ellos quienes decidan jubilarse o continuar en activo. Los mayores de 61 años, por lo tanto, representan el 41 % de los facultativos de cabecera, que atienden a los pacientes en los centros de atención primaria.
Sanidade recuerda que ha convocado 106 plazas para centros de salud
La Consellería de Sanidade defiende que está tomando medidas para garantizar el relevo generacional. Una de esas medidas es la convocatoria de una oferta pública solo por concurso de méritos, que permitirá a 106 personas obtener una plaza fija de médico de familia sin un examen. Es una oferta especialmente dirigida a los mires que terminan la especialidad de familia este mes, que son, precisamente, 106, como destacó esta semana el conselleiro, Julio García Comesaña.
La Xunta también ha pedido una ampliación de las plazas en el mir de familia, para alcanzar las 206. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad confirmó a La Voz que no se incluirán en la convocatoria actual, de modo que este incremento de facultativos no tendrá impacto en la sanidad gallega hasta el 2027.
Otra de las peticiones del Gobierno gallego al central es la creación de la especialidad de medicina de urgencias, para que quienes hagan familia ocupen plazas en centros de salud y no se vayan a las emergencias de los hospitales.
También ha solicitado eliminar la tasa de reposición, que vincula las nuevas contrataciones con las jubilaciones.
Los jubilados que volvieron para ayudar con el covid podrán seguir todo el año si quieren
La sexta ola de la epidemia de covid-19 desbordó a la atención primaria. En enero, Sanidade intentó aliviarla con varias medidas, entre las que estuvo la contratación durante tres meses de 86 médicos de familia y pediatras que ya estaban jubilados y no llegaban a 70 años. En los últimos días, a estos profesionales rescatados del retiro se les ha ofrecido que se mantengan en su puesto. Fuentes de Sanidade dicen que se ampliará a todo lo que queda de año, ya que la normativa dictada por el Gobierno central para afrontar la crisis del coronavirus lo permite. Los médicos cobran el sueldo que percibían del Sergas antes de retirarse y también la pensión máxima.
Ignacio Jiménez, de 68 años, es uno de los primeros que volvieron y prevé continuar todo el año. «Estamos haciendo consulta telefónica. Nos iniciamos con problemas exclusivos del covid y cuando cedió la última ola ampliamos a otras patologías», explica, y «los resultados son francamente resolutivos». Él trabaja desde un despacho del centro de salud Rosalía de Castro, en Vigo, y está asignado al ambulatorio de Teis. Hay otros facultativos apoyan a dos centros y también hay otros que solo están a media jornada. «Yo tengo una agenda diaria de 40 pacientes», explica. Es una cifra equivalente a la del resto de facultativos. ¿A qué pacientes? A los asignados a médicos que registran las mayores demoras en el centro de salud al que está adscrito.
Jiménez siempre había tenido esta inquietud desde que estalló la crisis del coronavirus. En los primeros días de la pandemia, durante el confinamiento, había colaborado de manera voluntaria a llamar a pacientes diagnosticados que no estaban ingresados. Cuando el Sergas lanzó la nueva modalidad de contratos para jubilados, se apuntó. Y sigue.
La atención telefónica se centra en todo el proceso de las bajas laborales, no solo su concesión sino también su confirmación. También se utiliza esta vía para comunicar el resultado de pruebas analíticas o radiológicas. Y están los problemas derivados del covid, que aún se mantienen, aunque no ocupen toda la consulta. Ahora hay al menos tantos contagios como en enero, según Sanidade, pero desde hace poco más de un mes no se cursan bajas por coronavirus de manera automática ni se piden pruebas ni se dictan aislamientos y cuarentenas. Así que la burocracia del covid se ha reducido. Además, al principio los médicos eran nuevos, pero ahora ya tienen pacientes a los que han ido haciendo un seguimiento y, al conocer sus problemas y su historial clínico, actúan de forma más resolutiva.