Para pasar el día de los enamorados con nuestra persona querida no hace falta ni un menú inflado de precio ni regalos prohibitivos; basta con salir de casa y acercarse a un rincón especial, como alguno de estos asientos con vistas incomparables
14 feb 2023 . Actualizado a las 15:34 h.14 de febrero. Y como cada año llega el Día de San Valentín, esa fecha ansiada por los románticos y repudiada por los agnósticos del amor y los escépticos que aborrecen su comercialidad. Y, aunque para mucha gente es un día como otro cualquiera, y más cuando cae en medio de la semana, lo cierto es que es una excusa ideal para salirse un poco de la rutina y vivir un momento especial con nuestra persona amada. Pero, a pesar de las muchas connotaciones comerciales que tiene la fecha, no todo van a ser cenas con menús inflados de precio o regalos prohibitivos. Hay muchos planes románticos para pasar con nuestros seres queridos que solo implican levantarse del sofá, salir a la calle y acercarse a un rincón especial a sentarse a contemplar el paisaje o alguno de esos espectaculares atardeceres que nos ofrece día a día Galicia. Y si algo hay en nuestra comunidad son bancos pintorescos en los que pasar esta tarde especial.
Ya que hablamos de amor, qué mejor que sentarse bajo la sombra del árbol de los enamorados. Ese senlleiro eucalipto compostelano, situado en la parte final del paseo de los leones de la Alameda y con más de un siglo de historia —120 añazos le echan—, tiene grabadas en su corteza decenas de promesas de amor. Nombres, mensajes y símbolos románticos que se tallaron con una navaja o una llave y ahí permanecen, imperecederos. Y, alrededor, ese banco que es como una sortija y donde podemos sentarnos a contemplar una de las mejores vistas de la ciudad, con la imponente fachada del Obradoiro en frente.
A solo unos pasos hay otro banco que tampoco se puede quejar de vistas. Eso sí, lo de «tres son multitud» es algo que el bueno de Valle-Inclán no entiende. Quizás no sea el asiento más apropiado para las parejas que disfrutan de la intimidad. Pero quienes no le hacen ascos a las relaciones abiertas o no les importa demostrar su amor en compañía pueden pasar también una buena tarde sentados en la misma Alameda con el creador del esperpento.
El romanticismo de una ciudad como Santiago está fuera de toda duda. Así que aún tenemos otro asiento ideal para el día de los enamorados. Ya dicen que buena parte del éxito de las relaciones es la comunicación. Y, para comunicación, nada mejor que la galería de los susurros, también —oh, sorpresa— en la misma Alameda. Se trata de ese banco en forma de semicírculo de 14 metros de diámetro en el que una persona puede escuchar perfectamente a otra que esté en el extremo opuesto aunque hable con susurros. ¿Qué mejor día que el de San Valentín para hacerse confesiones desde la distancia?
Pero para bancos para enamorados, y con permiso de los compostelanos, qué mejor que el de San Sadurniño, que ha sido considerado por muchos como el banco más romántico de toda Galicia. Su fama le viene por una frase ideal para este día que los dueños del mesón A Granxa le pintaron en su parte trasera: «Quérote… cada día máis». Ideal para una foto que demuestre nuestro amor.
También romántico es el banco de Padrón, un pequeño asiento en el que apenas caben dos personas, ideal para el día de los enamorados, en el que no hace falta nadie más.
Si hablamos de bancos, por supuesto, no nos podemos olvidar de el que empezó toda esta movida, «The best bank in the world» —aunque la palabra bank no se refiera precisamente a este tipo de bancos—. Es el de Loiba, en Ortigueira, y no hay duda de que, con esa vista de los dramáticos acantilados y ese espectacular atardecer, es un lugar más que apropiado para enamorarse todavía más.
Pero el interior no va a ser para menos. Si hay uno que rivaliza con el de Loiba, ese es el de Nogueira de Ramuín, «el mejor banco de la Ribeira Sacra», situado en Pena do Pobre y con vistas al dramático cañón del río Sil.
Con vistas al otro gran río de Galicia, el Miño, también hay opciones. Como el colorido banco del miradoiro de Toén, pintado con uvas y hojas de parra.
Quizás en Ferrol no esté el banco más romántico, pero poco le falta, porque allí está el más cuqui. En el Monte Ventoso, sobre la imponente playa de Doniños, con Covas y Prior al fondo, está este modesto asiento, en el que caben dos personas y gracias, que alguien hizo utilizando solo unos palés. Pero poco importa el material o la fabricación, lo importante es la compañía y esas vistas inigualables de la costa ferrolana.
La costa está llena de bancos inigualables, pero quien se lleva la palma es Sanxenxo, con tres asientos muy cerquita unos de otros. Cerca de la playa de A Lanzada, en Punta Faxilda hay dos, el conocido como Banco de Noalla y el de la Illa de Outeiriño, y que tienen la peculiaridad de que desde él se divisan tres rías diferentes: la de Vigo y sus islas Cíes; la de Pontevedra, con sus Ons, y también la ría de Arousa, con Sálvora en su entrada. En él, además, han colocado los vecinos una cadena que pretende facilitar que todos los enamorados que pasen por allí dejen unos candados como recuerdo de su devoción mutua.
Muy cerquita, al otro lado de la playa de Pragueira, también con vistas a los acantilados de Noalla, está el banco con el mensaje más bonito: «Grazas pola vida», una frase que tiene una preciosa historia detrás.
Y no frente al mar, sino ante una espectacular fervenza, está el banco más riquiño, en el que los enamorados pueden sentarse a disfrutar de la cascada de Parga y su relajante sonido del agua cayendo entre las rocas desde una altura de 8 metros. Allí, cuando atrona el caudal y en noches de luna llena, dicen que se oye el fantasma de una moza que llama al enamorado. Al suyo, claro, no al que se sienta en el Día de San Valentín a tu lado.
En un paraje excepcional con vistas a la costa, en Mugardos, está también otro de los bancos más bonitos del mundo, sin duda. Un pintoresco asiento con el color del mar.
Y también del color del mar es el banco con vistas al fin del mundo. Qué mejor lugar que pasar una tarde romántica viendo cómo se pone el sol por detrás del cabo de Fisterra. Este precioso asiento está en el cabo da Nasa, en Corcubión.
Bancos con vistas al atardecer hay unos cuantos. Pero pocos impresionan más que el del monte de San Lois, en Noia, con vistas a la ría y el precioso Monte Louro al fondo.
Y para disfrutar del atardecer, hay también un lugar idílico en la costa de A Mariña, en el banco en Xove desde donde se puede disfrutar de la vista de postal del faro Roncadoiro.
Por la misma A Mariña, pero ya en Viveiro, otro banco-mirador deja a todo el mundo estupefacto con sus vistas. Se trata del que hay en el monte Castelo, desde donde se observa el valle del Landro y la ría de Viveiro.
También estupefactos se quedan quienes van al banco de Os Picotiños, aunque este banco no ha corrido la mejor de las suertes. Hasta en dos ocasiones quitaron los vándalos, o a saber quién, este modesto asiento de madera colocado en el Alto da Fernandiña, en Cabana, con una espectacular panorámica del Esteiro do Anllóns.
La ciudad de A Coruña tampoco se puede quejar de asientos con vistas increíbles. No todos los enamorados del mundo pueden presumir de poder demostrar todo su amor mientras ven la silueta del faro más antiguo del mundo, y Patrimonio de la Humanidad. En frente a la torre de Hércules hay multitud de bancos con vistas al monumento.
Y desde el monte de San Pedro también podemos disfrutar, mucho más a lo lejos, de las vistas de la torre y del resto de la ciudad herculina sentados en un banquito de piedra.
Estos son solo algunos de los bancos que más romanticismo exudan. Pero no son, ni mucho menos, los únicos en los que podemos sentarnos con nuestra persona más querida y ver, juntos, la vida pasar ante nuestros ojos. Seguramente a solo unos pasos de donde vives encuentres ese bonito banco donde poder compartir este día de los enamorados.