Los conductores cambian de carril constantemente para evitar numerosos socavones, mientras el Gobierno sigue sin iniciar las obras de reforma y no aclara a los diputados del PP qué tipo de rodadura usará en la mejora de la autovía
24 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Los conductores que circulan a diario por la A-6 en Galicia conocen perfectamente los puntos negros y los problemas a los que se enfrentan cuando tienen que utilizar carriles con el firme destrozado, zonas parcheadas y nuevas capas de rodadura que dificultan la visibilidad en los días de lluvia.
Pero si desde hace años existe un grave problema en la circulación de lo que debería ser una vía de alta capacidad, con velocidades de 120 por hora, es en los setenta kilómetros que separan el municipio lucense de O Corgo del berciano de Villafranca del Bierzo. Tanto el Gobierno de Rajoy como el actual han tenido que intervenir en determinados momentos con parches de emergencia para atajar un problema crónico, que el firme de la autovía, con menos de 20 años, está destrozado, especialmente en las zonas de montaña de Lugo y León, y, en concreto, en los carriles derechos, los de aceleración y frenada, debido sobre todo al paso de los vehículos pesados.
Los rebacheos apenas duran unos meses. Los temporales de cada invierno y el tránsito de vehículos vuelve a levantar las zonas arregladas, pero además aparecen nuevos daños en el firme.
Acuerdo del 2017
Un acuerdo por unanimidad en el Congreso, de hace justo seis años, instaba al Gobierno a tomar medidas urgentes. Tras numerosas promesas y anuncios, hace cinco meses el Ministerio de Transportes adjudicaba por 8,1 millones de euros las obras de reforma entre los kilómetros 480 y 407, en sentido Madrid (en dirección A Coruña están licitados), pero nada más se sabe que la reciente respuesta que le dio a los diputados del PP de Lugo de que las obras comenzarán «cuando el tiempo lo permita».
Lo peor: entre Baralla y Becerreá
El tramo más dañado de la A-6 se sitúa entre los kilómetros 464 al 451. En los últimos días, el penoso estado en el que se encuentra el carril derecho de la subida a O Cereixal (Becerreá) está provocando que nadie se atreva a utilizarlo, ocupando los vehículos los otros dos carriles habilitados. El del medio hace meses que también está afectado por baches y roturas del firme al dejarse de utilizar el derecho. Lo mismo ocurre en el mismo tramo pero de bajada, en sentido A Coruña, donde a partir del acceso del área de descanso se suceden una serie de baches que amenazan la seguridad de los conductores si no se esquivan a tiempo. Los bandazos de los conductores llegan a generar riesgos al sorprender a otros que están adelantando.
Otras zonas muy dañadas de la A-6 son la subida, en sentido A Coruña, al alto de Sobrado, en Baralla; la subida y bajada a la altura de Becerreá, en el entorno del viaducto del río Saa (con sendos boquetes en ambas márgenes); o los kilómetros previos al túnel de Neira, que a pesar de ser una zona llana, la cantidad de manantiales y escorrentías de agua han destrozado el firme.
Las dudas de la reforma
Muchos conductores se quejaron hace años del pavimento que se utilizó para la reforma del firme de la A-6 en la provincia de A Coruña por la sensación de menos agarre y peor visibilidad con la lluvia que el primigenio.
Ante estas dudas, los diputados Joaquín García Díez y Jaime de Olano (PP) preguntaron en dos ocasiones al Gobierno qué tipo de aglomerado y de pavimento se iba a usar en la reforma de la A-6 en Lugo, que durará nueve meses. Querían conocer qué tipo de firme con mezclas drenantes se usarán «para favorecer una rápida evacuación de las aguas de lluvia muy frecuentes en la zona». Los diputados temen que se use una mezcla más económica y no ofrezca visibilidad cuando se circula detrás de otro vehículo en los días de lluvia o que haya menos estabilidad ante una frenada.
La respuesta del Gobierno no lo aclara: «La obra de rehabilitación del firme de la A-6 prevé las actuaciones técnicas necesarias, siendo el tipo de firme de rodadura el especificado para las condiciones climatológicas del tramo y su visibilidad invernal asociada».
Qué define el proyecto de reforma
La rehabilitación de la A-6, que tiene un plazo de ejecución de nueve meses, se realizará mediante fresado y reposición de las capas existentes, y el recrecido final de la capa de rodadura. «En aquellos tramos en donde no sea necesaria la rehabilitación estructural se aplicará solo una nueva capa de rodadura. Esta última solución será la empleada sobre los viaductos previo fresado del firme existente», explica el Gobierno.
En las zonas localizadas con mayor deterioro, y que fueron detectadas en un proyecto de reforma, las actuaciones consistirán en la demolición del firme actual, excavación, reposición con zahorra y disposición de nuevo firme. Asimismo, se procederá al repintado de las marcas viales afectadas por los trabajos de rehabilitación y a la adaptación de los sistemas de contención. También está previsto que se lleven a cabo obras complementarias como la reposición de espiras y estaciones de aforo y la reparación de las juntas de dilatación deterioradas de las estructuras. Todas estas actuaciones provocarán afectaciones al tráfico rodado, más allá del corte actual por el viaducto de O Castro.