El rey emérito completa su entrenamiento con el Bribón en aguas gallegas

GALICIA

Ramón Leiro

Juan Carlos I pasó más de dos horas navegando con su equipo por la ría de Pontevedra; luego regresó al chalé de su amigo Pedro Campos en Nanín

28 jul 2023 . Actualizado a las 17:03 h.

Aunque el tiempo en Sanxenxo está más desapacible que en la jornada del miércoles, con el cielo nublado y algo de viento, de momento las condiciones meteorológicas no han impedido que el rey emérito pueda hacerse a la mar a bordo del Bribón.

Juan Carlos I salió poco antes de las doce del mediodía del chalé de su amigo Pedro Campos en Nanín. Como en su visita anterior, la que realizó en el mes de abril, también para participar en una regata, el padre de Felipe VI dejó la vivienda sentado en el asiento del copiloto del coche de Campos, saludando con la mano a los medios y curiosos que aguardaban a la puerta, pero sin declaraciones.

Atracada en la punta del espigón del puerto de Sanxenxo le esperaba su embarcación, el Bribón 500, que ayer fue bajado al agua desde el dique seco para su puesta a punto. A él se dirigió el emérito, que llegó a la dársena con gorra clara y gafas de sol oscuras, y apoyado en su bastón. Vestía pantalón negro, camiseta blanca, cortavientos gris con el logo del Náutico de Sanxenxo en la manga, y deportivas blancas. Antes de embarcar, saludó a tripulantes y amigos que le aguardaban en el velero.

Además, también se acercó a un grupo de niños que llegaban de navegar por la ría y charló con ellos un momento. Como anécdota, Juan Carlos I preguntó a los pequeños si preferían el mar o la montaña. Todos dijeron que el agua, excepto uno, provocando una risa general.

En el espigón se acumulaba un nutrido grupo de curiosos, más que en su visita de abril, y entre ellos muchos turistas. Algún «Viva el rey» llegó a escucharse cuando Juan Carlos I se dejó ver en el puerto deportivo, y también en respuesta al saludo con la mano que brindó al público, tras pedírselo algunos de los congregados.

Expectación en el puerto deportivo de Sanxenxo
Expectación en el puerto deportivo de Sanxenxo Ramón Leiro

Antes de la una, el emérito se hacía a la mar. En la ría, varios veleros, y en el espigón aún muchos curiosos, de todas las edades, haciéndose fotos y vídeos con el Bribón de fondo. El plan para esta jornada de jueves pasaba por que el exmonarca participase en un entrenamiento, navegando por el campo de regatas de la entrada de la ría. Así lo hizo, durante algo más de dos horas y media. Pasadas las tres y media de la tarde, las embarcaciones volvieron a puerto. Se presume que el equipo comió a bordo. Ya en tierra, don Juan Carlos volvió a subirse al coche de Campos y, antes de ponerse en marcha, estuvo varios minutos departiendo con un amigo. Luego, emprendió el regreso al chalé de Nanín donde está pasando estos días.

Durante el entrenamiento, en el velero, además del padre de Felipe VI, estuvieron su amigo Pedro Campos, y los deportistas Jane Abascal, Roi Álvarez, David Louzao y Ross MacDonald. El Bribón estuvo acompañado en este adiestramiento por otra embarcación, el Titia de Mauricio Sánchez, que también participará en la competición de este fin de semana, en la que estarán además el Aida, el Stardust, el Ian, y el Ali Baba.

El Bribón (al fondo, con vela negra) ya en la boca de la ría
El Bribón (al fondo, con vela negra) ya en la boca de la ría M. G.

La prueba oficial, el Trofeo Hotel Carlos I de Silgar de la clase seis metros, se celebrará el sábado y el domingo. Para el viernes estaría previsto un segundo entrenamiento, pero, de momento, el pronóstico meteorológico anuncia lluvia. De cumplirse, Juan Carlos I podría no participar en el adiestramiento.

Este jueves, sin embargo, el tiempo está siendo bueno. Hay nubes y una ligera brisa, y no hace el calor intenso que se registró en Sanxenxo días atrás. De hecho, desde el Náutico consideran que está una mañana ideal para barcos como el Bribón, al haber unas condiciones de mar muy buenas y poco viento.

Por el momento, la visita sigue el mismo guion que la que realizó en abril, cuando pisó España por segunda vez desde que en el año 2020 se fue a vivir a Abu Dabi. Como entonces, se aloja en casa de un buen amigo, mantiene un perfil bajo, no hace declaraciones, y disfruta del mar y la buena mesa de Galicia. Un guion mucho más discreto que el de su primer viaje tras su autoexilio, en mayo del 2022, cuando sí hizo algunas declaraciones que le costaron tensiones con su hijo, Felipe VI.