«De la casa Escariz salieron en años de déficit donaciones de 100.000 euros»
GALICIA

La propiedad del emblemático edificio de A Coruña refuta la decisión del Gobierno coruñés de hacerse con ese inmueble. La disputa legal continúa
31 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Un espléndido edificio de 1931 en el Ensanche burgués de A Coruña, un filántropo indiano que ordenó donar a perpetuidad parte de los alquileres a los pobres y enfermos de la ciudad, dos párrocos y un abad designados albaceas y patronos de la fundación propietaria de la casa y un gobierno local que interpreta que el edificio le pertenece trenzan la disputa por la casa Escariz que desde hace meses se dirime en el juzgado a iniciativa del equipo de la alcaldesa, Inés Rey. El Gobierno socialista sostiene que el inmueble debió traspasarse en 1970 al hospital municipal, que ya no existe, y en su lugar, al propio consistorio.
El abogado Alfredo Losada, que representa a los tres patronos y albaceas del testamento de Manuel Piñeiro Pose (A Coruña, 1878-1940), un piadoso emigrante que marchó a Cuba a los 15 años y retornó a los 50 con un capital importante, ha revisado las cuentas de la fundación desde el 2015. «Por ley el 70 % de los rendimientos tienen que destinarse a donaciones, pero aquí ha habido años de déficit en los que se ha destinado bastante más, por encima de 100.000 euros, a pesar de cerrar el ejercicio en negativo. En siete años se donaron 900.000 euros. Los patronos entendían que había un compromiso con las entidades, que debía haber permanencia en el tiempo y así lo hicieron», explica el letrado, que insiste en que el abad de la colegiata y los párrocos de San Nicolás y Santa Lucía «no se han llevado ni un céntimo».
Los ingresos por alquiler de los dos bajos y las 28 viviendas (cinco vacías, incluido un ático de 181 metros cuadrados) con vistas a la céntrica plaza de Pontevedra están desfasados por «cinco o seis» contratos de renta antigua, el más bajo de 180 euros al mes y «alguno con derecho de subrogación» a favor del cónyuge o los hijos a la muerte del titular. El alquiler más elevado en estos dos portales con fachada unitaria, dos y tres viviendas por planta y pisos de 158 metros cuadrados no supera los 1.000 euros.
«Tuvimos una reunión con todos los inquilinos y lo que les trasladamos es que tenemos que velar por el cumplimiento de todos los contratos. Los firmó la fundación y lógicamente si dicen 30 años, son 30 años», indica Alfredo Losada, que asumió el caso en diciembre del 2021 a consecuencia del proceso emprendido por el gobierno local para hacerse con la titularidad del edificio a través del depósito en el juzgado de 172.336 euros con los que satisfaría la manda piadosa de Piñeiro Pose.
Desde el acuerdo adoptado por la junta de gobierno local en noviembre del año pasado y el salto a primera página de la disputa entre el equipo de la alcaldesa y los tres religiosos por la interpretación del testamento, varias familias han abandonado el edificio. «Hay varios pisos vacíos. Cuando nosotros llegamos había una vivienda desocupada, porque había fallecido el inquilino y algún familiar estaba retirando enseres. Y después otros lo fueron dejando. A lo largo de este año serán como dos o tres las que se van a vaciar», detalla el abogado, que avanza que estas viviendas ya no se alquilarán antes de la rehabilitación integral a la que se someterá el edificio.
«El patronato aprobará el proyecto antes de fin de año», estima Losada. La inspección de las cubiertas, los elementos comunes y la práctica totalidad de las viviendas ya se ha realizado, y la fundación está a la espera ahora de recibir las propuestas de los diferentes estudios de arquitectura con los que han contactado para elegir el proyecto final. Algún piso se encuentra en condiciones «inhabitables», apunta el abogado, y en las fachadas urgen obras de impermeabilización.
La casa Escariz, proyectada en la segunda mitad de la década de los años 20 por Eduardo Rodríguez-Losada Rebellón, uno de los arquitectos más solicitados por la burguesía coruñesa, está incluida en el catálogo de edificios protegidos con nivel estructural, lo que significa que ninguna intervención puede alterar la fachada, los patios, la distribución interior y otros elementos estructurales y tipológicos básicos.

«Estamos poniendo los cimientos para que sea una rehabilitación lo más moderna y respetuosa con el patrimonio que se pueda. Pasa el tiempo y son obras que hay que ir realizando. Estamos modernizando el ascensor de Paio Gómez pero los esfuerzos se van a centrar en el proyecto integral, en la mejora de la eficiencia energética, de la cubierta y lo que indiquen los técnicos. La fachada no se puede tocar, las escaleras tampoco. Se decidirá la mejor inversión para el edificio y para los arrendatarios, para la habitabilidad. Es una zona en la que pega el viento y la carpintería exterior hay que cambiarla entera, está muy afectada por salitre», indica el letrado, que admite haber profesionalizado en los últimos diez meses la gestión de los inmuebles, «el único capital, junto con una cuenta corriente, de la fundación», concluye.
«el Ayuntamiento quiere apropiarse de un edificio sin tener el derecho y la facultad para ello»
Los patronos de la Fundación Piñeiro Pose han recurrido la admisión a trámite del depósito de 172.336 euros en el juzgado por parte del ayuntamiento como primer paso para hacerse con la titularidad del edificio y se han opuesto a la consignación misma. También han presentado una demanda contra el acuerdo de la junta de gobierno local de acudir al juzgado, «que no fue refrendado por el pleno y entendemos que no se ajusta a derecho», señala el abogado Alfredo Losada. Ninguno de los procesos, anota, tiene como finalidad determinar la titularidad del edifico.
«Hay una interpretación interesada de una cláusula del testamento, sin tener en cuenta el resto y que hay unas personas designadas como albaceas que son las que tienen la obligación de velar por su cumplimiento y la facultad de interpretar ese testamento (...). Entendemos que el Ayuntamiento quiere apropiarse de un edificio, sin tener, con todos los respetos, el derecho y la facultad para ello», afirma.
En 1940, cuando los albaceas informan de la muerte del filántropo y su voluntad de donar unas rentas al hospital municipal, el gobierno local acepta «unas rentas, el producto de unas casas, pero no las casas —matiza Losada—. El legado es monetario y condicional». Cuarenta y seis años después, el 14 de mayo de 1986, cuando en María Pita se acuerda el cese de la gestión municipal del hospital, la fundación «estima en su prudente arbitrio y a su buen entender que debía destinar las cantidades a entidades que trabajasen con enfermos, pobres o desfavorecidos, siempre coruñesas, sin ánimo de lucro, fundaciones o similares como Cáritas, Padre Rubinos, Cocina Económica, Hogar Santa Margarita o Aspronaga».
Alfredo Losada subraya la disposición de la fundación a hacer pública su actividad y sus obligaciones. «Seguiremos con transparencia y dando toda la información (y nos gustaría que otras fundaciones hicieran lo mismo). Aquí se convoca el patronato con orden del día, se deciden acuerdos, el funcionamiento normal de cualquier fundación. Estamos corrigiendo pequeños defectos formales codo con codo con la Xunta y este último trimestre tenemos que presentar un plan de actuación para el que estamos abriendo cauces con otras entidades».