Los mininarcosubmarinos requisados en Algeciras serían indetectables navegando en las rías de Galicia

Javier Romero Doniz
Javier Romero VIGO / LA VOZ

GALICIA

Dron semisumergible usado por los narcotraficantes e incautado por la Udyco
Dron semisumergible usado por los narcotraficantes e incautado por la Udyco Policía Nacional

Los radares no captan la parte de la estructura saliente sobre el agua, y su color azul se camufla con el agua; se fabricaban para transportar cocaína procedente de Marruecos por el estrecho de Gibraltar

06 jul 2022 . Actualizado a las 11:20 h.

El I+D+I del narco no deja de pasmar a quienes ponen freno a semejante derroche de talento al servicio del mal. El último alarde tecnológico se diseñó de tapadillo en una nave industrial de Castellar de la Frontera, un pequeño municipio gaditano de interior, próximo a las costa, entre Sotogrande y Algeciras. Allí se fabricaban drones aéreos y semisumergibles diseñados para cruzar el estrecho de Gibraltar cargados de hachís o cocaína. A demanda. La operación Kraken destapó en los últimos días el ombligo de la trama y sus tentáculos, pero sobre todo afloró un método desconocido hasta ahora en España y el resto de Europa: la fabricación de mininarcosubmarinos que, como la mayoría de sus hermanos mayores, navegan a ras de agua para ser invisibles, pero con la importante diferencia de que estos se pilotan por control remoto.

La Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Comisaría de la Policía Nacional en Algeciras requisó tres modelos, aunque tiene constancia de otros dos ya finalizados y entregados para traficar en aguas del Estrecho. Su eslora mide 2,7 metros y tiene una estructura incrustada en vertical que sobresale un metro del agua. Es la única parte visible y, por eso, sus creadores la pintan de azul para camuflarse con el color del mar. «En las rías gallegas sería imposible detectar algo así», explican a La Voz en la Udyco de Algeciras antes de añadir: «Si lo lleva un barco y lo suelta a 15 kilómetros de la costa no hay forma de dar con ellos. Las rías gallegas son tranquilas, con muchos recovecos y esto navega semisumergido. Ya si lo hacen de noche, más difícil todavía. Ese metro de altura que sale del agua no es ni detectable para el radar o el sonar, no lo reconoce como un elemento de navegación. Si el narcosubmarino del 2019 [que llegó a Galicia y medía 30 metros de eslora] ya fue imposible de posicionar, este mucho más».

Material incautado por la Udyco
Material incautado por la Udyco Policia

La investigación define a estos artefactos como drones semisumergibles o vehículos semisumergibles no tripulados. Los 14 meses de pesquisas que implicó la operación Kraken, y la tecnología decomisada en los ocho registros de inmuebles realizados, permiten concluir que estos artefactos se equipan con motores dotados de dos turbinas para alcanzar una mayor velocidad. También que la fuente de alimentación son baterías, no combustible, que implicaría instalar un depósito y ocupar más espacio. Ya las labores propias del patrón se ejercen desde tierra, a mucha distancia: «Existe la posibilidad de manejarlos con un mando a control remoto, pero implica estar en una embarcación relativamente cerca para que alcance la señal y no perder el control. Pero la mejor opción, la que realmente se utiliza para estos casos concretos, supone muchos menos riesgos. Dotan a estos drones semisumergibles de un GPS, de manera que se pueden pilotar mediante una tableta a la distancia que se desee. Puede hacerse incluso desde Madrid o desde París, la tecnología lo permite...».

Primer plano de uno de los drones usados por los narcos
Primer plano de uno de los drones usados por los narcos Policia

La organización criminal encargada de fabricar los mininarcosubmarinos los vendía por unos 100.000 euros; una inversión rentable al compararse con las ganancias generadas si se completa un solo viaje con éxito. Cada casco tiene una capacidad de carga de hasta 200 kilos, que en el caso de la cocaína implica un porte valorado en 6,6 millones de euros (33.000 euros cada kilo). La novedad y rentabilidad de estos modernos medios de transporte supone igualmente un alivio para el mercado del narcotráfico en el Estrecho. Faltan planeadoras y la presión ejercida en mar y en tierra sobre estas embarcaciones tradicionales redobla la necesidad de buscar alternativas. De ahí que los fabricantes encontrasen compradores en Italia, Francia y Dinamarca. Ya en la Península, vendían sus artefactos en Cataluña, la Costa del Sol y en la comarca del Campo de Gibraltar.

Drones aéreos de 12 motores

Pero no solo de fabricar y vender mininarcosubmarinos vivía la organización desmantelada por la Udyco de Algeciras. Los drones aéreos eran su otra especialidad: algunos, partiendo de modelos industriales, eran modificados para llegar de Marruecos a Andalucía con una autonomía superior a los 30 kilómetros de vuelo. A mayores, se incorporaba en la parte baja una caja de fibra de vidrio para cargar la droga. Esa caja estaba igualmente acoplada a un motor que, desde lejos, se activaba para soltar esa especie de baúl con la mercancía dentro; un sistema que evita aterrizar el dron y minimiza la posibilidad de localizarlo.

Dispositivo que usan los narcotraficantes para la geolocalización de las embarcaciones, y que ha intervenido la Udyco
Dispositivo que usan los narcotraficantes para la geolocalización de las embarcaciones, y que ha intervenido la Udyco Policía Nacional

La misma organización, ya en otras naves de Andalucía, dotaba a todo tipo de vehículos con zulos para esconder droga. Alguno con capacidad para ocultar 800 kilos de mercancía, que finalizaba en la mayoría de los casos en Francia. Su otra vía de negocio, la más sencilla, recuerda también hasta qué punto, a veces, los planes más simples son igual de rentables que los sofisticados: ocultaban paquetes de droga en el interior de tablas de padelsurf, que son huecas. Un método hasta ahora inédito en España, igual que el de los mininarcosubmarinos, pero más simple, económico y, sobre todo, discreto.

La coca procedía de Marruecos, otra prueba de que no solo exporta hachís

Hace al menos cinco años que no todos los alijos que atraviesan el Estrecho, desde Marruecos, contienen hachís. La operación Kraken supone otra prueba del nuevo rol del país en el tablero mundial del narcotráfico, a caballo entre Sudamérica y Europa. La investigación de la Udyco de Algeciras evidencia que los mininarcosubmarinos se fabricaban para una organización de Francia, con integrantes de origen magrebí que los usarían solo para importar coca. La costa occidental de África es una bodega de polvo blanco, que luego llega por carretera a Marruecos para, finalmente, descargarse en España y Europa. En el Estrecho, la presencia de gallegos, y narcolanchas gallegas, no deja de crecer, por lo que está por ver si parte de esa coca la transportan también gallegos.