El emérito se rodea de su círculo de confianza en Galicia, con Pedro Campos al frente, en su regreso a España después de dos años en Emiratos Árabes, y vuelve a navegar. La Zarzuela, mientras, guarda silencio sobre este retorno, por el que el Gobierno pide explicaciones
21 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Después de casi dos años fuera de España, Juan Carlos I volvió ayer a uno de sus lugares preferidos: el Real Club Náutico de Sanxenxo. Rodeado de su círculo de confianza de amigos gallegos y en medio de una enorme expectación, Juan Carlos I entró al Náutico aclamado por cerca de medio millar de vecinos y visitantes. Allí le esperaban también unos doscientos periodistas que se acreditaron para cubrir la visita del exmonarca, una cifra a la que habría que sumar varias decenas que no llegaron a acreditarse, algunos procedentes de diferentes países, caso de Portugal o Francia. Pero todos se quedaron con las ganas de escucharle: el emérito declinó hacer declaraciones tras esta larga estancia en Abu Dabi (Emiratos Árabes), adonde regresa la próxima semana, aunque antes se espera que se vea en Madrid con su hijo Felipe VI. Es una visita que ha provocado, también, un fuerte revuelo en la política nacional, con el Gobierno reclamando que dé explicaciones, y el PP defendiendo el derecho del borbón a regresar.
«Está muy contento, muy satisfecho de estar aquí, en Galicia, y del recibimiento que le han hecho que ha podido ver desde el coche viniendo desde el aeropuerto», destacó uno de sus conocidos que le aguardaba en la sede del RCNS. Quien entre el 2012 y el 2018 ejerció de alto comisionado del Gobierno para la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros, señaló que Juan Carlos I, tras su estancia fuera de España, les ha trasladado «una sensación de haber conseguido algo por lo que lleva dos años luchando. Es como el que se prepara para algo con un cierto calendario y, por fin, llega. Está encantando, muy feliz...». Él aquí se siente muy bien. Ya sabe que la gente le trata bien», añadió este amigo del exmonarca, convencido de antemano de cómo sería recibido a su llegada a Sanxenxo: «Contaba con los gallegos».
«He encontrado al rey muy bien de salud, muy bien físicamente. Tiene los problemas que todos vemos de movilidad, pero lo he visto con muchas ganas, con mucha ilusión y estamos muy contentos de que esté otra vez entre nosotros», señaló el alcalde, Telmo Martín. Unas horas antes había desayunado con el emérito, momento en el que le confirmó que regresará a Sanxenxo en junio. Y de nuevo a Sanxenxo: «Va a venir a defender el título de la Copa del Mundo de la clase 6M». En este caso la estancia podría alargarse hasta los diez o doce días.
El regidor no se mordió la lengua a la hora de criticar a quienes reclaman explicaciones al exmonarca: «Tenemos cosas más importantes que estar haciendo caso a personas que se dedican a andar... [silencio] Creo que los políticos en España tendríamos que dedicarnos a trabajar por los ciudadanos, que es por lo que nos eligen».
Martín tachó de «ingenuo» a quien pudiera creerse que la primera visita de una persona que ha estado cuarenta años al frente de la Jefatura del Estado y que lleva dos residiendo en el extranjero «podía pasar inadvertida o con discreción», algo que también ha censurado el Gobierno.
Telmo Martín añadió que Juan Carlos I le trasladó que «está contentísimo de estar aquí otra vez: ‘‘Estoy muy emocionado, te quiero agradecer la acogida que me dais aquí siempre. Yo siempre estoy en deuda con Sanxenxo’’». Palabras a las que el regidor respondió: «No, somos nosotros los que estamos en deuda». Entiende este alcalde del PP que la repercusión mediática «no hay dinero que la pague».
Tras su llegada al náutico, Juan Carlos I salió hasta los pantalanes. Se fotografió con la tripulación del Bribón, el barco con el que ganó el Mundial de 2019 en Finlandia, pero finalmente no competirá. Se subió a bordo de una zódiac del Náutico, de nombre Cristina. Poco después del mediodía, sin bastón, pero apoyándose en su acompañante, fue recibido por la tripulación. Se quitó la gorra para una foto con ellos y se metió en la lancha auxiliar para seguir la regata.
Optó por permanecer junto con su amigo y anfitrión Pedro Campos en el barco de acompañamiento. No compitió y fue Ross McDonald el encargado de llevar la caña del Bribón 500, del armador José Cusí. Todo parece indicar que en alguna de las mangas de hoy y mañana el rey emérito tomará las riendas. «Vigentes campeones del mundo y de Europa, han navegado de forma consistente ganando las dos pruebas de hoy», destacaron desde el RCNS.
Durante el resto del fin de semana, Juan Carlos I no estará acompañado por su hija Elena, quien se despidió de su padre en la misma sede del Real Club Náutico de Sanxenxo para viajar a Sevilla.
A las seis de la tarde regresó a tierra y al pasar a la altura de los periodistas, muy sonriente y con la ventanilla del coche bajada, les dijo «muchas gracias». Posteriormente, montó en el coche de Campos y regresó a la vivienda de su anfitrión.
Críticas de los partidos del Gobierno
Ya no son solo las fuerzas a la izquierda del PSOE, los socialistas se han sumado a las críticas a la visita del rey emérito a España. La más ácida fue la de la ex vicepresidenta Carmen Calvo, que escribió en su cuenta de Twitter: «Hoy suben las temperaturas en todo el país, gran bochorno en Sanxenxo». Es llamativo que la que fuera número dos del Gobierno y quien negoció con la Casa del Rey la expatriación a Abu Dabi en agosto del 2020 utilizara el lenguaje más duro.
El Gobierno y el PSOE se han limitado a mostrar respeto por su decisión de regresar a España y señalar que era un asunto que competía a la Casa del Rey. La única licencia ha sido reclamar explicaciones sobre sus negocios particulares y su fortuna oculta, aunque el portavoz de la dirección del PSOE, Felipe Sicilia, dio este viernes un paso más y puntualizó que debe «no solo una explicación, sino también una disculpa». Pero también hay quien pide mesura, como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, porque Juan Carlos I «pudiendo merecer critica, lo que no merece es ensañamiento».
En la Moncloa se considera que el viaje con toda la parafernalia que le ha rodeado no beneficia a la institución monárquica. Yolanda Díaz, la vicepresidenta segunda y referente de Unidas Podemos en el Ejecutivo, apuntó que todo esto es un «calvario» y una «agonía» para la Corona.
En el Partido Popular, los presidentes de Galicia y Madrid se refirieron también a la vuelta del emérito. Alfonso Rueda destacó el «cariño» con el que fue recibido. «Onte [por el jueves] puidemos ver o cariño co que o recibiu moita xente e, insisto, ten todo o dereito do mundo para escoller calquera lugar para se desprazar e estar en España», remarcó el mandatario gallego, que valoró que «dende o punto de vista da promoción» turística, que el rey emérito haya escogido Galicia «non é unha mala noticia en absoluto». La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, deseó «lo mejor» para Juan Carlos I y destacó la figura de Felipe VI como «más importante que nunca».
La Zarzuela, entretanto, asiste en silencio a los avatares de la visita. Desde el comunicado que emitió el miércoles por la noche para informar del retorno, no ha hecho ningún comentario. Ni siquiera ha informado en la agenda semanal de la Casa del Rey del encuentro que mantendrá el rey con su padre el lunes. Ese día aparece en blanco porque es un acto privado. No se sabe, por tanto, qué formato tendrá, si será un almuerzo, un saludo, o quiénes acudirán a la cita, además del rey y su madre la reina Sofía.