Un corredor de mercancías irrenunciable

Xosé C. Fernández INGENIERO T. DE OBRAS PÚBLICAS

GALICIA

03 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Por razones históricas y de volumen de actividad, las infraestructuras de transporte ferroviario que dan servicio a los puertos y áreas de actividad económicas del Mediterráneo siempre han gozado de mejores características y mayores recursos por parte de los Gobiernos de turno para desarrollarse y mantenerse que las del noroeste de la Península. El paso del tiempo y la pertenencia al espacio económico de la UE ha concienciado a Galicia y las otras comunidades del noroeste de la necesidad de disponer de las mismas oportunidades de comerciar y transportar sus mercancías —tanto las que necesitan como las que son capaces de exportar— que las comunidades que se hallan en el arco mediterráneo.

Por tanto, las necesidades de inversión en mejora y mantenimiento de las redes ferroviarias que permitan a Galicia competir en plano de igualdad con el resto de las comunidades de España deben formar parte de los planes gubernamentales y de las consignaciones presupuestarias de los años que siguen, a sabiendas de que serán apoyados, también, por subvenciones previstas en fondos europeos que es imprescindible no perder.

Las necesidades de Galicia pasan por el mantenimiento de nuestra más moderna y competitiva línea de mercancías, la que une Ourense con Medina del Campo vía Zamora, ahora liberada de tráfico de viajeros y con unas características que permitirían ofrecer ya el servicio de autopista ferroviaria. Esto debe ir acompañado de la mejora del eje Monforte-León, más antiguo, obsoleto y abandonado, puesto que Galicia no debe permitir quedarse con un único corredor umbilical, tras la experiencia de los frecuentes cortes de la línea que nos dejarían aislados del resto de España y Europa. Resumiendo: las comunidades que integran el noroeste de España, bañadas por el Atlántico y el Cantábrico, tienen derecho a ofrecer, y necesitan recibir, similares bienes y servicios que los producidos y que precisan las áreas geográficas de las comunidades bañadas por el Mediterráneo. Es pura justicia distributiva.