La descarga del mayor alijo de cocaína requisado a gallegos en un velero se organizó con claves cifradas
GALICIA
El juicio contra Carlos Silla y los otros tripulantes que transportaban 4.666 kilos comenzó en Lisboa tras un año en prisión provisional; en el velero se halló también un inhibidor de frecuencia y otros sistemas electrónicos diseñados para ser invisibles cruzando el Atlántico
24 sep 2022 . Actualizado a las 14:49 h.Carlos Silla (Vilagarcía, 1986) se sentó ayer por primera en un banquillo de acusados. Lo acompañaban Xavier Fontán Abad (Vilanova, 1993) y Jorge Humberto Guerrero (Perú, 1981). Ocurrió en el Campus de la Justicia de Lisboa, en el marco del procedimiento 308/21, que recoge todo lo relacionado con el mayor alijo de cocaína incautado a gallegos en un velero. 4.666 kilos (inicialmente se cifró en 5.200) repartidos en 183 fardos hallados el 16 de octubre del 2021 en el G-Siro, a unas 200 millas del litoral luso y con la proa orientada al estrecho de Gibraltar. Una operación millonaria de narcotráfico cuya descarga, sostienen la Policía Judicial y la Fiscalía, se consumaría siguiendo una hoja manuscrita con claves numéricas cifradas y los nombres de algunos días de la semana recogidos en un tabla igualmente trazada a pulso.
La prueba se halló en el registro del velero, igual que un inhibidor de frecuencia y otros sistemas electrónicos diseñados para ser invisibles. Insuficientes a ojos del Gran Hermano que escudriña día y noche el Atlántico: el Centro de Análisis y Operaciones Marítimas en materia de Narcotráfico (MAOC) detectó algo extraño en la estela de este velero a medida que se acercaba a la Península.
Ninguno de los acusados quiso responder a las preguntas del tribunal, al menos en la primera vista, celebrada ayer. Tan solo se identificaron y expusieron sus ocupaciones. Silla afirmó que es comercial de bebidas; Fontán, cocinero, y Guerrero, dijo, mecánico naval. Sí habló el inspector de la Policía Judicial que participó en el abordaje del G-Siro: «El MAOC informó el 11 de octubre de que se acercaba un velero que podría transportar estupefaciente, y se activó la investigación y las primeras diligencias. Se movilizó a la fuerza aérea [de Portugal] para ubicarlo y fotografiarlo, y el día 14 me subí a una patrullera de la Armada para salir a su encuentro».
El abordaje se consumó a las 2.30 horas del día 16, los fardos, detalló el inspector, ocupaban cada estancia y pasillo de este velero de 23,4 metros de eslora. Lucía nombre falso, también pabellón, de Holanda, que no coincidía con la documentación hallada a bordo. «Recibí autorización para llevar el barco y su contenido a puerto nacional [próximo a Lisboa]», añadió el inspector antes de proseguir: «Llegamos el 17, a primera hora de la mañana. Los detenidos tuvieron un comportamiento cordial en todo momento. Nosotros no sabíamos sus identidades, las descubrimos tras el abordaje». Fue entonces cuando entendieron la dimensión de los arrestos, más allá de la cifra récord de cocaína decomisada.
Silla y Guerrero estaban en busca y captura desde marzo del 2020 por su presunta relación con otro alijo, también millonario: 3.200 kilos requisados en marzo del 2020 en la ría de Arousa e igualmente transportados en velero por aguas del Atlántico. La Fiscalía en España reclama 18 años de cárcel para el arousano y 16 y medio para el peruano, que se sumarían a la pena que imponga el tribunal luso en caso de que los condene.
La defensa de Silla alega que las detenciones son irregulares para anular los cargos
La Fiscalía otorga a Carlos Silla la condición de patrón del G-Siro e insiste en la contundencia de las pruebas encontradas a bordo para tejer su relato incriminatorio. Pero la defensa de Silla insistió ayer, a lo largo de los interrogatorios planteados a funcionarios de la Policía Judicial de Portugal, en buscar grietas sobre la legitimidad del abordaje y la posterior detención de Silla y sus acompañantes en el G-Siro.
La vista inaugural celebrada ayer sirvió para dejar claro que la investigación comenzó a raíz de la información facilitada por el MAOC, un órgano oficial comunitario que trabaja con los principales países afectados por el narcotráfico transoceánico. También, según recordó el tribunal a la defensa del arousano, que su tesis, que busca minar los cimientos del procedimiento para anular los cargos, ya fue juzgada y rechazada en el último año por la instancia judicial superior, y que, por eso, no tenía sentido, ayer, mantener esa estrategia de defensa y de interrogatorio.
La defensa de Silla pidió también, recién iniciada la vista, que el procedimiento que ayer comenzó a juzgarse en Portugal se remita a la Audiencia de Pontevedra. Alega que esta causa se puede vincular al proceso judicial que el arousano tiene pendiente en los juzgados pontevedreses a raíz de la operación Tuneladora-Lince, por la que la Fiscalía pide para él una pena de 18 años de cárcel. Dos invesigaciones, la de Galicia y la de Portugal, que suman 7.866 de cocaína e implican dos acusaciones que sitúan a Carlos Silla como el alumno aventajado de la última generación de los narcos da terra.