Diez meses de espera para lograr una plaza en una residencia de mayores en Galicia
GALICIA
Hay 21.888 camas, 13.000 se pagan con fondos públicos y tienen a mil solicitantes aguardando
20 dic 2022 . Actualizado a las 10:26 h.Forcarei es el paradigma del envejecimiento poblacional de Galicia, su Casa da Xuventude está siendo transformada en un centro de día para mayores. La comunidad gallega sobresale respecto al resto del Estado en número de espacios diurnos para la atención y estimulación de ancianos. El informe anual que confecciona la Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales indica que Galicia cuenta con una cobertura en centros de día del 1,36 por cada cien mayores de 65 años, 0,30 puntos más que la media española.
Pero mientras dicho grupo profesional coloca a Galicia en vanguardia en número de plazas en establecimientos no residenciales para mayores, advierte también que una de las carencias de la comunidad es el bajo volumen de residencias que existen con financiación pública (autonómica, provincial y local). Los directores y gerentes de servicios sociales establecen en su radiografía del sector del 2021 que la cobertura de plazas de residencias en la comunidad gallega es del 1,92 % frente al 2,7 % estatal sobre el total de la población que ha superado el umbral de la jubilación.
El portal Envejecimiento en Red del Centro Superior de Investigaciones Científicas contabiliza en total 4.991 camas en centros residenciales públicos en Galicia y 16.987 en establecimientos privados, tanto creadas por empresas como por entidades sin ánimo de lucro; 21.888 plazas en residencias por tanto. La Consellería de Política Social concreta que son 13.000 el número de plazas sostenidas con fondos públicos, al sumar las de centros dependientes de diferentes administraciones y las sufragadas en instituciones privadas. Pero pese al número, ahí es donde se genera el cuello de botella del sistema y las listas de espera que desesperan a los familiares que tratan de lograr con urgencia un entorno adecuado a sus allegados que precisan atención.
La Asociación Galega do Sector da Dependencia estima que la lista de espera por una plaza pública o sostenida con fondos de las administraciones oscila entre nueve y diez meses, según Carlos Dosil, presidente de la organización y profesor del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación en el campus de Lugo. «Es un proceso muy lento y cuando se resuelve, en muchos casos los demandantes con grados de dependencia altos y muy altos, ya han muerto», asegura.
Advierte el presidente de la Asociación Galega do Sector da Dependencia que la demanda de plazas ha vuelto a dispararse y hace que haya bastantes residencias que han llegado a su tope de ocupación tras un tiempo de congelación de la demanda por la alta mortalidad que el covid causó en dichos centros. «Se necesitan más plazas, sobre todo en las ciudades, en especial en Vigo, A Coruña y Ourense», señala Dosil, aunque se declara defensor de seguir manteniendo este tipo de centros en el ámbito rural como motor económico y espacio de adaptación adecuado para muchos de los usuarios que proceden de ese entorno.
La Consellería de Política Social cifra en 940 las personas que conforman la lista de espera por plazas sufragadas con fondos públicos y que tienen su situación de dependencia reconocida. Mantiene la Xunta que «en muchos de estos casos ya se les ha ofrecido una plaza pública o incluso una ayuda para hacer frente al pago de un centro de otra titularidad, pero son declinadas por tener otras preferencias». Agrega Política Social que dependiendo de la capacidad económica del mayor y su grado de dependencia, los integrantes de la lista de espera reciben una prestación de hasta 900 euros.
La mayoría, en centros grandes
Galicia suma 333 residencias para mayores, siendo mayoritarias en la provincia de A Coruña las de más de 100 plazas y en el resto de las provincias las de menos de 25. Las primeras, los centros de mayor tamaño, acogen al 55 % de los mayores que viven en este tipo de centros y las pequeñas solo al 8 %, según los registros actualizados del CSIC. Sus investigadores revelan que solo en cuatro comunidades autónomas existen más residencias públicas que privadas: Castilla-La Mancha, Extremadura, Canarias y Baleares, por ese orden. En Galicia la relación es del 76,7 % privadas frente al 23,7 públicas, un balance que en el conjunto de España es del 70,5 frente al 29,5.
La Xunta sale al paso de la falta de camas residenciales y la lista de espera generada indicando que antes de que acabe el año se crearán 315 plazas nuevas, en proyectos en los que se apoyará la Administración autonómica para ofrecer nuevos puestos de carácter público. El Ejecutivo gallego añade que ha dado el visto bueno, además, a la construcción una residencia de cien plazas en Ribeira y otra de 58 en Antas de Ulla, así como a la ampliación de la existente en Cerdedo-Cotobade. Otras 900 plazas públicas serán puestas a disposición de la consellería en las siete grandes ciudades cuando se concluya un proyecto por iniciativa de la Fundación Amancio Ortega.
Solo dos unidades de geriatría en la tercera autonomía más envejecida de toda España
Galicia sufre un déficit en plazas de residencia para sus mayores, pero además se queda muy lejos de adecuar su atención sanitaria al progresivo envejecimiento de su población. Uno de cada cuatro habitantes en Galicia ha superado los 65 años y en provincias como la de Ourense, la más envejecida de Europa, son uno de cada tres los que ya han rebasado la edad clásica de la jubilación. Solo Asturias y Castilla y León tienen un índice de mayores superior al gallego, tasa que no hace más que crecer y lo seguirá haciendo en un escenario en el que se está cada vez más lejos del relevo generacional que requiere de un mínimo de 2,1 hijos por mujer y en el que las proyecciones de población del INE para dentro de trece años señalan que Galicia tendrá 130.000 mayores de 65 años más que ahora. Serán el 33 % de la población total, si no cambia la tendencia, y no hay nada que permita tener la esperanza de que así pueda llegar a ocurrir.
Esa misma evolución, aunque no tan marcada como será cuando el grueso del baby boom llegue a la jubilación, se ha estado dibujando en lo que va de siglo. Y pese a ello, Galicia lleva dos decenios con sus mayores atendidos de una manera integral en solo dos centros sanitarios de toda la comunidad. Lugo y Vigo cuentan con las dos únicas unidades públicas de geriatría. La Sociedad Galega de Xeriatría advierte desde hace años de la conveniencia de crear un servicio por ciudad al menos, para poder atender a los mayores con múltiples patologías de una manera integral, facilitando una realización de pruebas coordinada y la elaboración de diagnósticos teniendo en cuenta todos los síntomas y manifestaciones.
Unos 1.100 euros por cada cuidador, sueldo medio al mes para la atención en el hogar
La pregunta decisiva: optar por una residencia o buscar cuidador a domicilio. Pesa en favor de lo segundo el no descolocar al mayor de su ámbito doméstico y familiar, preferir un cuidado individualizado y tratar de cubrir con profesionales las horas en las que no hay allegados disponibles. Pero en números, el resultado de elegir una residencia o echar mano de cuidadores a domicilio suficientes para cubrir una buena parte del día, puede salir económicamente a la par.
Las tablas salariales vigentes en Galicia para un auxiliar de ayuda en el hogar establecen que su salario base asciende a 1.042,67 euros. Por trabajos en festivos y domingos se suman otros 19,47 euros, 34,75 más por festivos especiales y 21,63 en concepto de disponibilidad. Con dicho convenio, cada auxiliar de ayuda en domicilio cobraría unos 1.100 euros al mes trabajando cinco días a la semana, más el gasto en Seguridad Social. Plataformas extendidas por todo el país como Cuideo están ofertando puestos de cuidadores a domicilio a 1.248 euros con 40 horas a la semana.
La Asociación Galega do Sector da Dependencia estima que lo habitual es que en los casos de mayores que cuentan con escasa autonomía o que se quiere que no pasen ningún momento del día solos, haya que contratar al menos a dos personas para su atención. La cuenta subiría por tanto a 2.200 euros mensuales solo en salarios, y se puede incrementar algo más si los profesionales llegan al domicilio a través de las múltiples empresas que se dedican a proveer sus servicios, que añaden una cuota por su intermediación o son las que directamente pagan a los auxiliares. Estas empresas tienen que estar admitidas en el registro de entidades prestadoras de servicios sociales, y sometidas a las inspecciones que validan su idoneidad.
Precios de residencias
Frente a los 2.200 euros que costarían los sueldos de contratar a dos personas a domicilio, el buscador de residencias Inforesidencias apunta que el precio medio en Galicia para una persona en dichos centros se sitúa en 1.913 euros, cantidad que sube si la autonomía del mayor es baja y requiere de atención constante. La Asociación Galega do Sector da Dependencia maneja dos horquillas territoriales distintas para los precios de las residencias: entre sobre 1.800 euros al mes para un mayor válido en A Coruña y Pontevedra y 1.600 en Lugo y Ourense. Llega a 2.000 y 1.800 de media respectivamente si el anciano empieza a perder autonomía y saltan a partir de 2.200 y 2.000 si requiere cuidados continuados. El sector profesional de la dependencia en Galicia señala que gran parte de los mayores gran dependientes que ingresan en las residencias lo hacen después de que sus familias hayan optado antes por la atención domiciliaria, pero las necesidades de movilidad y sanitarias acaban por propiciar el cambio.
Desde las empresas de cuidado a domicilio se hace hincapié en el alto grado de intrusismo que registra el sector con personas con o sin formación, pero que no están dadas de alta ni profesional ni fiscalmente. El responsable de una empresa de Vigo señala que las familias suelen echar mano de allegados y vecinos para indagar sobre personas que puedan atender a sus mayores, «sin contrato de por medio, seguro y sin conocimientos adecuados, la mayoría. Buscan a alguien atento y amable, pero eso solo no es suficiente», añade la misma fuente.
Otra firma de A Coruña advierte que «hay muchas empresas que se atienen al convenio para pagar a sus empleados, pero otras no. Unas pagan kilómetros y otras no, hay mucha diversidad», estima su trabajadora social, que desvela que están quedando desiertos concursos públicos de atención domiciliaria «porque en las licitaciones las ofertas están yendo muy a la baja», añadiendo que el margen de beneficio empresarial no suele ser muy alto debido a la intensa competencia.